MIERCOLES 29 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť El próximo 23 de noviembre concretará la venta de su cartera en 160 millones de pesos
En puerta, fraude por $3 mil millones en Nafin
Ť Las ganancias serían para intermediarios y funcionarios de SHCP, según fuentes del organismo
Emilio Lomas M. Ť En Nacional Financiera (Nafin) se prepara un fraude de por lo menos 3 mil millones de pesos, al concretarse la venta de cartera del organismo, revelaron fuentes de la misma institucion. Esta es la historia.
En 1995, al entrar el país en una de las peores crisis económicas de su historia, Nafin operaba con casi 500 intermediarios no financieros, entre los que destacaban arrendadoras, empresas de factoraje y uniones de crédito.
Para junio de 1996, después de llevar a cabo un intenso programa de restructuración, se creó el Fideicomiso de Recuperación de Cartera (Fiderca) con sólo 317 intermediarios no financieros. El monto inicial de este fideicomiso ascendió a 20 mil 700 millones de pesos. El Fiderca tendría un periodo de operación de cinco años, es decir, concluye su actividad en 2001.
Con el propósito de evitar el quebranto de Nafin, el gobierno federal entró a su rescate en ese mismo año (1996) y adquirió esta cartera a través del Fideicomiso Liquidador (Fideliq), pero al mismo tiempo otorgó a Nacional Financiera la facultad de poder cobrar parte de esta cartera crediticia, la cual ascendió a 43 mil 270 millones de pesos a finales de 1999.
La irregularidad que se observa, según las fuentes confidenciales, es que hace poco Nafin recompró esta cartera al gobierno federal en únicamente 100 millones de pesos, y ahora pretende venderla nuevamente, pero en 160 millones de pesos. La operación se concretará el 23 de noviembre próximo; hasta el momento se sabe de tres postores internacionales.
La ganancia que podrían obtener estos intermediarios, e incluso personal de alto nivel en la SHCP, es que rematando la cartera se prevén recuperar recursos por cerca de 3 mil millones de pesos, al promover la recuperación de créditos con condiciones favorables.
Aunque a simple vista se observa una operación "limpia" de parte de Nafin, el grave problema es que en primer lugar se utilizaron recursos públicos por 20 mil 700 millones de pesos para efectuar el rescate de la institución. En segundo, que Nafin está recomprando su cartera a un valor muy por abajo de lo que pagó en primera instancia el gobierno federal. Tercero, que pretende venderla en 160 millones de pesos, con lo que obtiene una ganancia de 60 millones de pesos. Pero lo que resultará toda una ganancia es que promoverá la recuperación de créditos a través de esquemas de negociación muy favorables para los acreditados, y que en términos generales podrían significar entre 12 y 20 por ciento de los que valoró el Fideliq a finales del año pasado.
La quiebra técnica
Ante el inminente reconocimiento público de la "quiebra técnica" de Nacional Financiera en esos tiempos, su entonces director general, el empresario Gilberto Borja Navarrete, empezó a deslindar responsabilidades sobre la caótica situación que le fue heredada por los administradores salinistas del llamado "agente financiero del gobierno federal".
Invitado, más que designado, por Ernesto Zedillo para ocupar la dirección general de Nafin, el ex presidente de Ingenieros Civiles Asociados (ICA) reconoció, en su oportunidad, que el indiscriminado otorgamiento de créditos por parte del anterior director general de Nacional Financiera, Oscar Espinosa Villarreal, provocó el paulatino, pero irremediable deterioro de la institución.
La "quiebra técnica" de Nafin era un secreto a voces en el sector financiero nacional, pero el documento que detallaba tal circunstancia fue distribuido entre seis altos funcionarios: dos de las Secretaría de Hacienda, dos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y dos de la propia Nacional Financiera.
Más allá de las cuantiosas irregularidades detectadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en, por ejemplo, el otorgamiento de empréstitos a uniones de crédito como la que encabeza el ex marido de Adriana Salinas de Gortari, Luis Yañes, la Unión de Crédito del Valle de México (Unicreva) -a la que se puede atribuir poco más de 10 por ciento del desfalco total a Nafin- y el destino incierto que esos dineros tuvieron, Gilberto Borja Navarrete fue muy preciso en el deslinde de responsabilidaes: 50 por ciento de los créditos concedidos por Nacional Financiera en el sexenio salinista se autorizaron a proyectos empresariales carentes de viabilidad y sin garantías de ley.
Es decir, alrededor de 235 mil financiamientos fueron concedidos durante el ejercicio de Oscar Espinosa Villarreal, quien sabía que dichos créditos difícilmente serían recuperados, si es que el fin, efectivamente, hubiera sido ese.
La situación de Nafin es preocupante no sólo por que es uno de los pilares de la banca de desarrollo en el país y su función social es atender los requerimientos crediticios de las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, sino que a nivel internacional es el agente financiero del gobierno mexicano, y en muchas ocasiones su representante ante los organismos internacionales, públicos y privados, bilaterales y multilaterales, de tal suerte que su deterioro en nada contribuye a la imagen de recuperación económica promovida por los presidentes saliente, Enresto Zedillo, y el entrante, Vicente Fox.