VIERNES 1o. DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Pobres o en la miseria, 70 millones de mexicanos, según el investigador Dussel


Con Zedillo se acumularon dos décadas perdidas

Ť Los avances se consiguieron con un alto costo social Ť Las exportaciones subieron de 15 a 30%, dice

David Zúñiga Ť Al terminar el sexenio de Ernesto Zedillo, México acumula dos décadas perdidas. La herencia del presidente saliente es una economía de grandes contrastes, con los efectos de la peor crisis económica de que se tenga registro y avances conseguidos a un "altísimo" costo social, afirma Enrique Dussel Peters, investigador de la Unidad de Posgrado de la UNAM

En entrevista, el catedrático afirma que desde 1998 se ha dado un manejo "falso y simplista" de cifras y conceptos, y se ha "primitivizado y vulgarizado" la macroeconomía para limitarla a la inflación, el déficit, la inversión extranjera y las exportaciones, rubros en los que el gobierno zedillista ha obtenido buenos resultados, y se excluyen o soslayan factores macroeconómicos como la inversión, el consumo, los salarios reales, el empleo y el sector financiero.

El autor de Polarizing Mexico. The impact of liberalization strategy reconoce los logros de las políticas iniciadas por Carlos Salinas y continuadas por Zedillo: las exportaciones pasaron de representar menos de 15 por ciento del producto interno bruto (PIB), en 1994, a más de 30 por ciento -se espera que en este año lleguen a 165 mil millones de dólares-; se ha controlado la inflación y México es "uno de los casos más exitosos de atracción de inversión extranjera directa desde la Segunda Guerra Mundial".

La otra cara de la moneda

Estos avances, explica Dussel, se han conseguido con una estructura macroeconómica que desde 1988 ha polarizado "brutalmente" la economía: 3 mil 500 maquiladoras y 300 empresas exportadoras de unas cuantas ramas y regiones concentran alrededor de 95 por ciento de las ventas al exterior, mientras el otro 5 por ciento se lo reparten 3 millones 100 mil empresas.

Además, las exportadoras no están integradas con el resto de la economía (95 por ciento de las ventas al exterior dependen de importaciones temporales) y la creciente dependencia de insumos traídos del extranjero aumenta el déficit comercial, especialmente el del sector manufacturero, y presiona la cuenta corriente y el tipo de cambio.

Para mantener su ritmo de exportaciones, la planta productiva requiere cada vez más importaciones; "Ƒy quién va a pagar por esto? ƑEl sector agrícola, el financiero, las pequeñas y medianas empresas?" Este desequilibrio, afirma Dussel, fue la principal causa de la crisis de 1994-1995, y es un factor de riesgo que sigue "intacto".

Otros pendientes que deja el gobierno de Zedillo es un peso utilizado como ancla de la inflación y sobrevaluado 25 por ciento respecto al dólar, y un sector financiero que sigue sin cumplir su función de intermediario: hasta junio, el crédito de la banca apenas alcanzaba 23 por ciento de lo que prestaba en 1994.

El sector dinámico de la economía mexicana no genera suficiente empleo: la población económicamente activa (PEA) aumentó en un millón 300 mil personas al año en la década de los 90, pero apenas se generaron 500 mil trabajos anuales; es decir, hay un déficit de 8 millones.

Los salarios mínimos reales compran apenas 30 por ciento de lo que adquirían en 1980, y el manufacturero 60 por ciento, según la Cepal. Si se considera un salario mínimo por persona como nivel de pobreza (para el Banco Mundial el umbral es de dos dólares al día), "estamos hablando de que tres cuartas partes de los hogares, o alrededor de 70 millones de personas, son pobres o están por debajo de la línea de la pobreza.