LUNES 26 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť PARABOLA
En la recta final
Ť Emilio Lomas M. Ť
La recta final del juicio por el megafraude cometido en contra de los cooperativistas de La Prensa ha iniciado. Una vez más, pero ya cercanos a la resolución que han de determinar los jueces y con el convencimiento del que el que persevera alcanza, vale centrar la atención en la definición de este caso.
De acuerdo con las últimas siete sentencias inapelables, pues se han agotado los recursos de la justicia federal para hacerlo, el consejo de administración del diario tendrá que entregar toda la documentación original de Editora de Periódicos SCL, de diez años atrás a la fecha, incluidos los libros de actas del consejo, actas de asambleas, contabilidades, intervenciones obligadas de la Secretaría del Trabajo, entre otras.
Con lo anterior, finalmente se podrá ventilar, con pruebas en mano, el fraude de la venta de La Prensa transada por la ridícula cantidad de 100 mil pesos a espaldas de la asamblea de cooperativistas.
De no entregar la documentación solicitada por el magistrado Manlio Castillo Colmenares el pasado 20 de octubre, la justicia habrá de aplicarse de cualquier modo a través de multas y muy probablemente con el encarcelamiento de los defraudadores.
Esta historia inédita en los medios de comunicación mexicanos inició el 30 de julio de 1993, cuando se informó en asamblea general extraordinaria la venta de Editora La Prensa a Impulsora Periodística SA de CV, presuntamente por un monto de 90 millones de dólares.
Impulsora de Empresas Periodísticas, constituida legalmente el mismo día de la venta de La Prensa, es propiedad en 51 por ciento del empresario Carlos Abredop Dávila, presidente del Grupo Empresarial Olmeca y en 49 por ciento de la empresa Lanza, controladora mexicana del Grupo Editorial Santillana, cuyo presidente es el empresario español Jesús de Polanco.
Lo cierto fue que el apoderado de SCL, Juan Manuel Hernández Rodríguez, ya había vendido la editora, a través de Augusto Corro Ortiz, cuando éste era aún subdirector de La Prensa SCL y sus socios De la Cajiga, presidente y director general, su hijo Herrera, gerente general y Peláez, presidente del consejo de administración de SCL y La Prensa SA, por 100 mil pesos.
Los cooperativistas iniciaron una demanda por el cínico despojo a la que Abredop respondió con una negativa de la compra, pero el 28 de julio de 1993 el notario Alfredo Miguel Morán Moguel constató en la escritura 19506 la existencia de un contrato de compraventa de acciones de Editora La Prensa SA de CV por 100 mil pesos, con lo que se hace de todos los bienes tangibles e intangibles de SCL.
Melée
El asunto de la demanda de los trabajadores de la Cooperativa La Prensa se suma al de las cooperativas de El Día, y Excélsior. Los trabajadores de esas tres editoras tiene en común haber sido víctimas de sus propios dirigentes y, a la vez, no permitir que las irregularidades e ilegalidades cometidas en sus organizaciones y en contra de sus derechos y su patrimonio queden en la impunidad... Esta es la oportunidad para que los medios de comunicación se vayan perfilando en su propiedad y manejo hacia las manos de profesionales de la comunicación y para definir una relación con el gobierno sin control ni imposiciones sobre la información, pero también sin concesiones ni prebendas, las más de las veces excesivas para los dirigentes... Una relación sin la posibilidad de que empresarios ajenos al quehacer de la información, coludidos con políticos o grupos de poder que sólo ven sus intereses y beneficios personales, sigan arribando a los medios de comunicación.
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