VIERNES 1o. DE DICIEMBRE DE 2000

Ť Critica investigador la voracidad de Hacienda


México queda como proveedor de crudo e importador de refinados

Miriam Posada García Ť La política de Ernesto Zedillo en el sector energético se ha encaminado a insertar a México en un proceso de globalización, con el que se convertirá en proveedor de crudo e importador neto de refinados, ha sido una política de ''hechos consumados'' en el caso de megaproyectos como Cantarell para elevar como nunca la producción de crudo, de pérdida de autosuficiencia y de modernización ''furtiva'', aseguró el especialista universitario Fabio Barbosa.

Miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, especializado en reservas petroleras, Barbosa señaló que el presidente Zedillo se aseguró de dar continuidad y acentuar las políticas neoliberales; encaminó a Petróleos Mexicanos (Pemex) a convertirse en una gran empresa gasera, en un caso patético de depredación de campos, y la exploración ha ido en declive, lo que pone en riesgo las reservas nacionales de petróleo.

En un balance sobre la administración que termina, Fabio Barbosa criticó la política voraz de Hacienda de ''hacer dólares rápidos'' al elevar la producción de petróleo como nunca en la historia de Pemex, pero a costa de que numerosos campos hayan quedado semiexplotados. Advirtió que antes de inundar el mercado con crudo o saltar a otros proyectos, la paraestatal debe tener la oportunidad de agotar dichos yacimientos con inversiones mínimas.

Una de las grandes características de la administración zedillista, señaló, ha sido la impresionante elevación de la producción pero al mismo tiempo el descuido de áreas estratégicas como la exploración, y el desinterés por darle al petróleo nacional mayor valor agregado.

La correspondencia con las políticas neoliberales que le heredó Carlos Salinas se observó claramente, cuando después de que el ex presidente cerró la refinería de Azcapotzalco con la promesa de instalar otra no lo hizo, y tampoco lo cumplió Zedillo. Pero lo más grave es que también obligó al cierre de la refinería de Reynosa y la de Poza Rica que alimentaba a la 18 de Marzo.

Todo esto, advirtió Fabio Barbosa, llevó a México a ser dependiente de las importaciones de combustibles como las gasolinas y cada vez en mayor medida de gas natural, cuya explotación es el más claro ejemplo de la política depredatoria, pues antes de que Estados Unidos impulsara su uso y la integración del mercado, los campos del sureste mexicano permanecieron cerrados durante años y para Pemex el gas representaba un problema.

''Lo peor de todo es que aún cuando se eleve la producción de gas a la máxima capacidad de acuerdo con las posibilidades de Pemex, seguirá siendo insuficiente y México será un importador neto por lo menos durante una década, y quizá para el 2010 pudiera tener satisfechas sus necesidades y comenzar a exportar''.

A pesar del saldo negativo que deja la administración de Ernesto Zedillo en el sector energético, Fabio Barbosa le reconoció una cualidad toda vez que ''es el único presidente mexicano que permitió la evaluación de las reservas del país, las actualizó, y aún cuando después de los estudios resultó que se reducían en 50 por ciento, las ubicó en un nivel real y confiable''.

Barbosa detalló que durante sexenios ningún presidente permitió que en sus estados finales se redujera el nivel de las reservas de crudo, y casi por decreto obligaban a sus secretarios, directores de Pemex y asesores a presentar balances positivos que aumentaron el nivel de reservas a cantidades dudosas, pero su imagen estaba primero.