MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Se le otorgó indebidamente el beneficio de excarcelación anticipada


Libre, violador con apenas la mitad de su condena

Angel Bolaños Sánchez Ť Aun cuando la ley no lo permite, un violador preso en la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla, que purgaba una condena de 18 años de cárcel, obtuvo beneficios que le permitieron salir de prisión con sólo nueve años de su sentencia compurgada.

Víctor Sandoval Aguirre, El Basílico, fue detenido y consignado en agosto de 1991 acusado de violar a 53 mujeres y recibió una sentencia de 38 años de cárcel en marzo de 1993 al comprobarse su responsabilidad en 18 violaciones.

Tres años más tarde, mediante una adecuación de sentencia, acogiéndose al artículo 56 del Código Penal que favorece a los internos en proceso o sentenciados al reformarse las penas mínima y máxima de algún delito, su sanción se redujo 20 años, es decir, que tendría que pasar sólo 18 años en prisión.

Sin embargo, transcurridos nueve años, solicitó a las autoridades penitenciarias el beneficio de la libertad anticipada, el cual le fue concedido, contra lo dispuesto por la misma legislación en la materia.

Custodios del penal indicaron que, según su expediente, Sandoval Aguirre no cubría los requisitos para tener derecho a beneficio alguno, como son el haber participado en actividades educativas y culturales y acreditar un nivel de instrucción durante el tiempo de reclusión. Pero además, el artículo 85 del Código Penal establece que el beneficio no se concederá a los sentenciados por el delito de violación.

La explicación que los custodios dan a esta situación es el poder económico que el interno tenía dentro de la Penitenciaría, al haber controlado por años una de las dos tiendas de dicho centro de reclusión, y que al salir traspasó -dos locales- a los internos José Francisco Gómez Ramírez y Marco Barrera Rivas, por una fuerte cantidad de dinero.

La historia de Sandoval es ampliamente conocida por la comunidad penitenciaria, no sólo por los delitos que cometió, sino por su apodo: El Basílico, que le pusieron los internos del Reclusorio Preventivo Norte por las maquetas de madera que construía de la Basílica de Guadalupe, así como por su estrecha relación con las autoridades del penal, y por los mariachis y otros conjuntos musicales que cada año le tocaba pagar el día de la Guadalupana, 12 de diciembre, y que era parte del "convenio no escrito" por tener la "concesión" del local.

Criterios desiguales

Por el contrario, otro interno que fue sentenciado a 11 años de cárcel, también por el delito de violación y que lleva compurgados ocho años 10 meses, solicitó desde abril pasado el beneficio de la remisión parcial de su pena argumentando sus casi nueve años de trabajo, conforme al artículo 50 de la Ley de Ejecución de Sanciones Penales para el DF, según la cual, por cada dos días de trabajo se concede al interno el indulto de uno de sentencia.

Sin embargo, por el delito que cometió se encuentra bajo el mismo régimen de excepción que debió haberse aplicado a Sandoval Aguirre, pero el caso, explicó un técnico penitenciario, es diferente. A sus 56 años de edad, Julio Briseño, El Ronco, padece de una enfermedad pulmonar crónica, que ya lo mandó al hospital en tres ocasiones en los últimos meses; su más reciente internamiento, en el hospital de Tepepan, ocurrió el pasado 25 de noviembre.

Debido a su enfermedad, explicó el técnico, estaría en posibilidad de acogerse al artículo 75 del Código Penal, "cuando el reo acredite plenamente que no puede cumplir alguna de las modalidades de la sanción que le fue impuesta; por ser incompatible con su edad, sexo, salud, o constitución física, la autoridad ejecutora podrá modificarla", por alguna sanción económica, a fin de que pueda recibir fuera el tratamiento médico adecuado.

El Ronco, fumador crónico que terminaba con cajetilla y media de cigarros al día, se encuentra bajo tratamiento médico con diuréticos y sales de potasio y tiene problemas de hinchazón en los pies.