Ť Circula en México nueva novela de Pérez-Reverte
El oro del rey, por Internet, funcionó para ganar lectores
Ť Saramago pidió incluirlo en la saga del Capitán Alatriste, dice
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 30 de noviembre Ť Tres datos son suficientes para invitar al lector a la nueva novela de Arturo Pérez-Reverte: la presencia del personaje Saramago el Portugués, a petición expresa del Nobel de Literatura; las 330 mil descargas de Internet y las 40 millones de visitas a la página en que aparece; más el respeto por el asiduo, a quien, como dice el escritor español, en El oro del rey ''le espera lo que a un lector de raza le gusta encontrar: los viejos amigos y los viejos enemigos". La novela, publicada por Alfaguara, comenzó a circular en México a partir de este jueves y con ese motivo Pérez-Reverte visita Guadalajara, sitio en donde se lanzará, acompañada por él, El oro del rey.
-¿Por qué en la nueva novela del Capitán Alatriste aparece un personaje llamado Saramago?
-A que él (José Saramago) me dijo un día: ''quiero estar en una de tus novelas de capa y espada''. Pues hecho. Como el capitán tiene que reclutar a un grupo de malhechores para asaltar un galeón, entre ellos está Saramago el Portugués, un tipo que mata a sueldo para poder pagarse la impresión de un poema épico enorme que escribe desde hace 20 años.
Poner los cebos en la trampa
-¿Te ha dicho algo el Nobel Saramago al respecto?
-Sí, se divirtió mucho con el personaje.
-Las cifras de la respuesta que tiene la novela en Internet son muy altas, incluso para el mes que lleva en el ciberespacio. ¿Qué fue eso?, ¿una estrategia de ventas?
-No, nunca fue una operación comercial. La editorial invirtió una fortuna en el proyecto, 70 millones de pesetas, y eso no se puede recuperar con las ventas que se hagan por Internet. De hecho quería que el libro fuera gratuito por ese medio, pero por la legislación española no fue posible. Lo que sí acepto es que funcionó como un mecanismo potentísimo para llegar a un montón de lectores. Lo interesante va a ser, ahora que aparece el libro impreso, si se vende más o menos que los anteriores de la saga. Lo que ha de quedar muy claro es que tener la novela en Internet no fue para ganar dinero. Además, a mí me provocó una fuerte emoción meterme a las salas de chat y darme cuenta que los jóvenes se pedían entre ellos mismos capítulos o la novela completa. Eso ha sido muy divertido. Y ocurre que la otra piratería, la que puede hacer alguien con una pequeña editorial, es la que sí perjudica al libro. Una cosa es el chico que juega a transgredir las reglas y bajarse la novela gratis y otra es el hijo de puta, editor, que toma el libro y lo imprime para venderlo.
-Los escritores del siglo XIX o de principios del XX jamás imaginaron contar con las posibilidades actuales para llegar literalmente a todo el mundo. En tu caso sucede y de alguna forma ha de influir en tu desempeño.
-Influye, pero positivamente. Sé que mi mundo va a ser compartido por muy distintas culturas, como la japonesa. En Japón los libros que hago son muy bien aceptados, lo cual me obliga a ampliar mi perspectiva, a que mis referencias sean más abiertas y la obra más asequible. Busco, entonces, que un libro resulte eficaz para personas muy distintas. Así que a lo largo de mis novelas coloco una especie de minas que captan al mexicano por mexicano, al hispano por lo que le corresponde y así sucesivamente. Eso es poner los cebos en la trampa y es la mar de divertido. Es estrategia y juego, lo que me da un aliciente singular. Evita que me encierre, por su lado. Conozco a escritores muy respetables que clausuran las puertas de su mundo y ahí no entra nadie. Pero a mí me gusta la plaza pública, soy mediterráneo, he vivido en un mundo abierto toda la vida, soy mestizo y tengo 20 sangres mediterráneas en las venas. Eso hace que mire hacia afuera y me mantenga despierto.
La venganza del Zorro
-A la otra parte del triángulo, la empresa editorial, le representas una apuesta segura. ¿Te presionan porque invierten en tu obra?
-La ventaja de tener la aceptación de los lectores es que las editoriales no te pueden presionar. Es verdad que me llaman para hacer algún libro en particular, pero los mando de regreso con las manos vacías. Si necesitara cada libro para comer, requeriría de hacer uno cada año y plegarme a los editores. Pero mi vida está resuelta no sólo porque mis libros se venden bien, sino porque mi tren de vida es sumamente sencillo. Claro que me han ofrecido escribir para el cine, para telenovelas y para muchas otras instancias y he dicho que no. Ahora, los editores es verdad que me cuidan porque en efecto me ven como una inversión que les funciona. Y están muy conscientes de que puedo elegir otro editor en cualquier momento.
-La mera posibilidad de que lo pienses debe causar inquietud, por decir lo menos.
-Claro, pero lo digo y no es para hacerles chantaje. Con mis editores actuales me llevo muy bien, son cordiales, son mis amigos y además profesionales. Ahí lo que se da es el respeto. De modo que en este mundo de hijos de puta en donde el autor es vilipendiado y utilizado por los editores, que a un autor lo respeten y lo cuiden, es la venganza del Zorro.
-Además de hacer novelas, te da tiempo de leer y viajar en velero.
-Para mí escribir es un asunto accidental. Soy un tipo que lee y navega. Si tuviera que dejar una de esas tres actividades, no escribiría; leer es necesario, navegar es necesario.