DOMINGO 10 DE DICIEMBRE DE 2000
Por la paz y los derechos indios
De Chiapas hasta el corazón de México
La peregrinación indígena encabezada
por las organizaciones Las Abejas y Xi'Nich (Hormigas) arriba esta
semana a la capital del país. Han caminado más de mil
300 kilómetros para demandar una paz digna en su tierra. Llegan
para exigirle al gobierno que cumpla los acuerdos de San Andrés, que acabe con la
guerra contra las comunidades indígenas chiapanecas y desarme a los grupos paramilitares. A
la nación entera, estos peregrinos le piden establecer una nueva relación con
los pueblos indios de todo México.
Cargan con ellos la sombra de Acteal
Heidi MOKSNES
Después de casi dos meses de un largo caminar desde Chiapas, los indígenas de las organizaciones Las Abejas y Xi'Nich arribarán a la ciudad de México, y a su destino final, la Basílica de Guadalupe.
Los peregrinos de Xi'Nich ya habían caminado esta distancia en 1992, mientras que para los integrantes de Las Abejas es su primera vez. Muchos de los caminantes nunca habían salido de Chiapas.
Para Las Abejas las peregrinaciones no son algo nuevo. Estos tzotziles católicos han sido fieles a la línea del obispo jubilado Samuel Ruiz. En una ocasión caminaron desde Acteal hasta la cabecera de su municipio San Pedro Chenalhó. En otro momento, junto con otros creyentes mayas, llegaron hasta la catedral en San Cristóbal de las Casas. Y ahora al Distrito Federal. Con su peregrinar frecuente han creado una expresión colectiva, con sentidos múltiples.
El antropólogo Víctor Turner ha descrito la peregrinación como un estado de liminalidad y comunitas, que transforma a sus participantes. Aunque la peregrinación que ahora llega al DF ciertamente ha dejado un impacto grande sobre las personas que han participado, creo que su capacidad transformadora principal tiene otro enfoque.
Considero que los indígenas de Las Abejas y de Xi'Nich, los que han caminado y los que se han quedado en sus comunidades, ven la peregrinación como un esfuerzo de transformar la relación entre ellos y el Estado mexicano, representado por el gobierno federal.
El poder de la peregrinación está en que enlaza Acteal con la ciudad de México. Desde la matanza en 1997, la comunidad de Acteal, rodeada de campamentos con 10 mil desplazados sanpedranos, ha sido transformada en la Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal. Para muchos, el lugar simboliza la violencia política y la injusticia contra toda la población maya. Al otro lado de la travesía, la capital tiene su importancia como el centro del poder político de la nación. Además de esto, el Cerro del Tepeyac es el lugar sagrado de la Virgen de Guadalupe, con una carga simbólica para los indígenas mexicanos.
Con su larga caminata a pie, a través de mil 381 kilómetros, los peregrinos han llevado la periferia política -y cultural- hasta el corazón del país. Piden "a Santa María de Guadalupe su maternal intercesión en nuestras necesidades"; que influya en el gobierno federal para que detenga la violencia y haga justicia. Así, invocando a la principal imagen religiosa de México, integran en una sola entidad social y en un solo código moral a ellos mismos, a los gobernantes y a los demás ciudadanos. Con base en ese código es que exigen justicia.
Es un reclamo de ciudadanía. También es un reclamo de normas generales. No sólo dadas por Dios, sino también establecidas por las leyes nacionales y los convenios internacionales. Los peregrinos aspiran a hacer de sus comunidades y de sus vidas personales parte integral del Estado nación mexicano y de la comunidad global de la humanidad. Pero están entrando a esta arena de manera crítica y exigente, llevando años de experiencia dentro de la vida nacional y del orden global presente.
El ser integrantes de pueblos altamente marginados y caracterizados -según otros y según ellos mismos- por su humildad requiere valor, para no decir coraje.
*Una larga historia del PRI con los indios
Cuando yo conocí a Las Abejas, hace cinco años, todavía no eran muy conocidos fuera de Chenalhó y de la diócesis de San Cristóbal. Apenas habían empezado a verse como parte de la política nacional, pero estaban desarrollando esta participación rápidamente.
Junto con las bases de apoyo zapatistas, Las Abejas formaban la oposición al PRI en Chenalhó y a los caciques locales en el poder. En aquel tiempo, a su lado estaban también los pocos miembros del Frente Cardenista que no habían entrado al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Todos estos grupos, lo mismo que los priístas, tenían sus vínculos y aliados fuera del municipio. También eran conscientes de que formaban parte de una dinámica política más amplia que la local. El EZLN y el gobierno federal estaban todavía negociando, y cada grupo se veía participando en un proceso que no sólo iba a definir el futuro de Chiapas, sino de todo el país.
Como en todos los municipios mayas en los Altos de Chiapas, la oposición no sólo se dirigía contra los gobiernos federal y estatal, sino también contra la hegemonía de las pocas familias que controlaban el municipio.
Desde los años treinta el partido oficial había cooptado a los ayuntamientos mayas, y muchos pobladores veían a sus propios dirigentes del lado del "mal gobierno".
La relación con el gobierno federal no siempre ha sido mal vista por los sanpedranos. Cuando Lázaro Cárdenas, junto con Erasto Urbina, logró correr del municipio a los dueños de las grandes fincas, los nuevos ejidatarios veían al gobierno como un libertador. El gobierno entró a escena como el patrón benévolo, con quien era importante mantener buenas relaciones. Entonces, votar por el gobierno era un acto que afirmaba esta relación.
Don Vicente Vázquez, un anciano ya fallecido del ejido Los Chorros, me contó sobre la llegada del partido:1 "Era PRI, don Lázaro Cárdenas. El PRI se puso en medio de los campesinos. Procuró darles sus terrenos. Por eso hay mucha colonia ahorita. Ya empezamos a votar. Empezamos a votar por el gobierno, el Presidente de la República, los senadores, todo votamos. Hasta San Cristóbal, hasta Tuxtla fuimos a votar".
La muestra de gratitud al patrón gobierno era obligatoria, explica don Vicente. "Manda comisión para sacar la credencial aquí, pues. El que no quiere ir a votar, entonces le dicen: ƑPor qué no quieres votar, por qué no obedeces? ƑSos animal, no tienes tu gobierno, no tienes donde estás colgado? Así es, esa es la obligación, pues. Si no obedecemos, dicen que casi somos animales, pero el que obedece entonces es gente de gobierno".
Durante las décadas siguientes, el Estado mexicano vino a controlar cada vez más las estructuras y dinámicas políticas de Chenalhó. Como ha sido documentado por el antropólogo Jan Rus: desde los comités ejidales y agentes municipales, hasta los ayuntamientos municipales, los funcionarios sanpedranos fueron aliados del partido y del gobierno nacional.
Obviamente, este modelo de gobernación en Chenalhó tronó. Los dirigentes, sostenidos en sus posiciones por fuerzas externas al municipio, ya no necesitaban buscar la legitimación de sus paisanos. Ya no se respetaron formas anteriores que aseguraban la representación de los parajes y las comunidades del municipio. El control del ayuntamiento municipal se volvió un capital político de tremenda importancia, y los que lo obtuvieron trataron de mantenerse allí.
En Chenalhó, principalmente la familia Arias ha monopolizado el poder. Más de la mitad de los presidentes municipales desde 1943 han sido de esta familia. Criando hombres ambiciosos y educados, muchos de ellos maestros bilingües, los Arias han logrado mantener esta posición hasta hoy.
El abuso de poder y la discriminación contra grupos y familias no aliados con los gobernantes en turno han sido tan graves en Chenalhó como en los demás municipios indígenas de Los Altos.
Sebastián Gómez, miembro de Las Abejas, describió cómo el ayuntamiento pudo usar su posición para acallar a las personas incómodas:2
"Antes, todo lo que decide el ayuntamiento municipal, sea justo o sea injusto, la gente no saben qué hacer. Tienen miedo cuando se les acusa para algo y les dicen 'te vas al Ministerio Publico'. Cómo se asustan con eso. Sí, con ese rumor, se ponen muy afligidos y ya no saben qué hacer. Si son encarcelados y se quedan unos días en la cárcel, ahí aguantan. 'Pase lo que pase', dicen. Ahí nomás se detenía el asunto. 'Si yo quedé culpable, ni modo -dicen-. Que Dios me ilumine, que yo no hice nada'. Esta era su manera de reaccionar".
*Surge la oposición
La corrupción del ayuntamiento fue causando un descontento cada vez más grave entre los sanpedranos. Esto derivó en la gradual formación de facciones politizadas tanto en contra del poder municipal como del gobierno nacional.
El crecimiento de esta oposición fue facilitado por dos factores. Uno era la participación del creciente número de hombres jóvenes bilingües con experiencia en moverse en la sociedad urbana y en la burocracia.
El otro factor fue el incremento del interés de parte de ONG, partidos e iglesias por los indígenas. A través de estos "aliados", los sanpedranos, como otros mayas, pudieron formar nuevas "comunidades morales", aspirando a una vida mejor, sea por la vía política o la espiritual. Con sus aliados obtuvieron también herramientas para buscar recursos económicos y fuerza política.
Los nuevos grupos encontraron seguidores especialmente en la sección noreste del municipio, llamada Olón -abajo-, la región más alejada de la cabecera y del poder municipal de Chenalhó. Es en Olón, Los Chorros y Yibeljoj, donde nace el primer partido de oposición, el PST. Es en Olón donde los seguidores cardenistas todavía tienen su gente. Es también allí donde se forman los primeros grupos de nuevos católicos en los años sesenta, llamándose "seguidores de la Palabra de Dios".
Actualmente, la oposición más fuerte se encuentra en comunidades en la sección Olón. Por eso allí también han pasado los más graves ataques y hostigamientos de priístas militantes y paramilitares.
Pregunté a José Vázquez, uno de los dirigentes clave de Las Abejas, cómo entender esta diferencia. Explica que en la sección alta del suroeste del municipio, llamada Cajal, dominan las familias gobernantes como los Arias: "Muchos de Cajal no muy creen a otros partidos. Están firmes al PRI. 'Estamos bien con PRI', dicen. Hay ex presidentes municipales allí que no permiten salir a mucha gente. Están bien controlados, no los dejan ir a otro lado".3
Olón, al contrario, dice Vázquez, es la zona que tenía las fincas -si no directamente en Olón, al margen de la sección. Allí la gente aprendió a endurecerse y defenderse.
Es en Olón donde también nace Las Abejas.
*El vuelo de Las Abejas
La organización Las Abejas nació entre la comunidad católica de Chenalhó, nutrida por su reflexión religiosa y política, y apoyada por la diócesis de San Cristóbal y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.
A principios de los años noventa, los sanpedranos católicos nombraron representantes de los comités de derechos humanos que habían empezado a crecer en la diócesis. El papel de los representantes era recoger testimonios de abusos de poder y violaciones a los derechos humanos, y también formarse y fomentar el conocimiento sobre los derechos definidos en la Constitución y por la ONU.
Con la detención de cinco católicos en la comunidad Tzajalchén, el 10 de diciembre en 1992 -entre ellos uno de los principales catequistas-, falsamente acusados por una matanza, la comunidad católica se movilizó. Tomando el nombre Las Abejas, buscaron la ayuda de asesores y abogados, y liberaron a los detenidos.
Los mismos católicos formaron en 1994 la Sociedad Civil por la Paz, en respuesta a la iniciativa del obispo don Samuel Ruiz dirigida a toda la diócesis. Con la memoria fresca por el bombardeo de las tropas federales en las montañas cercanas a sus tierras, muchos sanpedranos tenían miedo de nuevos ataques militares. Pusieron banderas blancas sobre sus casas y en los muros pintaron: "sociedad civil, paz, zona neutral.
Dentro de la "sociedad civil", como normalmente era llamada en esos años la asociación, dominaban los católicos, pero también había protestantes y "de costumbre" (tradicionales). Tenían reuniones regulares en los parajes y a nivel municipal donde compartían noticias del acontecer político. Participaron en los cinturones de paz durante las negociaciones entre el gobierno y el EZLN. Identificándose con la Comisión Nacional de Intermediación (Conai), se involucraron en el proceso de paz. Respaldaban las demandas del EZLN sin estar de acuerdo con el uso de las armas.
En abril de 1996 estuve en una reunión de la "sociedad civil" en Acteal. Como siempre, la reunión tenía lugar en el templo católico con sus paredes de madera y su piso de tierra. En el techo estaban colgadas guirnaldas de papel con los colores de la bandera mexicana. Al frente del salón, en la mesa que normalmente servía como altar, estaba el presidente de la asociación dirigiendo la reunión.
Hablaron, como cada reunión, sobre las negociaciones de paz. El presidente dijo: "Estamos de acuerdo en cómo se está arreglando el problema. En puro diálogo, con pura razón se están arreglando los problemas en nuestra tierra México, nuestra tierra Chiapas, nuestra tierra Chenalhó y aquí en nuestros parajes donde vivimos".
En casi todas las reuniones y en los encuentros católicos de los domingos hablaron igual. Una y otra vez, estaban relacionando sucesos a nivel local con lo regional y lo nacional. Esto era nuevo.
Hace poco, muchos de los sanpedranos no tenían una idea precisa del "país México", todavía menos de sociedades afuera de esta entidad. Su conocimiento era de la región, de sus plantaciones, caminos y ciudades.
En los años noventa, el interés por estos nuevos horizontes ya era muy vivo. Católicos y miembros de Las Abejas participaron en cursos donde se hablaba del concepto de los derechos humanos, las declaraciones de la ONU y de la OIT, y la Constitución mexicana.
Hoy, este interés es todavía más fuerte. Las Abejas han mandado un representante a la ONU a denunciar la matanza de Acteal, escriben cartas a Kofi Annan, y reciben visitas de delegados políticos del extranjero.
Exigencias de los marginados
El conocimiento de los acuerdos nacionales e internacionales también ha motivado la exigencia de su justa aplicación. Los sanpedranos, como otros mayas, hacen referencias a estas regulaciones como nuevas maneras de protegerse.
Las banderas blancas que tienen sobre sus casas expresan una de estas demandas. Constantemente, los miembros de Las Abejas me explicaron qué convenios de la ONU, firmados por el gobierno mexicano, prohibían que la población civil y neutral sea atacada durante la guerra. Con las banderas blancas y con los letreros de neutralidad sobre las casas, los soldados no les podían molestar.
Cuando los miembros de Las Abejas en Acteal decidieron quedarse ante la llegada de los paramilitares aquel fatídico 22 de diciembre, fue por la conciencia que tenían de la legislación internacional. Optaron por sólo protegerse con su rezo a Dios y su demanda del justo respeto del convenio de la ONU.
Esta decisión puede parecer peligrosamente ingenua. Pero también puede ser vista como una demanda elemental de ser parte de una sociedad donde sean sujetos con derechos protegidos en leyes y convenios.
El historiador Benedict Anderson habla de la "comunidad imaginada"; la identificación y lealtad con el Estado nación que crea lazos entre ciudadanos que ni se conocen.
Los miembros de Las Abejas y Xi'Nich, como muchos otros campesinos mayas, ya están imaginando el Estado nación mexicano que quieren. Es una imagen con pocas ilusiones. Pero tienen claras aspiraciones de cómo podría ser transformado. A ver ahora cómo les responden.
1 Entrevista con Vicente Vázquez, abril de1996.
2 Entrevista con Sebastián Gómez, octubre de 1995.
3 Entrevista con José Vázquez, 15 de mayo de 1998.