Ť Ofrece Macedo reprimir toda conducta ilícita
Se perfila el castigo como medio para lograr orden
Ť Actuales funcionarios, que también lo serán con Fox, oyeron
a Francisco Barrio hablar de los costos anuales de la corrupción
Rosa Elvira Vargas Ť Al orden, por el castigo. Al respeto, por la productividad. Para los últimos presentados del gabinetazo, todo tiempo pasado fue peor, y eso reza incluso para los que aún tienen escaso presente en el sexenio que ya fenece, pero que permanecerán seis años más por obra y gracia de las alianzas políticas, de la impecable hoja de servicios tecnocráticos o de los head hunters.
Y sin sonrojo, hasta complacidos, Santiago Levy, Benjamín González Roaro, Elías Ayub y Alfonso Caso, todos ahora en la estructura foxista, escuchan a Francisco Barrio, el futuro contralor, denunciar los costos anuales de la corrupción, y a Alejandro Gertz Manero, nombrado titular de la recién creada Secretaría de Seguridad Pública, asegurar que el más grave obstáculo para la justicia es "la corrupción y la impunidad que ha prevalecido en el país por tantos años".
Sumado a esa convicción y con el mismo credo punitivo que todo indica guiará al nuevo gobierno en materia de orden, el general Rafael Macedo de la Concha, próximo procurador general de la República, si así lo aprueba el Senado, ofrece "no a la impunidad, no a la corrupción. Toda conducta ilícita que se cometa tendrá su justo castigo".
Gertz afirma también que en el combate al tráfico de drogas irá a las escuelas, a los centros habitacionales y a cualquier lugar donde se pretenda envenenar a la juventud, a la cual defenderá de quienes quieren hacerla "instrumento de su maldad y para hacer de ella la infantería del delito para así poder pagar sus adicciones".
Las expresiones de aquellos designados para poner en Orden ?así, con mayúsculas? a México son seguidas también sin pestañeo por Vicente Fox, quien asiente levemente cuando lo que escucha es de su particular agrado.
Es la presentación de las 23 asignaciones, en la cual el listado precisa que aparecen secretarías de Estado, oficinas de la Presidencia y "otros nombramientos".
Todo transcurre en el mismo escenario de las dos anteriores ocasiones, el Museo de San Carlos. Y es un ritual que, lejos de afinarse, desbarra y hace cometer algunos yerros a la vocera Martha Sahagún en la lectura de los currículos. Pero ayer, informan los enterados, la diferencia es que vinieron más invitados, más familiares y que se dedicaron más aplausos para algún elegido, pues "oye, es que él es ¡buenísima onda!"
Se trataba, en este caso, del general José Armando Tamayo Casillas, jefe del Estado Mayor Presidencial, metido en el brete de tener que dar un discurso, y a quien Alan Nahum y sus compañeros del área de prensa foxista dedican una ovación. Tampoco se irá en blanco, cuando le toque cerrar el largo listado, Florencio Salazar Adame, responsable del Plan Puebla Panamá, a quien acompañó un pequeño pero feliz grupo de adeptos.
Fox había llegado a la casona de Puente de Alvarado faltando cinco minutos para las 7 de la noche. Al descender de la camioneta y cuando apenas terminaba de colocarse el saco, el presidente electo se vio en medio de una multitud que lo aguardaba en la banqueta, lo saludaba con bendiciones, le entregaba sobres de todos tamaños, carpetas, cartas; destacaba un grupo de politécnicos, que no dan lugar a confusión por su infaltable huélum.
(De paso, cualquier reportero con un mínimo de memoria advierte que esa misma forma de expresión ciudadana ?que no del pueblo ahora, pues ese sustantivo ya no aparece en el nuevo discurso oficial? la han recibido todos los presidentes.)
Antes de dar paso al debut de los designados, Vicente Fox hace una introducción que pretende resumir el sentido y la estructura del equipo de gobierno con el que operará la primera Presidencia de la República surgida de la oposición. Para ello, se proyecta en la pantalla gigante ubicada en el patio central, un organigrama con una factura atroz, gracias a la cual se puede estar seguro de que prácticamente nadie entendió nada.
Pasado ese trance, empieza Santiago Creel Miranda, quien va a Gobernación. Borda un discurso sobre la "gobernabilidad democrática", que marca la mención después tan socorrida, al "ciudadano", pues en éste, dice, se encuentra el origen y el destino de todo acto de gobierno.
Así, el reciente militante del PAN no convoca a las fuerzas políticas o sociales, sólo las enumera dentro de las tareas que se compromete a cumplir, entre ellas "invitar a participar" y "dar cauce" a los grupos de la sociedad que se han organizado "en la promoción de intereses diversos".
Al final Creel no puede vencer la tentación de la autobiografía y lejos de cualquier modestia, el próximo responsable de la política interior, asegura: "He participado en la construcción del nuevo rostro político de nuestro país".
Muy consciente de lo que tuvo que enfrentar Fox para imponer su designación, el general Clemente Ricardo Vega García se suma a la modalidad de la autopresentación, solicitando permiso para hablar a quien hasta el próximo viernes será el comandante supremo de las fuerzas armadas. Y luego no una, sino varias veces, ratifica su "obediencia y lealtad" y ofrece que esos valores los inculcará también a los estudiantes del sistema educativo militar.
Pero si alguien no las captó antes, el general concluye con la reiteración ante el presidente electo de que siempre estará "a disposición de usted con indiscutible obediencia... tenga usted la seguridad de que cada directiva y misión encomendada será cumplida cabalmente".
Dato curioso, tanto el general Vega García como su homólogo en Marina, el vicealmirante Marco Antonio Peyrot, nacieron en 1940. Y algo de identidad generacional permea en la manera como ambos se asumen en su nuevo encargo.
El designado titular de la Armada señala en su oportunidad que esa institución, "como todo el nuevo gobierno, va a cambiar por exigencias de la ciudadanía que votó para transformar al país y obtener la calidad de nación que requerimos y deseamos los mexicanos".
Cuando se acaba la presentación del gabinete de orden ?en el cual se incluyó a la nueva titular de la Reforma Agraria, Teresa Herrera Tello? y los reporteros esperan ver cumplida la versión de que los demás sólo serían presentados pero ya no habría discursos, la señora Sahagún desvanece sus expectativas. Apunta que se omitirá la lectura de los currículos de los 16 restantes (éstos sólo se presentarán en la pantalla), pero que, de todos modos, cada uno pasará al micrófono.
Entonces, Juan de Dios Castro, el viejo jurista blanquiazul hace su presentación como consejero jurídico del presidente. Le sigue Alfonso Durazo Montaño, quien mientras explica sus funciones como secretario particular y le recuerda al respetable que él ha vivido "altas y bajas en la política", por lo que ahora ve las cosas con mesura, muestra en la pantalla un elemento fundamental de su hoja de vida: renuncia al PRI el 18 de mayo de 2000.
Le sigue Tamayo Casillas. El general, por si alguien no lo sabía, tiene la encomienda de salvaguardar "la integridad de quien representa la institución presidencial". Enseguida habla Adolfo Aguilar Zinser. Más tarde, en entrevista, explica que el Cisen seguirá dependiendo administrativamente de la Secretaría de Gobernación, pero que ese centro será "custodiado" por funcionarios que en breve anunciará el propio Fox y dentro de los cuales estará él en su condición de consejero de Seguridad Nacional.
Para la nueva estructura resulta también importante presentar a quien se encargará de la Oficina de Opinión Pública e Imagen y al jefe de la Oficina para la Innovación Gubernamental, Francisco Ortiz y Ramón Muñoz, respectivamente.
"Otros nombramientos"
Luego, los "otros nombramientos" corresponden a Mariclaire Acosta, quien es presentada como embajadora especial para derechos humanos y la democracia, nueva figura de la que no dan mayores detalles, pues nadie, ni ella, aluden al hecho de que los embajadores requieren la ratificación del Senado de la República.
Acosta Urquidi da su nombramiento como un hecho y refrenda su compromiso "de poner lo mejor de mí" para mostrarle a México y al mundo "que en este gobierno que inicia no tendremos nada que ocultar".
Raúl Muñoz Leos, que contra todos los pronósticos será director de Pemex, viene de la iniciativa privada, concretamente del grupo Du Pont, del que era presidente y director general desde hace 12 años. A su vez, Cristóbal Jaime Jaquez, futuro director de la Comisión Nacional del Agua, aparece en realidad como un experto en aguas gaseosas (fue director general de Coca Cola), helados (Grupo Quan) y lácteos (hasta su nombramiento era director del Grupo Lala).
Están también cuatro funcionarios muy conocidos: Alfredo Elías Ayub permanece al frente de la Comisión Federal de Electricidad, y Alfonso Caso repite en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
Se confirmó que Santiago Levy tiene la encomienda de dirigir al IMSS en algo que él consideró "un nuevo privilegio", pues se trata de "una de las instituciones más nobles del país", en la cual la gente recibe atención médica y prestaciones económicas y sociales.
González Roaro llega al ISSSTE desde la SEP, y lo hace, como en todos sus cargos recientes, guiado de la mano de Elba Esther Gordillo.
Sari Bermúdez recibe la encomienda de dirigir el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y en esa condición ofrece que habrá una "ciudadanización de la cultura" y que los maestros "serán los grandes escultores del futuro de los mexicanos".
Laura Valdés de Rojas dirigirá la Lotería Nacional; para ello, ofrece la experiencia acumulada en exitosos proyectos de mercadotecnia, como los programas Viajero Frecuente y Club Premier. En los próximos seis años, aseveró, la Lotería "auténticamente" servirá a los sectores más desprotegidos, dando así "el premio mayor a México".
Cerró el ex priísta Salazar Adame y antes de que todo concluyera, Fox regresó al micrófono para recordar que hay otros 2 millones de mexicanos invitados a colaborar en su gobierno. Se trata de los burócratas federales con los que pretende construir el México exitoso del siglo XXI y ante el cual, "a ver quién se nos pone enfrente".
Y en señal de que ya todo había concluido, despidió: "Que Dios los bendiga".