DOMINGO 10 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Análisis de la Universidad Obrera de México
Hubo alza productiva en 83% de ramas industriales del país
Ť El poder adquisitivo de los obreros cayó 42.18% en promedio Ť Se impusieron topes salariales más severos el sexenio anterior
Fabiola Martínez Ť En el sexenio del ex presidente Ernesto Zedillo, 83 por ciento de las ramas industriales reportaron aumentos en la productividad, pero en la mayoría de éstas los salarios perdieron poder adquisitivo, respecto al que poseían en el sexenio anterior. Es decir, los trabajadores mexicanos producen más y su salario les alcanza para comprar menos.
En el más reciente análisis de la Universidad Obrera de México (UOM), titulado Los trabajadores de México ante la globalización económica, se precisa que en la administración anterior se impusieron topes salariales "más severos" y un uso más intensivo de la mano de obra.
Lo anterior se evidencia, precisa Laura Juárez Sánchez, investigadora de la UOM, en las 10 ramas productivas más importantes del país y, de manera especial, en la cementera, la cual reportó un aumento de productividad de 50.17 por ciento, pero el salario promedio para los obreros de esta industria se desplomó 42.18 por ciento en términos reales.
Con base en información oficial (Banco de México y anexos estadísticos del quinto y sexto informes de gobierno de Ernesto Zedillo), la UOM señala que en una situación similar se encuentran las industrias azucarera, del hierro y el acero, automotriz y química, con rangos de aumento de productividad de entre 26 y 37 por ciento y, de manera simultánea, con caídas del poder de compra del salario de hasta 18 por ciento.
En otras 17 ramas que aportan menos al producto interno bruto, tales como la refresquera, cervecera, del papel, hule o calzado, la productividad aumentó en promedio 10.51 por ciento, pero los ingresos disminuyeron en términos reales 16.34 por ciento.
De esta forma, sólo seis de las 59 ramas productivas analizadas en información oficial mostraron aumentos superiores en el salario que los rangos de productividad. Estas son equipos y aparatos eléctricos y electrónicos, industrias textiles, aparatos electrodomésticos y productos farmacéuticos.
En su más reciente análisis, el área de investigación de la UOM aclara que "no es que los empresarios hayan cumplido o no con transferir los aumentos en la productividad a los salarios, sino que los ingresos de los trabajadores están anclados justamente a esa productividad a través del uso intensivo de la mano de obra".
Los "gobiernos neoliberales y los empresarios", agrega, se han valido de los topes impuestos al salario para abatir costos y aumentar la productividad de las empresas.
A unos días de que la representación del gobierno, de los empresarios y del sector obrero fijen el aumento al salario mínimo, que tendrá vigencia a partir del primero de enero del 2001, la UOM sostiene que el deterioro de este indicador ha presionado a la baja al resto de las remuneraciones de los sectores productivos, daño que se refleja en la pérdida de las demás percepciones.
De acuerdo con cálculos y estimaciones propias de la UOM, en el sexenio de Ernesto Zedillo el minisalario perdió 43 por ciento de su poder adquisitivo, mientras que los contractuales retrocedieron, de 1994 al año 2000, aproximadamente 22.26 por ciento.
El modelo económico, sin autonomía nacional
Con las remuneraciones a la baja y los privilegios hacia la industria de exportación (en especial la maquiladora, generadora de 31.1 por ciento de empleos en el sector manufacturero, pero que sólo consume 2 por ciento de insumos de origen nacional), "el modelo económico no representa ninguna posibilidad de autonomía nacional".
Además, en comparación con niveles internacionales, la mano de obra mexicana continúa en la lista de las más baratas del mundo. A ello se agregan dos factores que a juicio de la UOM dificultan el aumento de empleos "no precarios" y la recuperación del poder adquisitivo del salario.
En principio, explica, la persistencia de sindicatos cada vez más débiles, en esquemas corporativos o con menos capacidad de negociación, y una política económica que no genera los empleos formales que la población demanda cada año y, por el contrario, impone "topes severos" en las revisiones salariales de los existentes.
El nombramiento de Abascal, insulto para los trabajadores
Por otra parte, tampoco hay visos de cambio con la reciente designación de Carlos Abascal, ex presidente de la Coparmex, como titular de la Secretaría del Trabajo. "El nombramiento constituye en sí una ofensa para los trabajadores, porque ahora serán justamente los empresarios quienes dicten la política laboral del país", concluye el reporte de la Universidad Obrera de México.