MARTES 5 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Conferencia ciudadana contra racismo y xenofobia


Autodeterminación, diversidad y tierra, exigen pueblos originarios

Ť Desafío al encuentro gubernamental, que comienza hoy en Chile

Ť Estados americanos deben admitir que la discriminación existe

Kyra Núñez enviada, Santiago de Chile, 4 de diciembre Ť El derecho a la autodeterminación, a la tierra y a la diversidad cultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes fue la demanda que la Conferencia Ciudadana contra el Racismo, la Xenofobia, la Intolerancia y la Discriminación consideró básica para iniciar en las Américas el combate frontal al racismo estructural, el extremismo y el fanatismo que sacude a las sociedades.

El desafío lanzado por la conferencia ciudadana al encuentro gubernamental que comienza mañana en Santiago de Chile es que los Estados americanos reconozcan oficial, clara y explícitamente que el racismo es perpetuado en sus sociedades como una práctica consuetudinaria, estructural, aunque encubierta en lo que llaman la "democracia racial", y que en su forma contemporánea se manifiesta en la globalización; en segundo lugar, que los Estados, junto con las víctimas de racismo, discriminación, xenofobia e intolerancia, identifiquen medidas puntuales contra este flagelo humano. Pero también al interior de los propios pueblos discriminados existe el desafío de aceptar que, entre estos, también hay prácticas discriminatorias por color, religión, identidad sexual o ascendencia étnica.

La declaración final y plan de acción que la representación ciudadana --que así es llamado ahora el mundo de las organizaciones no gubernamentales-- adoptó esta noche fue resultado de un penoso proceso de autoexamen y evaluación por parte de mil quinientos participantes de 36 naciones del continente americano; este documento que presentarán mañana a la conferencia gubernamental preparatoria contra el racismo inscribe la interpelación formal a los gobiernos a la autonomía étnica y condena fuertemente al estado de Chile y a la sociedad chilena por considerarla "una de las más racistas y discriminativas" hacia los pueblos indígenas; a los gobiernos de México y Guatemala porque los acuerdos de paz de Guatemala y San Andrés de Chiapas "han sido sólo promesas de justicia", y contra la represión de líderes indígenas en Honduras, Chile, México, Perú, Bolivia, Guatemala.

La conferencia ciudadana insistió en demandar la condena como genocidio del colonialismo, esclavización y servidumbre que perduran como racismo estructural desde hace 508 años, así como del etnocidio y el ecocidio que extermina a pueblos originarios. La compensación colectiva, tanto moral como financiera, fue considerada como demanda generalizada y actual.

La conferencia ciudadana concretó demandas de respeto a la autodeterminación, autonomía y multiculturalidad de las naciones americanas, integradas por pueblos indígenas y descendientes africanos, y a sus territorios, así como respeto intrínseco a derechos de migrantes, desplazados internos y refugiados, pueblo Rom (gitanos), judíos, asiáticos, a los de género, de religiones e identidades sexuales.

Todos los gobiernos de las Américas se han dado cita desde mañana en Santiago de Chile para definir una postura en común de cara a la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (a realizarse en la República de Sudáfrica en agosto y septiembre de 2001).

Frenética actividad para limpiar el documento

Desde ayer las delegaciones presidentes del evento regional --Brasil, Chile, Costa Rica, Canadá, Barbados, Ecuador, Perú y Guatemala-- tienen frenética actividad diplomática de última hora para tratar de "limpiar" un abultado documento de 25 páginas a renglón cerrado con 236 párrafos, que será la Declaración de Santiago contra el Racismo.

En la difícil negociación sigue amenazante el dragón de dos cabezas; una, la de los Estados, que aún consideran al racismo inexistente como tal; la otra, la de las víctimas del racismo con los pueblos indígenas, afroamericanos y migrantes como los más afectados por "la secuela del colonialismo", que demandan reconocimiento como pueblos autónomos y reivindican sus tierras, cultura y recursos y el reconocimiento a su ciudadanía aunque estén en terceros países.

Sabedores de que gobiernos y sociedades MEXICO_CHIAPAS_WHATS_AHEAD_2 perpetúan el mito de la "democracia racial" y de que no hay la confianza en que sus demandas sean asumidas como propias por los representantes gubernamentales, la conferencia ciudadana se declaró "en vigilia" hasta que la Conferencia Preparatoria Regional de la ONU para las Américas "acepte que la lucha contra el racismo y la discriminación no podrá darse sin nosotros, los pueblos originales de las Américas".

Pero no todo fue azúcar en los trabajos de las ONG previos a su toma de postura respecto a la Conferencia Preparatoria de las Américas, de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las formas conexas de Intolerancia. El diálogo más controvertido, tenso y lleno de complejidades se dio en los caucus de los pueblos indígenas.

En primer lugar, hubo discrepancia en la terminología relativa. Una buena mayoría de representantes indígenas del Cono Sur se dijeron, como los mapuches, más libres en su apelación de "pueblos originarios" pero otros, como los mayas de Guatemala, insisten en su identificación indígena.

La tensión entre los pueblos indígenas es obvia, y consumió buena parte del tiempo de la conferencia ciudadana lograr un consenso bajo el movimiento de la solidaridad y el llamado al "no te cierres" proclamado como lema por su organizadora, la Fundación Ideas.

Al final se aceptó que la declaratoria fuera firmada por "los pueblos indígenas de las Américas".

La tensión se avivó por la fuerza de los representantes de ascendencia africana. La problemática de pueblos indígenas americanos y caribeños ha cobrado un insólito movimiento hacia el reconocimiento a la identidad propia de poblaciones afrodescendien- tes, estimada en unos 50 millones en el continente --medio millón en México.

Lo concluyente es que el afroamericanismo es un elemento de peso que ya cobró sello de identidad y ha sumado sus propias demandas a las que desde hace tres décadas se han proclamado para reivindicar el respeto y protección de las razas y la eliminación de toda forma de discriminación racial.

La Conferencia Mundial contra el Racismo, a celebrarse el 2001 en Johannesburgo, estará precedida por dos más que se dieron en el entorno de los movimientos por los derechos sociales en Estados Unidos y contra el apartheid en Africa del Sur.