LUNES 27 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť LA MUESTRA

La suciedad y la furia

El título procede de un titular de la prensa sensacionalista londinense, The filth and the fury, una de las múltiples expresiones de escándalo y alarma ante la irrupción en los escenarios musicales de los años setenta del grupo de rock Sex pistols. En La suciedad y la furia, estupendo documental del mismo director que hace veinte años se ocupara del grupo en The great rock'n roll swindle, Julien Temple entrevista a los sobrevivientes del mismo, disimula en la oscuridad sus rostros y explora con ellos el impacto y la trascendencia de su meteórico paso por la actualidad inglesa e internacional. El grupo estuvo activo poco más de dos años, entre 1975 y 1977, y en ese lapso alcanzó niveles muy altos de popularidad entre los jóvenes y de rechazo visceral en la sociedad bien pensante. Temple ilustra esta condena con material de archivo de la BBC y entrevistas a funcionarios londinenses, quienes sugieren mejorar todavía más la fortuna de los rockeros con una "muerte súbita". Los integrantes del grupo Sex pistols, Steve Jones, Paul Cook, Malcolm McLaren y, de modo muy conspicuo, Johnny Rotten (el apodo alude a sus dentadura estropeada) y Sid "Vicious", multiplican los gestos de provocación pública, el insulto continuo a la prensa, los escupitajos al rostro de sus admiradores, las palabras "fuertes" en televisión y en directo, las alusiones muy gráficas al sexo y a las drogas, toda la incorrección política posible, misma que incluye la ostentación de símbolos nazis, como la inevitable suástica en la playera de Sid Vicious.

El documental rescata también imágenes de la cinta de Julien Temple de 1980, con testimonios del público de la época, de personas que señalan el fenómeno inusitado de una multitud de la que se desprenden actitudes muy individuales de rechazo a lo que entonces se insiste en llamar establishment. Un punto máximo de esta protesta se produce durante el Jubileo de la reina Isabel, cuando el grupo lanza la canción God save the Queen, primer lugar en las preferencias juveniles. En el hit parade de las disqueras dicho lugar aparece vacío, pues resulta imposible mencionar al grupo sin caer en las únicas dos opciones al alcance: la condena moralista o la apología de lo infame. Temple describe el clima de paranoia colectiva que el grupo despierta a su paso, sobre todo después de producir su canción sobre la reina, y para ello se sirve del comic de modo original y atractivo, con una alusión directa a la agresión a navajazos que recibe Johnny Rotten en la calle. Estas atmósferas de una tensión social alimentada por el desempleo y el odio racial, las capturaron también, con humor y virulencia, los directores Stephen Frears (Prick up your ears y Samy and Rosie get laid) y el desaparecido Derek Jarman en Jubilee y Last of England. Julien Temple añade a su documental un elemento interesante y divertido: la recepción que el público y la prensa estadunidenses le reservan al grupo punk durante su gira por California en 1977. Lo más notable del film, sin embargo, es el rescate de una de las últimas entrevistas concedidas por Sid Vicious antes de su muerte por sobredosis. Otro aspecto curioso es observar cómo algunas actitudes y emblemas entonces subversivos han sido hoy recuperados por la comercialización y la moda, desde la vestimenta hasta la perforación del cuerpo (piercing). El realizador ilustra los paralelismos entre el fenómeno musical-publicitario y los apetitos de poder y las rivalidades en el grupo con referencias a Shakespeare, a la obra Ricardo III y a la interpretación fílmica que hace Laurence Olivier de Hamlet. El propio título de la cinta es referencia a "el sonido y la furia" en un célebre monólogo del poeta inglés. La elevación de Sid y Johnny a la categoría de figuras trágicas no está exenta de humor e ironía, como tampoco de un poco de ese escarnio tan capital en la resistencia verbal de los Sex pistols.

Esta cinta se exhibe hoy en Cinemex Casa de Arte Masaryk.

Ť Carlos Bonfil Ť