LUNES 4 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť A principio de los ochenta había 5 millones
Hay 8 millones de jóvenes sin acceso a la educación superior
Ť Uno de cada tres estudiantes de licenciatura pertenece a una escuela privada, destacan investigadores de la UNAM Ť Casi 46% de la matrícula universitaria está compuesta de mujeres
Karina Avilés Ť El número de jóvenes sin acceso a la educación superior es mayor al de hace dos décadas. A principios de los ochenta, 5 millones de jóvenes de entre 20 y 24 años carecían de esa oportunidad; ahora son más de 8 millones, según un documento de los investigadores de la UNAM Humberto Muñoz García y Roberto Rodríguez Gómez.
El texto ''Educación Superior en México. Diferenciación y cambio hacia el fin de siglo'', que forma parte del libro de reciente aparición Diversidad y convergencia. Estrategias de financiamiento, gestión y reforma de la educación superior, editado por el Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), también destaca que en los años recientes ha avanzado el fortalecimiento del sector tecnológico y el crecimiento del privado. En 1980, la educación de paga absorbió 13.5 por ciento de la matrícula nacional; para fines de los noventa captó 25 por ciento.
En entrevista, Roberto Rodríguez Gómez expresó que el crecimiento del sistema de educación privado ha contado ''con la bendición del Estado'' por medio del ''castigo de recursos a las universidades públicas'', así como de la simplificación del registro de validez de estudios y la pérdida de mecanismos de evaluación y control hacia las instituciones privadas. Actualmente, refiere, 350 mil estudiantes entran a la licenciatura, 100 mil de ellos en instituciones privadas y 250 mil en públicas. Es decir, uno de cada tres alumnos ingresa a una licenciatura en escuela privada.
Lo anterior, advierte, tiene efectos ''graves'' porque se limitan las oportunidades de educación superior universitaria a los segmentos de población de menores recursos económicos. También propicia que se dejen de lado algunas de las funciones que realizan las universidades públicas y que no cubren las privadas. Entre ellas, la investigación en ciencias y humanidades, la formación profesional en ciencias básicas y la difusión de la cultura. Además, apunta, al disminuir los subsidios a las instituciones de educación pública ''se corre el riesgo de dejar sin recursos a las funciones de investigación y difusión de la cultura''.
En el texto de referencia, los investigadores señalan que el aumento de la matrícula, su feminización y el proceso de diferenciación son tres aspectos relevantes del cambio institucional de la educación superior en los últimos tiempos. ''En apenas 30 años (de 1960 a 1990), la matrícula en ese nivel pasó de aproximadamente 28 mil estudiantes a un millón con una cobertura del grupo de 20 a 24 años que dio un salto de 2.5 a 14 por ciento.
''De entonces y hasta 1997, la matrícula continuó elevándose hasta alcanzar 1.3 millones en las licenciaturas de universidades y tecnológicos, y casi 1.6 millones si se suma a las universidades tecnológicas y el posgrado. No obstante, las estadísticas revelan que la tasa de cobertura se ha mantenido casi al mismo nivel, lo que tal vez refleja los efectos de la transición demográfica ante los cambios en la estructura de edad. Esto hace suponer que el aumento de la matrícula ha cubierto simplemente lo que corresponde a la tasa de crecimiento del grupo de edad de referencia.
''Pero lo más grave es que actualmente el volumen absoluto de jóvenes fuera de las oportunidades de educación superior es mucho mayor que hace dos décadas: a principios de los ochenta quedaban fuera unos cinco millones de jóvenes de entre 20 y 24 años; hoy están al margen más de ocho millones'', apuntan en el texto.
Respecto de la feminización de la matrícula, indican que hacia 1997 estaba compuesta casi en 46 por ciento por mujeres. ''(Ellas) cobran un mayor peso en las áreas de ciencias sociales y humanidades (casi dos tercios) en relación con los hombres. Aunque más reciente, la incorporación de mujeres a las ciencias agrícolas y a la ingeniería comienza a ser notable'', establecen.
Crecimiento del sector tecnológico y privado
En el texto en mención, los especialistas indican: ''Los encargados de la política educativa han promovido la creación de universidades tecnológicas cuyos estudios tienen una clara orientación a atender el sector productivo con carreras directamente vinculadas al mantenimiento industrial, procesos de producción y comercialización, informática y administración''.
Así, el subsistema tecnológico ha cobrado importancia en la educación superior por varias razones. ''Su oferta educativa está orientada a cursos y áreas de conocimiento que se juzgó eran importante desarrollar, pero también porque hacia 1995 ya cubría cerca de una quinta parte de la matrícula total de enseñanza superior. Otra de sus grandes ventajas es que ha contribuido a la descentralización de ese nivel de educación pues sus establecimientos se distribuyen en todo el país...
''Es de considerar que la infraestructura con la que cuenta le va a permitir aumentar el número de estudiantes que atiende. Baste decir que sólo entre 1995 y 1998 se crearon 28 institutos tecnológicos y 29 universidades tecnológicas''.
Respecto del crecimiento de la educación privada, apuntan que ésta ''cuenta actualmente con más de 500 establecimientos educativos, tres cuartas partes de los cuales se crearon después de 1980''. La dinámica de ese sector ha obedecido a un doble proceso: la expansión de ''grandes universidades de prestigio'' que cuentan con una oferta curricular variada, infraestructura adecuada a su operación y campus que se extienden por el territorio de la República. Por otra parte, ''hay una enorme gama de pequeñas universidades de baja calidad con una oferta limitada de cursos generalmente centrados en administración e informática e instalaciones deficientes'', agregan.
No obstante, señalan que en ambos casos ''se trata de instituciones volcadas estrictamente a la docencia, esto es, a producir profesionales con escaso o nulo entrenamiento en la investigación''.
Indican que la ''dinámica del sector privado en los últimos tiempos se ha orientado a satisfacer la demanda educativa que el sector público no ha podido absorber y que tampoco logra ubicarse en las universidades privadas de prestigio debido a los altos costos de inscripción y colegiatura. En este sentido, ha sido una válvula de escape para manejar las condiciones financieras del sector público y para amortiguar las presiones políticas de familias y jóvenes que de otra forma no tendrían escuela. Dadas las tendencias recientes, sería de esperar que esta franja de la educación privada continúe creciendo''.