SABADO 2 DE DICIEMBRE DE 2000
¿LA FIESTA EN PAZ?

Ayuda sin grandeza

Leonardo Páez Ť Nadie puede dar lo que no tiene. El espectáculo taurino en la ciudad de México, tampoco, por lo que, al igual que toda persona pudiente sin imaginación, únicamente pudo dar dinero --los voceros de la empresa hablan de más de dos millones de pesos-- con motivo del festival taurino realizado la noche del pasado jueves en la Plaza México a beneficio del Teletón.

el-juli-lopez-toros-5Dicha cantidad, que de algo servirá en esta cruzada llena de gestos asistenciales y provechosos rasgos caritativos para mejorar imágenes institucionales y aquietar conciencias, fue obtenida gracias a un público que sólo llenó la mitad del aforo del coso, imbuido de curiosidad y deseos de contribuir más que de afición por el espectáculo.

Sin embargo la caridad, al igual que la fidelidad, empieza por uno mismo, y un espectáculo que hace décadas no es sensible ni siquiera hacia los principios que lo sustentan, difícilmente puede serlo hacia el público que aún lo mantiene.

Así, con la misma mezquindad que caracteriza a las beatas adineradas que reparten limosnas insignificantes, la empresa de la México anunció al joven rejoneador Andy Cartagena y a los toreros de a pie Eloy Cavazos, Curro Rivera --quien ha vuelto por segunda ocasión a los ruedos--, José Ortega Cano, esposo de la cantante Rocío Jurado, y que ya anunció su regreso para el año próximo, Guillermo Capetillo y Julián López El Juli, para lidiar un insignificante y manso encierro de Arroyo Zarco, propiedad de Fernando Pérez Salazar, presidente de los ganaderos.

Con abrazos, besos y un obsequio a ocho niños --no discapacitados, sino con capacidades diferentes--, por parte de los alternantes, dio principio el bien intencionado festejo, donde por fin el rejoneador Cartagena, ya con dos discretas actuaciones en la presente temporada, recibió un par de generosas orejas luego de una labor de nuevo caracterizada por los altibajos y el efectismo.

Le siguió un manso de solemnidad que fue devuelto, más que por la atingencia del manirroto juez Heriberto Lanfranchi, por la protesta generalizada del pœblico. Lo sustituyó otro de similares características con el que un contrariado Cavazos consiguió algunos detalles, y cuando se disponía a dar triunfalista vuelta con la orejita en la mano, fue pitado por los asistentes y enfurruñado debió meterse al callejón.

La sorpresa de la noche fue el veterano Curro Rivera --49 años y 32 de alternativa--, que quitó por gaoneras templadas y realizó una faena con prolongadas series por ambos lados, si bien mal rematadas. Dejó media estocada y recibió dos apéndices.

Cuando Ortega Cano batallaba con otro manso, alguien gritó desde el tendido: ÒGanadero, todos cooperamos, menos tœÓ, y algunos sujetos pagados por la empresa desplegaron una manta que decía: ÒFuera la Comisión Taurina, obstaculisa (sic) nuestra fiestaÓ, es decir, la de Herrerías.

Con la displicencia de siempre, Guillermo Capetillo logró dos verónicas de ensueño por el lado izquierdo y corroboró sus limitaciones técnicas y anímicas con muleta y estoque.

Por œltimo, un Juli sobrado de sitio, de histrionismo y de recursos, realizó una vistosa y variada faena al que cerró plaza, por lo que la verbenera autoridad tuvo que darle el rabo del menos manso de tan descastado encierro.