LUNES 11 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Apoya la Iglesia salvadoreña el espionaje telefónico propuesto por el gobierno
Sepultan a víctimas de la matanza de El Mozote
Ap, Afp y Reuters, El Mozote, 10 de diciembre Ť Cientos de salvadoreños participaron esta madrugada aquí en la inhumación de los restos de 37 campesinos --en- tre ellos 22 niños-- que fueron asesinados hace 19 años por el ejército durante la guerra civil en lo que se conoce como la "matanza de El Mozote".
Según testigos, entre el 11 y el 13 de diciembre de 1981 el batallón Atlacatl, desarticulado tras los acuerdos de paz firmados en 1992, asesinó a unos mil hombres, mujeres y niños en El Mozote, Ranchería, Cerro Pando, Los Toriles y La Guacamaya, tras acusarlos de apoyar con refugio y alimentos al insurgente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
La Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, por su parte, señala que murieron unas 765 personas.
En abril pasado forenses argentinos exhumaron las osamentas de 37 labriegos, cuyos restos fueron velados el sábado en la aldea de El Mozote, localizada a unos 200 kilómetros al noreste de San Salvador.
En 1992 fueron exhumados 147 cadáveres de campesinos asesinados.
Después de una misa oficiada por el sacerdote belga Rogelio Poncele, niños y adultos cargaron los ataúdes y sepultaron a seis de las víctimas en El Mozote.
Las restantes osamentas fueron trasladadas al cementerio de la vecina localidad campesina de Jocoatique.
Rufina Amaya, de 60 años de edad y la única sobreviviente de la matanza, se declaró "orgullosa por la gente que nos acompaña para repudiar esta masacre que sucedió aquí en el pueblo. Esta pesadilla es inolvidable, los años pasan y las heridas y el dolor siempre están con nosotros".
La mujer relató una vez más cómo sobrevivió a la matanza al esconderse detrás de un manzano rodeado de maleza, desde donde observó como los militares concentraron a todos los habitantes en la plaza local, separaron a hombres y mujeres y en el pequeño convento de la localidad reunieron a los niños para a continuación asesinarlos.
Entre las víctimas de la masacre se encuentran todos sus familiares, incluidos su esposo y sus cuatro hijos, todos ellos menores de 10 años.
Por otra parte, la Iglesia católica salvadoreña se declaró en favor del espionaje telefónico propuesto por el gobierno de Francisco Flores para combatir los delitos.
El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, afirmó que la intervención telefónica "sería lógica en los casos de secuestros, en casos puntuales".