SABADO 2 DE DICIEMBRE DE 2000

 

Ť Ramón Vera Herrera Ť

Lo sagrado por testigo

El 12 de octubre dio inicio una de las manifestaciones indígenas más sorpresivas en lo que va del año. 300 comuneros y comuneras tzotziles, tzeltales, choles y zoques, agrupados en torno a Xi'Nich', de la zona de Ocosingo a Palenque, y la sociedad civil Las Abejas, del municipio de Chenalhó, emprenderían dos días después una peregrinación, nombrada por ellos mismos Jubilar 2000, que arribará a la ciudad de México el próximo 9 de diciembre.

Lo inquietante es que tal peregrinación, usual en estas fechas cercanas a la conmemoración de la Guadalupana, contenga un tinte político muy especial en el fondo de este caminar que comenzó en Acteal, llegó al Istmo de Tehuantepec, lo cruzó para arribar a Catemaco, prosiguió por el estado de Veracruz y hoy está a punto de llegar a la ciudad de Puebla para internarse en el Paso de Cortés y salir por Amecameca al valle de Chalco, Ciudad Nezahualcóyotl y después al Distrito Federal.

Ambas organizaciones han convivido en la zona de conflicto chiapaneco manteniendo la particularidad de no ser gobiernistas y reivindicar más o menos las mismas demandas que el EZLN, sin ser zapatistas. Ambas son, en sentido estricto, sociedad civil rural: campesinos, indígenas. Xi'Nich' tiene una larga trayectoria como organización y, en su caso, es la segunda vez que camina hacia la ciudad de México. Entre marzo y abril de 1992 protagonizó una de las marchas que más repercusiones tuvieron en el año de la conmemoración del "encontronazo de dos mundos", por la visibilidad que lograron en torno a las condiciones en las que sobreviven los pueblos indios del país, pero sobre todo por hacer presente un nuevo actor colectivo que de ahí en adelante no soltaría la palabra. El poder no se los perdonaría y sabiendo que no son zapatistas, pero sí comunidades en resistencia contra las políticas del gobierno, desató desde 1994 una campaña de rumores contra uno de sus asesores, el jesuita Jerónimo Hernández, acusándolo de ser el propio Marcos. Desmentido el infundio, el hostigamiento creciente que se desató con la guerra contrainsurgente en Las Cañadas, a partir de 1997, orilló a que Jerónimo Hernández fuera aprehendido, junto con otras dos personas de la organización, golpeado y encarcelado en Cerro Hueco, después de plantarle un arma y acusarlo de un crimen que no había cometido. Fue tal el escándalo internacional por esta fabricación de delitos que en pocos días salió de la cárcel, habiendo probado su inocencia. Poco más de un año después, un grupo de paramilitares señaló en un retén del Ejército a un representante de Xi'Nich', Manuel Pérez Constantino, de nuevo con acusaciones infundadas. Fue encarcelado, golpeado y retenido hasta que, de nuevo, la presión internacional logró su liberación. Todos estos incidentes, más la probada civilidad de la organización en la lucha por los derechos colectivos de los pueblos indios, hicieron que se le otorgara a Xi'Nich' un premio internacional, por su probidad en la promoción de los derechos humanos, lo que ocurrió en París a finales de 1999.

Las Abejas también han estado muy comprometidas en esa civilidad y su vocación pacifista está más que acreditada. Fueron el blanco de los paramilitares que asesinaron a 45 personas -todas las víctimas eran Abejas- en Acteal, el 22 de diciembre de 1997. Este es el acto criminal paramilitar que más ha conmovido a la opinión pública por el horror que entraña.

No obstante, la peregrinación que hoy emprenden ambas organizaciones bajo los espíritus protectores de animales pequeños y disciplinados, no intenta flagelación alguna ni se ponen de víctimas. Si a la clase política, las autoridades eclesiásticas, los paramilitares o a algunos mandos del Ejército Mexicano les molesta este caminar, es porque muestra que la resistencia emprendida desde tantas historias vale.

En palabras de Xi'Nich' y Las Abejas, "su peregrinar es de esperanza". Es su manera de tomar la palabra --con pasos y plegaria-- para reivindicar ante el mundo sus derechos, poniendo por testigo lo sagrado.