MARTES 5 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť Alberto Aziz Nassif Ť

Gobernar es dialogar

El primero de diciembre del año 2000 empezó en México un gobierno de alternancia. Las expectativas de cambio inundan el acontecimiento, pero no pueden faltar las dudas, las incertidumbres, los acuerdos y los desacuerdos. Ese día fue una síntesis de las nuevas formas de gobernar que ejercerá el presidente Vicente Fox en los próximos seis años: una gran oferta de cambios, en muchos sentidos excesiva; las salidas y las entradas al protocolo; las contradicciones dichas y actuadas; la puesta al día de todas las promesas de campaña, más las promesas de gobierno. Los opuestos y las diferencias juntas: actitudes de estadista y gestos de ranchero, afirmaciones de laicidad con imágenes religiosas; los espacios de la vida pública entretejidos con la vida privada; presidencialismo acotado junto con un desbordamiento presidencial. Son los signos contradictorios del nuevo gobierno.

A partir del primero de diciembre los discursos del presidente Fox serán la transmutación de palabras en acciones. No hay tiempo que perder, lo urgente demanda decisiones, y una vez que terminó la fiesta de tres días, empieza la realidad. El inicio es de optimismo. Se podría haber tenido más respeto a las formas republicanas, pero el Presidente dejó claro que gobernará en mangas de camisa, flexibilizará las formas y los protocolos. Fox es congruente con Fox. Para algunos se trata de populismo, algunos afirman que manipula con la presencia religiosa en la vida pública, otros más se preocupan porque las formas también son importantes. Lo cierto es que Vicente Fox caminará sobre el filo de una delgada frontera en la que habrá un amplio espacio de crítica porque ha abierto todos los flancos: es un Presidente que se comprometió con todos los sectores, que quiere resolver todos los rezagos, que se enfrentará a todos los problemas y que le cobrarán todas las cuentas.

Terminó el formalismo y la solemnidad que durante décadas vimos en el comportamiento de los presidentes; se inicia una nueva forma de gobernar. No está mal que después de tantos años de formas priístas en el ejercicio del poder vengan nuevos aires de heterodoxia, pero no hay que perder de vista que entre el rompimiento del protocolo y la caída en el ridículo puede haber escasos milímetros. Cada presidente le imprime a su mandato su personalidad, porque este cargo va necesariamente unido a la persona que es la depositaria del Poder Ejecutivo.

Vicente Fox encabeza un gobierno de minoría, está acotado, por eso puede decir que el presidente propone y el Congreso dispone. Además, los contrapesos a la Presidencia vienen de varios lados, la crítica de la opinión pública será permanente. La imposición de decisiones tiene márgenes muy reducidos, por eso el Presidente sabe que tiene que buscar consensos para gobernar. Muchos fragmentos del viejo sistema todavía están presentes, y estarán en una tensión permanente con los nuevos tiempos.

El nuevo gobierno también hereda, además de un crecimiento macroeconómico, un conjunto de retos y nudos problemáticos sobre los que la ciudadanía quiere ver cambios, pero no dentro de diez años, sino en los próximos meses. El sentido común nos dice que la gran oferta de cambios no será posible en los próximos seis años, simplemente no hay recursos suficientes. Se agradece el optimismo de Vicente Fox, pero también será necesario que se module el optimismo para que podamos saber qué podemos esperar realmente sobre una ampliación democrática, el combate a la pobreza, el avance educativo, el crecimiento, el federalismo, la rendición de cuentas, el abatimiento de la inseguridad. El presidente Fox reconoce que todos los actores políticos están limitados por la correlación de fuerzas, que no tiene la mayoría en el Congreso, y que la tarea de consensos entre los poderes será compleja, y por eso tendrá que compartir el poder. Aquí adquiere sentido una de las frases del discurso de toma de posesión: "gobernar es dialogar". El equilibrio entre el diálogo y la toma de decisiones puede conducir a un buen gobierno. Por lo pronto, ya empezamos a ver signos positivos en el caso de Chiapas: empieza la desmilitarización, la iniciativa de la Cocopa va al Congreso, los zapatistas aceptan dialogar.

Es verdad que en una democracia todos los ciudadanos somos responsables, en cierta forma, de la conducción del país, pero a cada quien se le exigen cuentas según sus capacidades, recursos y ofertas; en este sentido al Presidente se le pedirán cuentas de una Presidencia democrática y sus mil promesas. Empezamos...

P.D. Lamentablemente una de las grandes ausencias en el nuevo gobierno ha sido la ciencia y la tecnología. ƑPor qué en el gigantesco gabinete no cupo el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología?