VIERNES 1o. DE DICIEMBRE DE 2000
Ť Estados Unidos, peligrosamente dividido en dos bandos iguales: sondeos
Amenaza el Congreso de Florida con declarar el triunfo de Bush
Ť Frenéticos intentos de los republicanos para inmovilizar las maniobras judiciales de los demócratas
Ť No descartan analistas que el estado en disputa pudiera enviar dos delegaciones al colegio electoral
Ť Si el órgano colegiado no puede nombrar al presidente, la disputa irá a las dos ramas del Congreso
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 30 de noviembre Ť La legislatura estatal de Florida, controlada por los republicanos, amenazó hoy con intervenir en la disputa electoral y declarar el triunfo de su candidato George W. Bush con el propósito de anular la impugnación de los resultados y poner en jaque político las maniobras judiciales de los demócratas para obtener un recuento.
Más de un millón de boletas fueron transportadas desde dos condados disputados en Florida a un tribunal estatal --que está considerando la impugnación de los resultados electorales en ese estado--, y mientras se hacían los últimos preparativos para argumentar este viernes en la Suprema Corte de Estados Unidos sobre si los recuentos manuales son legales, los republicanos decidieron intentar hacerle un corto circuito a las maniobras judiciales de los demócratas a través de la intervención directa del Poder Legislativo.
Hoy, líderes de la legislatura estatal de Florida, controlada por los republicanos, amenazaron con convocar a una sesión especial del Congreso para principios de la próxima semana, a fin de promover una iniciativa que les permitirá nombrar la delegación estatal al colegio electoral.
El proyecto de ley tendría el efecto de otorgarle el derecho a la legislatura a nombrar a los 25 integrantes que representarían los votos electorales de Florida y, ya que la mayoría legislativa es republicana, obviamente se otorgaría el voto a favor de Bush.
Jeb Bush, hermano del candidato presidencial y gobernador de Florida, declaró que estaría dispuesto a promulgar esta iniciativa si se le presenta la próxima semana.
Los demócratas, cada vez más ansiosos y alarmados con el paso del tiempo, afirmaron que, con esta maniobra, los republica nos están considerando imponerse sobre la voluntad popular, lo cual implicaría revertir el voto de los casi 6 millones de votantes de Florida.
Los republicanos sostienen que su iniciativa es necesaria para asegurar que Florida no se quede sin representación en el colegio electoral, ya que los procesos judiciales de impugnación y otros legales podrían demorar tanto la determinación del resultado final del voto, que no se podrá nombrar a la delegación de "electores" antes de la fecha límite del 12 de diciembre.
El colegio electoral emite sus votos el 18 de diciembre. Aunque el costo político podría ser alto para los republicanos si su legislatura nombra los delegados al colegio electoral --sería interpretado como una maniobra política y partidaria encabezada por el liderazgo de la legislatura de Florida y Jeb Bush para asegurar el triunfo de su hermano-- podría ser un posible jaque mate para el demócrata Gore, o peor, el comienzo de, ahora sí, una "crisis constitucional".
No se descarta que Florida pudiera enviar dos delegaciones de "electores" encontradas al colegio electoral, y esto sería posible si la legislatura estatal decide nombrar una delegación a favor de Bush y los demócratas logran obtener un fallo judicial para un recuento que le dé el triunfo en Florida a Gore, lo que daría lugar a nombrar una delegación de electores a favor del demócrata.
Si esto llegara a ocurrir, se generaría el problema de cuál delegación tendría el reconocimiento oficial.
El último precedente para este escenario fue hace 124 años. Si esto sucede, la entidad encargada de contar el voto emitido por el colegio electoral el 18 de diciembre --donde un candidato requiere 270 votos para ganar la presidencia-- es el Congreso de Estados Unidos.
Este se reúne alrededor del 6 de enero para realizar el conteo y "aceptarlo", pero si los 25 votos de Florida no se presentan, o si se presenta el voto de dos delegaciones, la determinación de quién gana la presidencia queda en manos del Congreso federal.
Esto podría enfrentar más complicaciones: la Cámara de Representantes, que seguirá bajo el dominio republicano, apoyará a Bush. Pero el Senado gozará un periodo, de dos semanas, durante el cual estará en manos de los demócratas: el candidato a la vicepresidencia todavía estaría presente como senador y si gana la aspirante demócrata por Washington, la Cámara alta estaría empatada a 50 por cada partido.
De acuerdo con la ley, quien tiene el voto para resolver empates es el vicepresidente de Estados Unidos y, resulta ser que en ese periodo esa persona es... šAl Gore! Si no se logra la aprobación de los resultados del colegio electoral por mayoría en ambas cámaras, comienza una nueva pugna para determinar el ganador. Así, eso ya podría calificarse como una "crisis constitucional".
Por lo pronto, los dos candidatos continuaron proyectando imágenes de confianza en sus cruzadas a nombre de la "democracia": Bush se entrevistó muy públicamente hoy en su rancho en Texas con el general Colin Powell (quien probablemente sería el próximo secretario de Estado) y el candidato a la vicepresidencia Dick Cheney.
En torno a la pugna electoral, Bush comentó que "ya se ha contado el voto (en Florida) tres veces" y que él fue el ganador en cada conteo. "Ya es hora del fin", dijo.
Por su lado, el demócrata Gore continuó con su esfuerzo para generar unidad entre su partido y el público a favor del recuento y también, en competencia con Bush, enfatizó que sigue trabajando en la transición para su próximo gobierno.
Las últimas encuestas demuestran que los estadunidenses están casi perfectamente divididos, por preferencia partidaria, sobre si es hora de que este proceso proceda o se le ponga fin, reportó este jueves el diario The New York Times.
Pero ahora hay más preocupación por lo que ocurrirá cuando el nuevo presidente ocupe la Casa Blanca el 20 de enero. Todo indica que ya nadie podrá declarar que ganó "un mandato" para gobernar, y cualquier resultado jamás se librara de dudas.
O sea, la misma legitimidad del proceso electoral será eternamente debatida por la forma en que concluya esta elección, y esto porque el próximo presidente será seleccionado no con base a un conteo preciso de la voluntad popular, sino por las decisiones del Poder Judicial o por las maniobras del Poder Legislativo.
Claro, todo esto podría complicarse aún más. En cada oportunidad para hacerse más controvertido y complejo, este proceso político ha optado por eso, por lo tanto manténgase sintonizado para saber el próximo capítulo de esta histórica, y a veces histérica, exhibición de la democracia en toda su gloria.