SABADO 2 DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Vio crecer al Presidente


Solitario, el rancho San Cristóbal el día de la asunción

Martín Diego, corresponsal, Rancho San Cristóbal, Gto., 1o. de diciembre Ť La mañana del primer día de la presidencia de Vicente Fox Quesada en el Rancho San Cristóbal se vio casi solitaria. En el quiosco del pueblo que lo vio crecer sólo unas cuantas personas se encontraban reunidas alrededor de un viejo radio de baterías. "Ora ni luz tenemos para ver por la tele a Vicente", decía Rómulo Castro, vecino de la comunidad.

La casa de doña Mercedes Quesada, madre del Presidente de la República -con las puertas abiertas de par en par-, no daba anuncio de nada espectacular, era otro día más, parecía otro día más.

En el quiosco -lugar donde se recibió primero al triunfador de las elecciones del 2 de julio y luego al presidente electo, primero en la historia del país que no sale de las filas del partido emanado de la Revolución- se prepara una fiesta para el Presidente de la nación.

La comunidad vivió un día sin mayor sobresalto, los chiquillos cenicientos hicieron de la plaza del rancho un campo improvisado de futbol. Hoy no hubo clases.

Por la radio se escucharon los momentos en que el ahora ex presidente Ernesto Zedillo pasó la banda presidencial al ex gobernador de Guanajuato y Rómulo, junto con otras cuatro personas, escucharon atentos. "Vamos a tocar las campanas de la iglesia", dijo alguien, pero nadie lo secundó.

Dentro de la casa del presidente Fox, nadie. "La familia salió desde ayer en la tarde", dijo el guardia de seguridad privada que permanece en la entrada de la casa de la señora Quesada.

"Casi no hay nadie en el pueblo, se fueron desde temprano a la capital para ver de cerquillos a Vicente", dijo Marcelino Campos, mientras se cuidaba de una ráfaga de tierra que se dejó sentir en el rancho. Mercedes, vocera oficial de San Cristóbal, organizó un contingente de 50 personas para ir a la celebración del Presidente en el Auditorio Nacional, todos partieron luego del primer discurso oficial de Fox aún en la Cámara de Diputados.

Sin embargo, en la ciudad de León, en los aparadores de las tiendas de electrodomésticos, se vivía un ambiente similar de una final de futbol. Todos los establecimientos del primer cuadro de la ciudad sintonizaban lo que fue el primer día de actividades del Presidente de la República.

Los limpiabotas establecidos en la Plaza Fundadores de la capital cuerera escuchaban la nota del día, hasta la tarde nadie puso los viejos casetes de música ranchera que se acostumbra escuchar durante la boleada, el discurso del presidente Vicente Fox era el centro de atención.

No hubo pantallas gigantes del primer momento, de la toma de posesión del Presidente de la República, "del paisano", como se le llama por estas tierras al Presidente de la República.

Sin más sobresaltos, la gente vio el cambio de gobierno. Sólo fue un momento de noticia y sin más celebraciones la gente pasó este viernes en espera, como dijo el zapatero Francisco Gaona, "de que ahora sí se cumplan las promesas del paisano, ojalá que nos vaya bien".