MARTES 28 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Días después del asesinato de Colosio debió desautorizar presuntos apoyos
La efímera precandidatura de Fernando Ortiz Arana
Minutos después del atentado contra Luis Donaldo Colosio, Fernando Ortiz Arana recibió en su despacho del PRI la noticia por parte de un reportero que lo llamó por teléfono. Desde Lomas Taurinas, la información se había transmitido a las redacciones de los medios, y el comunicador amigo suyo lo informó sobre el hecho, aunque en forma parcial. En ese momento sólo se sabía que el candidato presidencial había recibido un disparo en la cabeza y que era atendido en el Hospital General de Tijuana.
Horas después, en las oficinas de la secretaría general del tricolor, de los secretarios adjuntos al CEN priísta, las máquinas trituradoras de papel trabajaron durante horas. Ortiz Arana comenzaba su propio juego por la Presidencia de la República.
Lo curioso es que al día siguiente, 24 de marzo, publicó un desplegado en el que también aparece la firma del entonces secretario general del partido, José Luis Lamadrid. El documento contiene párrafos en los que se daba a Colosio como vivo:
''Hoy más que nunca, Luis Donaldo Colosio es nuestro candidato a la Presidencia de la República... es un hombre firme en sus convicciones. Es el mejor priísta. El intento de segar su vida es un acto cobarde que debe ser esclarecido''.
Ortiz Arana, hoy diputado federal por Querétaro, quiso ser candidato presidencial pero nunca dio su versión, sus razones; tampoco ahora que se le buscó para preguntarle sobre esos momentos, esos días. Esa misma noche, Carlos Salinas se enteró de las pretensiones del priísta queretano.
Organizaciones como el Foro Nacional de Profesionistas, dirigentes como Augusto Gómez Villanueva, César Augusto Santiago y Amador Rodríguez Lozano, difundieron intencionadamente que Ortiz Arana sería el candidato que relevara al malogrado Colosio.
El sábado 26 de marzo se acentuó el despliegue de ''adhesiones'' a la presunta candidatura de Fernando Ortiz Arana. Un i mportante periódico de Querétaro publicó a ocho columnas: ''Pronunciamientos en favor de Fernando Ortiz Arana'', y en un subtítulo resaltó: ''Provienen de comités municipales de Monterrey y Cancún''.
La nota refería que el entonces presidente del Comité Municipal del PRI en Cancún, Victoriano Alvarez García, hizo circular un telex en el que se aseguraba que ''un número importante de priístas'' de Quintana Roo manifestaban su simpatía por la candidatura de Ortiz Arana. Incluso, se difundió un ''octálogo'' -con el logotipo del PRI- en el que se daban las razones por las cuales Ortiz Arana debería ser el candidato presidencial.
Esa misma mañana, el líder priísta fue citado a Los Pinos, por el presidente Carlos Salinas de Gortari. Más tarde, ya en la sede nacional de su partido, él mismo decidió la emisión de un comunicado en el que desautorizó ''cualquier expresión de simpatía a favor de persona alguna, hasta en tanto el partido, de acuerdo con sus estatutos, no fije los términos en los cuales habrá de llevarse su procedimiento interno. Nunca antes''.
Sin embargo, era sólo su nombre el que se barajaba, a excepción del destape que del secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, hizo Fidel Velázquez para despistar.
El domingo Fernando Ortiz Arana volvió a Los Pinos, pero fue el lunes por la noche cuando se determinó que, al día siguiente, el líder del partido citara a la prensa para que él mismo declarara que no quería ser el candidato del PRI. El poder presidencial aún funcionaba en el tricolor y el actual diputado federal tuvo que disciplinarse.
Efectivamente, ese día Ortiz Arana estuvo entre los hombres del poder que asistieron al videodestape hecho por Manlio Fabio Beltrones en la residencia Miguel Alemán de Los Pinos, y más tarde en el Salón Presidentes tuvo dos trabajos: desistir y anunciar la candidatura de Ernesto Zedillo.
Días antes, la madrugada del 24 de marzo, la cúpula priísta determinó que debía ''aplazarse'' la designación de un nuevo candidato, pero muchos no lo respetaron. Un senador priísta comentó entonces que un grupo pretendió ''arrebatar'' la nominación y otros priístas deslizaron: ''Más que dedazo, en esta ocasión debe darse manotazo para detener a los mezquinos''.
En las fotografías del 31 de marzo, después de la toma de protesta de Zedillo, el presidente aparece levantándole la mano a su adversario, quien sonreía. El mismo tuvo que firmar la solicitud de registro de Zedillo ante el IFE. Mes y medio después, a 48 horas del primer debate entre candidatos presidenciales, Ortiz Arana renunció al PRI, en medio de una disputa interna por el palomeo de las listas al Senado y a la Cámara de Diputados.
Entraban Ignacio Pichardo Pagaza, hoy embajador en Países Bajos, y José Francisco Ruiz Massieu, como presidente y secretario general del PRI.
Por esos días, el periódico londinense The Guardian se preguntaba: ''ƑEl Partido Revolucionario Institucional podrá contener para siempre la explosión del volcán?''