SABADO 2 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Viajaron del LUCC a Revés, pasando por Soda Stereo y Raphael, en el Metropólitan


Ofreció Café Tacuba 3 horas de concierto a la chilanga banda

En medio del caos de esta ciudad durante el jueves 30, cuando los demonios parecían descargar una energía de rareza e incertidumbre, un remanso de alegría hecha música y saltos irrumpió en el Teatro Metropólitan con el nombre de Café Tacuba, mediante maratónico toquín de tres horas y 43 rolas.

Consentidores, entregados, divertidísimos, frente a un devoto y cantor público chilango, la banda ofrendó temas poco choteados, "lados B", arreglos nuevos, en definitivo regalo a sus ultrafans, a modo de cierre de su gira por México, Estados Unidos y Sudamérica, con el disco doble Revés/Yosoy.

Tras dos horas de concierto, Nrü, vocalista de excepción, expresó: "Bueno, ya hay que irnos a dormir, para que mañana podamos recibir al nuevo presidente", frase que inmediatamente desató la rechifla de recuerdo materno a todo lo que daba, por parte del respetable... "ƑYa están cansados?" -Nooooooo!!!

Joselo, Quique y Meme, por su parte, le tupieron macizo. Los recuerdos se remontaron al legendario antro LUCC (La Última Carcajada de la Cumbancha) cuando emitieron Noche oscura, La zonaja, Debajo del mar, Rarotonga y Las batallas. Los brincos y energía de Nrü estaban muy lejos del cansancio, y muy cerca de la esquizofrenia, ávidos de contagiar. Prosiguió la mezcolanza de épocas, sentires y ritmias. Los tacubos hicieron percibir a las miles de orejas esa sensación de desvelada, cuando se traspasan las fronteras del cansancio y la euforia y se está en un ánimo relajado, campechano, modorro.

Palomazo bien ensayado

Lejos de caer en la rutina, los tacubos llenaron de frescura sus números miles de veces interpretados, con arreglos de trompeta menos sintéticos, con ejecuciones y ataques instrumentales menos apresurados, con variaciones melódicas en la parte cantada, con versiones y finales extendidos más de lo normal. Aquello era una pachanga entre cuates, una especie de palomazo muy bien ensayado, con la peculiaridad de los naucalpenses de procurarse una emisión sonora digna y respetuosa.

Mientras en las anteriores creaciones a Revés..., los tacubos sacaron jugo a historias e imágenes jocosas, referentes a la idiosincracia cotidiana, ahora se ponen pensativos y melancólicos, aunque no por ello menos b foto- TACUBOS 2 ucólicos y explosivos.

En esta ocasión, en vez de aventarse su numerito electrónico-progresivo-instrumental en bloque, intercalaron con las demás las rolas punchis/folclóricas, como haciendo de ello algo más natural, viéndose menos inseguros respecto de su novedoso material, pececillos chilangos en su mero río paisano, tras haberse enfrentado a públicos güeros y bizarros. Dejaron de "cuidarse" y prejuiciarse, y eso les garantizó el aplauso. Dieron el todo por el todo.

El momento plenamente vernáculo arribó con Alejandro Flores, el quinto tacubo, al violín, la jarana, el guitarrón, la voz y la pasión jarocha/istmena: Ojalá que llueva café, seguida del tema popular La tortolita; luego Las flores y el momento cumbre con Ingrata, cuando casi se cae el teatro y, por supuesto, Las persianas, con emotivo joi joi joi joi joi del público. La sección fue sellada con el Fin de la infancia, esa quebradita punk, y el tema El feo, un vals istmeño interpretado en su totalidad por Flores: "Soy un feo que sabe amar con todo su corazón y te quiere de verdad", arrancando corazones y aplausos a rabiar.

La escenografía, austera, elegante y precisa, mostró unos lienzos con proyecciones coloridas y de los rostros, mal dibujados adrede, de los tacubos; unos domos pegados entre sí hacían las veces de espaciales esferas ovoides que se iluminaban y apagagan, además de tubos de tela con aros metálicos internos, cual gusanos verticales, suspendidos al aire. Nada de despliegues tecnológicos, nada de fuegos fatuos.

La bonita y el flaco

Luego vino un seudo encore/intermedio, para pasar a la segunda parte de sorpresitas, donde Meme fue la estrella: primero interpretó el tema de Amores perros, bello bossa altamente ovacionado. Después protagonizó La bonita y el flaco, que no está grabada en ningún disco, tema de regalo para quienes van al chou en vivo, dedicado a Agustín Lara ("pinche flaco"), en reproche por haberse casado con la bonita Félix. Después el tecladista, en la guitarra eléctrica, le puso a El borrego ritmo monstruo/trashero, en enfermiza "extended version". En El puñal y el corazón arremetió con novedosos arreglos de tumbado al piano. Luego, Nrü volvió para cantar la emotiva Flores del color de la mentira, creada para el disco Juntos por Chiapas. Agarraron desprevenidos para bien con Guerra, instrumental potente. Después Juego de seducción de Soda Stereo, en versión tacuba. Una chavita pregunta: ƑDe quién es esa canción? Y es que cuando esta rola pegó, ella iba en segundo de primaria, intuye la reportera. Ah, pero eso sí, cuando los tacubos interpretaron Estar enamorado de Raphael (!!!!), bien que la puberta se la sabía.

Siguieron los sobresaltos con No me comprendes, de Bola de Nieve, covereada en Avalancha de éxitos, en versión larguísima, Metamofósis y La negrita, que casi nunca tocan. Cerraron con su versión a La Última Carcajada de la Cumbancha, que a principios de los 90 los identificó al despedirse: "Café Tacuba yaa se vaa", y por un largo rato, mientras se reinstalan en nueva disquera, hacen música para películas y siguen dejándose conmover por esta enorme ciudad; šaaahhh!, pero el pilón vendrá el 22 de diciembre, en el Hard Rock Life. (Patricia Penaloza)