MIERCOLES 6 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Los asistentes se volcaron en torno del jefe de Gobierno


El festejo fue a ritmo de merengue en el Zócalo

Laura Gómez Flores Ť Ni los grupos de merengue 40 Grados y Cañaveral lograron levantar el ánimo de los capitalinos para que acudieran ayer al Zócalo para celebrar el inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, los que estuvieron, que se contaron por decenas, se volcaron hacia el nuevo mandatario para saludarlo y
desearle parabienes.

lopez-obrador-verbena-3-jpgLa fiesta comenzó desde las 14 horas, cuando una multitud lo acompañó del Hemiciclo a Juárez a sus oficinas, ubicadas en el edificio del Antiguo Ayuntamiento, y decidió quedarse a escuchar huapangos. Al paso de las horas, las familias empezaron a llegar, así como los vendedores de hot cakes, esquites, algodones y tamales, que buscaron el mejor lugar para quedarse.

A las seis de la tarde todo estaba listo para recibir al gobernante, pero una reunión con los miembros de su gabinete provocó que se aplazara más de hora y media y algunos decidieran marcharse, porque "hay que trabajar mañana y llevar a los niños a la escuela", fueron los argumentos.

Sin embargo, otros decidieron esperar el tiempo que fuera necesario para tomarle una fotografía, hacerle un obsequio o sólo para tenerlo cerca para desearle parabienes o ver "si de verdad está guapo", dijeron señoras entradas en años que a empujones buscaban un buen lugar.

La desorganización fue evidente, cuando la multitud al verlo se abalanzó. De inmediato, algunos de sus colaboradores cercanos, como su secretario particular y su chofer, trataban de protegerlo, mientras otros pedían a gritos se formara una valla; pero todo fue inútil para contener la euforia de la gente.

El grupo de merengue 40 Grados dio la bienvenida al mandatario, mientras las luces de los adornos navideños colocados alrededor de la Plaza de la Constitución se encendieron y dieron un toque de alegría al lugar, donde López Obrador agradeció la asistencia a "esta fiesta sencilla, austera, donde la democracia no está reñida con la alegría y la felicidad", y los conminó a divertirse.

La gente empezó a aplaudirle y ofrecerle su apoyo, el cual aceptó porque "si las mafias que dominan en la ciudad se me paran enfrente y no entienden razones, les voy a estar llamando, les voy a estar convocando siempre, para ponerlas en su lugar", expresó al despedirse para que la gente bailara a gusto.

Con la gente encima, llegó hasta dondefue colocada la escultura El vigía de la democracia, del artista plástico Manuel Felguérez, que se exhibirá unos días en la plancha del Zócalo. Mientras, la familia del niño Yair Ramírez trataba infructuosamente de hacerle entrega de un cuadro de un águila devorando una serpiente, hecho de piedra de mar y madera, con un valor de mil pesos.

"Nos agrada mucho y confiamos en que su gobierno mejorará las condiciones de vida de los capitalinos, y una forma de mostrarle nuestro apoyo es dándole este obsequio", explicó la madre del niño de cinco años, quien aseguró que esperara el tiempo que sea necesario para entregárselo; "no importa que tenga que dormir aquí, pero se lo voy a dar".