SABADO 2 DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Anticastristas, globalifóbicos y procubanos...
En sólo 60 minutos confluyeron 50 años de historia del siglo XX
Juan Antonio Zúñiga M. Ť La esquina de Fray Servando Teresa de Mier y Congreso de la Unión se convirtió ayer por espacio de 60 minutos en un punto de confluencia de los últimos 50 años de historia del siglo veinte.
Allí, entre las diez y las once horas, convergieron la nostalgia habanera de los cincuenta en un grupo de cinco cubanos anticastristas que, de traje impecable, asistieron a una manifestación fallida; unos 130 integrantes del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba que entonaban --como en los sesenta-- la musical consigna "šFidel, Fidel, qué tiene Fidel que el neoliberalismo no puede con él!" -pero Castro no pasó por ahí-, y 30 jóvenes anarquistas, modelo globalifóbico 2000, que enfrentaron a empellones a medio centenar de granaderos.
Y cuatro niños de la calle de confección neoliberal años noventa, quienes contemplaban divertidos el espectáculo con su rostro maquillado, en espera de que se abriera el tránsito vehicular para continuar con sus trabajos acrobáticos.
Grandes carteles con la imagen del presidente Fidel Castro expresaban: "Es usted bienvenido", portados por jóvenes posmodernos que con predigitales magnavoces esperaban entre consigna y consigna el paso del legendario comandante de la Revolución Cubana.
Mientras, hacia la orilla del Parque Chiapas, lugar que se convocó a la manifestación anticastrista, los cinco hombres de negro de origen cubano atisbaban, como si nada, en espera de que llegaran más simpatizantes a su movimiento, que nunca llegaron.
La avenida Congreso de la Unión se encontraba cerrada por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) vestidos de civil, y sólo abrían paso a los automóviles con escolta y los autobuses que transportaban al cuerpo diplomático acreditado en México e invitados especiales a la asunción presidencial que se llevaría a cabo a las once de la mañana en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Eran las 10:30 horas, y nada.
Unos cinco minutos después llegaron un camión de granaderos y dos camionetas suburban, que transportaban a elementos y oficiales del mismo agrupamiento. Radios y wolquitoquis de policías de paisano salieron a la escena, o más bien, aparecieron en la calle.
Los jóvenes del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba ampliaron sus mantas y sacaron banderines de ambos países. Los hombres de negro se dispersaron, y dos de ellos se colocaron detrás de un muro de sostén a las vías del Metro que en este punto transita por arriba; los tres restantes se difuminaron. Nada. Sólo pasaron otros tres autobuses con invitados especiales, con su respectiva descubierta de motociclistas.
Pero a las 10:45 horas, el contingente de granaderos, hombres y mujeres, descendió de su camión con sus cascos, toletes y escudos de acrílico. Permanecieron en formación ante la mirada expectante de los mexicanos procastristas, que continuaban con su "šFidel, Fidel, qué tiene Fidel, que el neoliberalismo no puede con él!", y se ubicaban en la misma esquina, pero del lado perpendicular a Congreso de la Unión, en la avenida Fray Servando.
A las 10:54 en punto, la valla del Estado Mayor franqueó ágil el paso a un autobús blanco de la Presidencia de la República, que transportaba al presidente Vicente Fox, quien detrás de los vidrios polarizados saludaba con ademanes; pero los manifestantes respondieron con otra tonada: "šFidel, cubano, México es tu hermano!".
De pronto, tras del autobús presidencial apareció un grupo de unos 30 jóvenes con máscaras antigas, algunos; otros con pasamontañas; unos más, con trajes como de astronautas, y se colocaron todos frente a la valla del EMP. De manera simultánea, los granaderos arremetieron contra ellos y a empellones se intercalaron entre los militares y los globalifóbicos quienes, con cámaras de neumático, resistieron brevemente la embestida de los escudos de acrílico.
Los jóvenes levantaron las manos y se replegaron unos dos metros, y mientras coreaban: "šZaaaapata vive, la luuucha sigue!", extendieron una manta signada con el sello anarquista y mensajes en los que plasmaban su posición político-poética: "Si yo vivo de ilusiones, tú vives de excusas"; "Contra la dominación, la acción directa", y "Es tiempo de cosechar rebeldía y desobediencia, ya".
Pocos minutos después, el grupo de globalifóbicos partió en Metro en busca de nuevos frentes. Los integrantes del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, que se hicieron a un lado ante el embate de los primeros, decidió disgregarse, con el compromiso de reunirse hoy a las nueve de la mañana en el Zócalo para conmemorar con Fidel Castro el 44 aniversario del desembarco del Granma. De los anticastristas, ni sus luces. El presidente cubano llegó por otro lado a San Lázaro.
Y los cuatro niños de la calle, con sus rostros de payasitos, reían a lo grande. "Estuvo chido Ƒno?", comentaban. Eran las 11:15 de la mañana.