VIERNES 8 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Leonardo García Tsao Ť
Polvo de ángel
Una vez concluida la Muestra comienza por tradición una de las temporadas más temibles de la cartelera, cuando esta se inunda de material deleznable y uno no tiene otra que convertirse en una especie de Grinch en la butaca. Pero aun en ese panorama desolador, la deprimente estupidez de algo como Los ángeles de Charlie supera todas las expectativas.
Inútil insistir en el grado ínfimo al que ha descendido la producción hollywoodense, empeñada en reciclar viejas (y malas) series de televisión. Baste decir que Los ángeles de Charlie hace ver en comparación a The Wild, Wild West como una profunda meditación sobre el ser y la nada. El programa de TV gozó de notoriedad a fines de los 70 por su sexismo disfrazado de valores seudofeministas: tres guapas mujeres, ajenas al uso del brassiere, combatían al crimen bajo las órdenes telefónicas de ese misterioso patrón/padrote llamado Charlie. (Quizá la principal influencia en la cultura popular de la serie fue el peinado de hongo atómico que Farrah Fawcett impuso a incontables mujeres en esa época).
Dos décadas después, la película retoma esa premisa sólo para hacer una síntesis de los peores síntomas de la decadencia hollywoodense. El director McG (así firma un individuo llamado Joseph McGinty Nichol) es otro egresado de la academia MTV de videoclips y comerciales, lo cual ya debería usarse como advertencia. Así, el producto es una amalgama informe de elementos robados de fuentes diversas, donde igual cabe la proeza espectacular e inverosímil tipo James Bond, mezclada con el efectismo sobrecargado de Misión imposible, los duelos de artes marciales computarizados de The Matrix, referencias paródicas que Austin Powers consideraría vulgares y una banda sonora en funciones habituales de cancionero ilustrado de los éxitos pop de ayer y hoy. Contra las leyes matemáticas, todo eso suma menos que cero.
No intentaré describir el argumento que tres personas -uno las supone adultas y pensantes- no se molestaron en desarrollar con mínima coherencia. En esencia, se trata de lucir las cualidades físicas de Cameron Díaz, Drew Barrymore y Lucy Liu -dos gringotas y una china para cumplir con la cuota étnica- en un contexto de explosiones, patadas voladoras y chistes malos de doble sentido. La estrategia comparte la misma hipocresía ideológica de las Spice Girls: pretende vender la idea del poder femenino sobre el viejo escaparate de la lubricidad para adolescentes. Las actrices se dedican a ondular su bien torneado bote frente a la cámara, en retrógrada demostración del poder de la nalga. No importa la teórica sofisticación de sus mentes; en pantalla, el trío ejerce una actitud de colegialas babosas a quienes no se le confiaría la misión de cambiar un foco.
Para mayor irritación, McG le rinde culto a su chamba previa haciendo pausas que parecen anunciar un corte comercial. No hace falta. El innoble churro está lleno de marcas conocidas puestas de manera ostensible -una botella de Tecate en primer plano, por ejemplo- para reforzar el objetivo central del proyecto: vendernos algo que no queremos comprar.
Lo más preocupante de Los ángeles de Charlie es su éxito popular. En un mes de exhibición ha recaudado en Estados Unidos más de cien millones de dólares, ante una complaciente reacción de buena parte de la crítica que la ha elogiado como una entretenida muestra de eso llamado eye candy; o sea, dulce para los ojos (nadie ha mencionado los riesgos de caries en el cerebro). Por supuesto, ya amenazan con una secuela. No es casual que el fenómeno ocurra en el mismo país donde han tardado más de un mes en elegir a su presidente porque, entre otras razones, muchos ciudadanos no supieron cómo llenar la boleta.
Los Angeles de Charlie
(Charlie's Angels)
D: McG / G: Ryan Rowe, Ed Solomon y John August, basado en la teleserie creada por Ivan Goff y Ben Roberts/ F. en C: Russell Carpenter/ M: Edward Shearmur (canciones varias)/ Ed: Wayne Wahrman, Peter Teschner/ I: Cameron Díaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Bill Murray, Sam Rockwell/ P: Columbia Pictures, Flower Films, Tall Trees Productions. EU, 2000.