Ť El actor francés, cuya pasión es el teatro, cumple mañana 70 años de edad
El cine es un instrumento fastidioso: Jean Louis Trintignant
Dpa, París, 9 de diciembre Ť Su pasión siempre fue el teatro, el cine sólo era un instrumento fastidioso. "Con el cine yo sólo quería ganar dinero para actuar en el teatro. El escenario es mucho más emocionante, se tiene que improvisar más, porque casi siempre aparece algo inesperado", señala el actor francés Jean Louis Trintignant, que el lunes próximo cumple 70 años. El hecho de haberse convertido pese a todo en uno de los actores con carácter más sutiles del cine francés es para Trintignant cuestión de "azar".
Nacido en la localidad francesa de Piolenc, en el sur, Trintignant ha participado a lo largo de 40 años de carrera cinematográfica en más de 110 películas. En la mayoría de estos largometrajes, este hijo de un industrial acomodado interpretó a personajes que no eran lo que parecían a primera vista. Con escasos gestos y sin malgastar la mímica, sus movimientos disciplinados y sus ojos poco expresivos, Trintignant conseguía aportar diversidad de registros. Sentía predilección por representar personalidades ambiguas como las de fríos y calculadores asesinos, maridos celosos, homosexuales encubiertos o burgueses inhibidos.
Siempre entendió cómo alcanzar en la interpretación la parte oscura del personaje, su desnuda violencia o la frialdad humana. "Un actor es como una hoja en blanco que se pinta con colores", señaló en cierta ocasión.
Apasionado automovilista de carreras, este estudiante de derecho conoció el polvo de las tablas a los 20 años. En 1955 debutó en el cine con una película dramática La loi des rues (1955), y en 1956 protagonizó junto a Brigitte Bardot Et Dieu... créa la femme.
Para escapar a los flashes de los medios, que causaron gran revuelo por su affaire con la sex symbol, Trintignant se refugió en el ejército, enrolándose voluntariamente. Diez años más tarde, la película Un homme et una femme (1966) constituyó su salto a la fama internacional. Con esta cinta, en la que el actor brilla como piloto de carrera, se vuelve a enfrentar al gran público.
El guión de la película, escrito desde las entrañas, estaba firmado por su amigo Claude Lelouch. Este éxito le permitió elegir cintas en donde ponía a prueba continuamente sus dotes, hecho que cineastas como Claude Chabrol (Les biches), Costa Gavras (Z), Eric Rohmer (Ma nuit chez Maud) o Bernardo Berdolucci (Il conformista) supieron aprovechar.
Pero tras participar en la producción de algunos proyectos arriesgados, sorprendió a la crítica y al público con un peculiar humor negro al dirigir Un día bien aprovechado.
En su segundo trabajo como director Le maitre nageur los críticos coincidieron en adscribirlo a la "comedia negra".
Trintignant, que decía de sí mismo ser "un perfeccionista insoportable y demasiado serio", se ha retirado del mundo del cine. En 1998 rodó Ceux qui m'aiment prendront le train, nuevamente una gran película.
Pero hoy se encuentra retirado en su finca vinícola de cinco hectáreas cerca de la localidad sureña de Nimes. "Ya no creo en el cine. Se ha convertido en una forma de arte que ya no me gusta", dijo.