SABADO 9 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Reunión marcada por las posiciones encontradas
Analiza el PRD adelantar al 2001 el cambio de su directiva
Ť Entre hoy y mañana 300 delegados debatirán en torno a presente y futuro del partido Ť La autocrítica da cuenta de debilidades y vicios
Juan Antonio Zúñiga M. Ť En medio de posiciones encontradas entre los principales grupos y corrientes de la izquierda mexicana representados en el PRD, hoy y mañana sesionará el décimo pleno del cuarto consejo nacional de este partido, el cual analizará, entre otras, una iniciativa tendiente a adelantar el cambio de directiva para diciembre del año próximo, en vez del 2002, como correspondería de acuerdo con los actuales estatutos.
Así, alrededor de 300 consejeros de todo el país deliberarán sobre los cuatro documentos básicos que serán llevados al sexto Congreso Nacional de marzo próximo -declaración de principios, línea política, línea de organización y reglas para el congreso-, en el cual se decidirá el presente y futuro del Partido de la Revolución Democrática.
En la forma, corrientes y grupos coinciden en la necesidad de "refundar el partido", en la responsabilidad de convertirlo en "eje" articulador de todas las fuerzas opositoras de izquierda, y en la caracterización de "derecha y conservador" del gobierno de Vicente Fox Quesada.
Incluso los diagnósticos sobre la situación política nacional y las debilidades y contradicciones internas del PRD son similares. Pero en los cambios que habrán de introducir y la concepción de "una izquierda moderna", hay profundas diferencias expresadas como matices en los discursos de cada cual.
Fraccionamiento de la agrupación
A cinco meses de la derrota electoral perredista en los comicios presidenciales del 2 de julio, la autocrítica discursiva de dirigentes, personalidades y funcionarios de gobierno adscritos a este partido ha dado cuenta de sus debilidades y vicios.
Disputas internas por candidaturas y posiciones que en el caso extremo del estado de México llevaron a registrar 11 mil aspirantes; afiliación corporativa con fines de elección interna que se expresan en un padrón de alrededor de 2 millones de militantes; interminables procesos de conflicto interno en la Comisión de Garantías y Vigilancia, y disputas de grupos y corrientes que han fraccionado al PRD en todos los niveles: nacional, estatal y municipal.
La situación del partido fue caracterizada así por un grupo de militantes entre quienes figuran Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Julio Moguel, Salvador Nava y Paco Igancio Taibo II: "El PRD se encuentra en un proceso de descomposición burocratizante. Su capacidad de reflexión política se ha empobrecido. Existe un rezago en sus formulaciones programáticas. Su iniciativa política está reducida de reacción, atiborrada de calmantes".
Puntualizan: "Ha reproducido prácticas clientelares e incurrido en vicios que enérgicamente criticamos en nuestros enemigos; se ha convertido en un partido que sólo opera en plenitud en la lucha interna y la disputa de espacios de poder y cargos burocráticos".
En consecuencia, este grupo, entre quienes también figuran María Eugenia López e Ildefonso Aguilar, ha propuesto: "Dotarlo de una contraloría que vigile gastos; de una comisión de garantías absolutamente independiente de las corrientes; de una administración profesional y una estructura de organización interna que permita la expresión de la base y vaya más allá de la estructura electorera; realizar una revisión del padrón; construir un sistema de selección de candidaturas que permita el acceso de los más capaces y no se norme por el reparto de cuotas. En suma, una reforma antiburocrática".
Por su parte, la presidenta nacional del PRD, Amalia García, quien desde esa posición ha alentado la gestación de una corriente conocida como "los amalios", ha formulado sus propuestas sobre la premisa de que "llegó la era de los partidos", y con esa visión hacia lo externo, afirma que "la única forma de construir una fuerza alternativa, con capacidad de gobernar, es continuar la política de alianzas y fusiones para ampliar y consolidar el polo de centro-izquierda".
En lo interno, Amalia García ha propuesto "dar al Consejo Nacional la facultad de impulsar métodos científicos de planeación y organización, para que el partido sea competitivo en todas las regiones"; "afliación personal y refrendo trianual individual; reafiliación inmediata de todos nuestros militantes, y obligación de asistir durante un mes al curso sobre documentos básicos del partido y la Constitución".
Y ha propuesto que la presidencia tenga la atribución de proponer al Consejo Nacional respectivo, a los integrantes de su Comité Ejecutivo. También considera que se deben "asignar a la dirección nacional, facultades suficientes para impedir la balcanización, es decir, la fragmentación del partido, y para intervenir cuando las decisiones estatales contravengan el interés nacional del PRD".
Código de ética
La posiciones de la corriente Nueva Izquierda, conocida en forma coloquial como de Los Chuchos ha bordado más bien por el lado de la subjetividad ética y sostiene: "Hemos sido un frente, debemos convertirnos en un partido moderno de izquierda"; "el PRD no puede ser más un movimiento amorfo, nacido de la nostalgia del movimiento de 1988 o de las añoranzas de una izquierda dogmática e intolerante".
Sus principales propuestas son: que el Congreso Nacional de marzo del 2001 convoque a la realización de una Asamblea Nacional Programática "que dote al partido de un proyecto alternativo, y ésta se lleve a cabo seis meses después de efectuado aquél; "antes de validar una afiliación, cada aspirante deberá asistir a los cursos sobre los documentos básicos del PRD y asumir una actitud constante en cualquiera de los espacios o niveles del partido".
Para la nueva declaración de principios ha sugerido la inclusión de un "Código de Etica del PRD", y propone que en las elecciones internas sólo participen los afiliados.
Hoy y mañana se reúne el más importante cónclave perredista antes de su congreso, y dos estigmas deberán ser exorcizados obligadamente para su refundación. El primero, que "las corrientes, que podrían haberle dado vida a nuestro partido, se han convertido en grupos de interés". Y el segundo, el desapego de las bases perredistas del país por parte de su directiva nacional.