MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Fueron subastados ayer objetos del dictador


La repatriación de los restos de Porfirio Díaz debe esperar

Ť No se reunió el millón de pesos necesario para traer el ataúd

Ť El bisnieto del general sólo logró recabar una cuarta parte

Enrique Méndez Ť Los restos del general Porfirio Díaz Mori tendrán que seguir en el cementerio de Montparnasse de París, Francia.

Para el traslado del ataúd -de casi una tonelada de peso- que resguarda los restos embalsamados, se requiere más de un millón de pesos. Anoche, los objetos más valiosos y caros del general no se vendieron, y su bisnieto Porfirio Díaz Pizarro apenas logró recabar la cuarta parte de esa cantidad: 245 mil 100 pesos.

En la galería Louis C. Morton se retiraron de la subasta el busto en mármol blanco que talló el escultor Adolfo Ponzanelli, el sombrero de gala del Cuerpo de Rurales, el bombín de fieltro, el Himno al general Porfirio Díaz y las actas del Círculo Nacional Porfirista, así como las actas y firmas de las logias masónicas, de 1904, en la que le pedían mantenerse en el poder unos años más.

Nadie hizo una oferta por esos objetos.

Eso sí, se pujó fuerte por el ejemplar El Ejército Mexicano, de Bernardo Reyes, una edición especial de 1901 bajo el sello J. Ballesca y Ca., Sucesor Editor, para la obra México. Su evolución social, dedicado y firmado por el autor para Porfirio Díaz, encuadernado en pergamino con chapetones de latón.

De la salida inicial de 3 mil 500 pesos, el libro alcanzó la cifra de 28 mil, en una subasta-diaz-porfirio pelea reñida. Al final, el postor -que estaba en contacto por teléfono- recibió aplausos de los asistentes. En ese volumen, el compañero de armas de Díaz hizo la siguiente apología: "El es el señalado por la mano de la Providencia para salvar a México".

El siguiente libro de la subasta, también de Bernardo Reyes, El general Porfirio Díaz, un borrador mecanografiado, fue vendido en 8 mil 500 pesos. En éste se detallan las guerras en que participó Díaz, y hace referencia a la toma de los fuertes de Loreto y Guadalupe, entre 2 y 4 de abril de 1867, así como el parte de guerra que este último día envió:

"República Mexicana. Línea de Oriente. General en Jefe: La mañana de hoy se han rendido los dos fuertes de Loreto y Guadalupe sin condiciones de ninguna clase, con todo artillería y su dotación, un gran refuerzo de municiones y todas las armas que tenía su guarnición. Con la rendición de los fuertes, ha quedado completa la posesión de la plaza. Hallándome expedito para nuevas operaciones, hoy emprendo mi marcha sobre las fuerzas de don Leonardo Márquez, que, según los partes recibidos se haya á distancia de quince leguas.

"Lo que tengo el honor de participar á usted para su conocimiento y al señor presidente, felicitándolos por este nuevo triunfo, obtenido sin derramar sangre. Independencia y libertad. Puebla de Zaragoza, abril 4 de 1867."

Drama infantil en un acto

El director de la firma Morton cantó el precio del busto de Ponzanelli: "šQuiero 150 mil pesos! ƑQuién me da 150 mil pesos? Pido a la sala 150 mil pesos. ƑQuién me da 150 mil pesos? ƑNadie? šLo retiro!"

Lo mismo pasó cuando puso a subasta el drama infantil en un acto y un verso, En la orfandad, de Mariano Sánchez Santos, manuscrito dedicado "a la señora Carmen Romero R. De Díaz, México, 14 de mayo de 1895". Nadie quiso ofrecer los 3 mil 500 pesos que se pedían por él.

El bicornio de Tardan Hermanos con las iniciales PD, se vendió en 22 mil pesos, el sombrero de copa en 11 mil, y el schacot francés de fieltro suave, para general, en 16 mil pesos.

La puja por el schacot comenzó en 5 mil pesos. Y la disputa por ese objeto se dio sólo entre dos hombres, uno de ellos enviado por un coleccionista particular. "No puedo decir quién lo adquirió. Tal vez se haga público, e incluso si se decide exhibirlo o no", dijo.

El nieto del ex gobernador de San Luis Potosí, Carlos Díaz Gutiérrez, del mismo nombre, compró los libros Cantos filosóficos o Grandezas contemporáneas, de José Arias y Caballero, de 1887; las Felicitaciones de 1896. Presentadas al Sr. presidente de la República por algunos tamaulipecos, un libro de autógrafos encuadernado en pasta dura, en piel; Porfirio Díaz, soldado y estadista, John W. Foster, sin pie de imprenta, de 17 páginas; y la Memoria presentada por el ciudadano secretario de Gobierno al Congreso del estado de Tamaulipas, de Carlos María Gil, editado en ciudad Victoria por la imprenta del gobierno del estado en 1891.

Dos de las piezas de mayor valor, las actas del Círculo Nacional Porfirista, y el plebiscito en que se le solicitaba a Díaz relegirse en la Presidencia de la República, valuadas en 55 mil pesos, tampoco fueron vendidas.

"šGracias a Dios!", exclamó Díaz Pizarro. "Me quedaré con ellas".

En esos documentos, dijo, se prueba que su bisabuelo no se relegía por una ambición de poder. "šAhí está la muestra, el pueblo se lo pedía!"

En su libro, Bernardo Reyes asevera que por diferencias de opinión con Benito Juárez por la forma de ejercer el poder, en 1868, Porfirio Díaz, "leal y caballeroso", le pidió al presidente su "suspensión del servicio militar para no tener obligaciones con el gobierno".

"Después de que intentó disuadirlo, el señor Juárez le acordó su cuartel"; Díaz dejó el servicio y se "fue a Oaxaca a labrar la tierra". Regresó, sin embargo, después de que el 27 de septiembre de 1871 el gobernador de Nuevo León, Gerónimo Treviño, desconoció al gobierno federal y proclamó a Díaz presidente de la República.

Después, cuando Sebastián Lerdo de Tejada asumió el poder, Díaz debió volver "su espada a la vaina y tomar una actitud pacífica, anhelando que la República no necesitara de mayores sacrificios para evolucionar sin trabas..."

Porfirio Díaz Pizarro dijo anoche que no habrá otra subasta. Lo que se vendió, bien. Lo que no, seguirá en su poder.

En el afán de que los restos de su bisabuelo sean repatriados, aún si no es con honores -como exige el resto de la familia- está solo. Declaró que se ha reunido con el presidente electo, Vicente Fox Quesada, para "informarle" de su intención, pero no para pedir apoyo económico del gobierno federal.

"Yo no voy a andar pidiendo limosna a nadie", aseguró.

Otras personas, comentó, se han acercado para expresarle su respaldo en esta faena. "No creo -expresó- a que un gobierno de la Revolución quiera financiar, y menos hacerle un homenaje, a alguien que consideró un dictador".

Así, pues, los restos del general permanecerán en el cementerio parisiense, pues, además de la falta de recursos, en medio persiste un pleito familiar.

-Dice Manuel Díaz que sin su autorizaciónno pueden traer los restos del general.

-šEstá loco!