JUEVES 14 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť Gilberto López y Rivas Ť

El mayor Félix Serdán

ara muchos compatriotas la política es vista como una actividad humana que conlleva una importante carga peyorativa. Semánticamente se le asocia con corrupción, arribismo, burocracia, falta de escrúpulos e, incluso, narcotráfico y crimen organizado. De hecho, no es posible soslayar que en las elecciones del 2 de julio -consideradas por varios analistas como muy concurridas- hubo alrededor de 40 por ciento de abstencionismo. Si bien no todos los ciudadanos se abstuvieron por las mismas causas, este dato refleja un gran descontento o una profunda desconfianza hacia las instituciones del Estado y la política en su conjunto.

Esta lectura de la política, elaborada a partir del sentido común de millones de personas, encuentra también fundamento en la actitud y en las acciones que, desafortunadamente, han comenzado a proliferar en políticos y dirigentes sociales que se definen de "izquierda". Así, el pragmatismo que implica ocupar cargos públicos más allá de las caracterizaciones ideológicas y los proyectos de nación, asegurar un ingreso salarial sin importar para quién se trabaja, negar una memoria y un pasado en aras de la "chamba útil", reproducir prácticas clientelares y corporativas para mantener una base social cautiva, velar por intereses privados antes que colectivos... todos ellos son fenómenos que han venido a eclipsar esa otra cara de la política, que encuentra su punto de partida en la resistencia a la mercantilización y en la congruencia con los principios y las causas populares.

Son muchos los personajes políticos que a lo largo de la convulsionada y sangrienta historia de nuestro país se guiaron en sus acciones por el horizonte de una sociedad más justa y equitativa, que cuestionaron la explotación y la discriminación y lucharon por los desposeídos sin pedir nada a cambio, sin otro interés que transformar las relaciones de dominación que impiden el desarrollo de una sociedad basada en la justicia social y la libertad plena de los seres humanos.

Don Félix Serdán, un joven de 83 años que se inició en la lucha revolucionaria en 1942 y que combatió al lado de Rubén Jaramillo desde que se levantó en armas, en 1943, hasta su muerte, el 23 de mayo de 1962; que nunca dejó de participar a lo largo de estas décadas en la izquierda clandestina y legal, en la defensa de los derechos de los pueblos indios y la clase campesina; depositario de la bandera del Congreso Nacional Indígena y a quien el EZLN otorgó el grado honorario de mayor insurgente, es un ejemplo vivo de estos personajes que enaltecen ese otro momento ético de la política, cuyo objetivo fundamental no radica en la conquista de parcelas de poder sino en la reivindicación de un orden civilizatorio distinto.

A pesar de sus años incansables de lucha, de su digna pobreza material, el mayor Félix Serdán no ha dejado de mirar por los otros. Hoy tiene el propósito de construir un centro cultural que con el nombre de Rubén Jaramillo pretende dar un beneficio a la comunidad estudiantil de los municipios de Jojutla, Zacatepec y Tlaquiltenango, de su natal Morelos. "El centro cultural -afirma don Félix- es un lugar planeado para diversas actividades cuyo propósito es ayudar a formar a las jóvenes generaciones en el amor a la patria y en el interés por las luchas del pueblo mexicano; el centro estará dedicado, particularmente, a brindar información acerca del movimiento que encabezó Rubén Jaramillo, quien fue un maestro para todos los que le seguimos. Sus enseñanzas prendieron en mí el ideal de una transformación profunda del país. Para lograr ese cambio necesitamos formar a hombres y mujeres comprometidos con su gente, con su pueblo."

Personalmente me he comprometido con este infatigable luchador social para que por medio de este espacio periodístico demos a conocer su proyecto para el cual requiere de una importante dotación de libros y de fondos económicos de personas, organizaciones o empresas que estén dispuestas a realizar donaciones (cuenta maestra a su nombre número 7960992, Banamex, sucursal 107 de Cuernavaca, Morelos).

En la medida en que apoyemos este tipo de proyectos podremos refrendar esa política que escapa a la perversión del individualismo y el oportunismo. Enhorabuena por el Centro Cultural Rubén Jaramillo, que auspicia el mayor Félix Serdán.