LUNES 27 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Balance de las políticas de recortes y controles de Ernesto Zedillo
La canasta básica aumentó 400%
Ť El mercado nacional sufrió una prolongada postración durante este sexenio, señalan expertos
Ť Desintegran el Fidelist; casi un millón de familias dejarán de beneficiarse con tortilla barata
Patricia Muñoz Ríos Ť En el gobierno del presidente Ernesto Zedillo el precio de la canasta básica alimentaria se elevó casi 400 por ciento; se recortaron los programas de apoyo al consumo de productos como la leche y la tortilla subsidiada; desapareció la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo); se terminó con el control de precios; el poder adquisitivo de los salarios retrocedió a niveles de los años 70; y se contrajo el consumo de alimentos de primera necesidad hasta en 50 por ciento.
Informes del Instituto de Estudios Económicos de la UNAM, de la Universidad Obrera y de la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (Amedec), señalan que el mercado nacional sufrió una "prolongada postración en este sexenio", en tanto que el nivel salarial se mantuvo como uno de los más bajos a escala mundial. Se hizo evidente que el gobierno quedó muy lejos de cumplir con su promesa central de campaña de "Bienestar para la familia".
La información establece que 70 por ciento de la población sufre malnutrición. Sin embargo, la administración zedillista optó por continuar con la reducción de los subsidios al consumo y redujo casi 40 por ciento el padrón de beneficiarios del subsidio a la adquisición de tortilla, además de que "recortó" las listas de aquellos que estaban inscritos en el programa de distribución de leche de Liconsa, según establece la cuenta de la Hacienda Pública Federal y del casi extinto Fideicomiso Liquidador de la Tortilla (Fidelist).
El Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, indica que en este régimen se impuso la contención de los salarios, a fin de deprimir la demanda del mercado interno y, así, disminuir la presión sobre la balanza de pagos. Esa política produjo una severa reducción de la participación de los asalariados en la riqueza generada, de forma que la contribución de las remuneraciones asalariadas en el PIB pasó de 37 a 30 por ciento en los últimos años.
Esta disminución derivó en un deterioro del nivel de vida de los trabajadores, así como la disminución del gasto familiar destinado a educación, vivienda, salud.
Lo que más se encareció fue la canasta básica y no se contuvieron los precios. El mercado mexicano entró en la liberalización total y mientras la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial -encabezada por Herminio Blanco- terminó con la política de precios controlados y con el esquema de regulación de los costos de los productos, los diversos encargados de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), señalaron reiteradamente que el mejor controlador de precios era el propio comprador.
Así, el mercado ajustó al alza toda la canasta básica, como lo registran el estudio "Quién es quién en los precios", de la Profeco. Según este análisis, al término del sexenio pasado el kilo de carne de res costaba 20 pesos, la leche envasada, 2.40 pesos litro, la tortilla, 75 centavos kilo, pan blanco, 15 centavos pieza; azúcar, 2 pesos; pollo, 18 pesos kilo, gasolina, 1.40 pesos litro, y el pasaje del Metro, 40 centavos.
En este sexenio la tortilla aumentó 455 por ciento, ahora cuesta 4 pesos el kilo -o más, según la zona, porque el precio está liberalizado-; las leches se han elevado en promedio 328 por ciento, pero las de polvo y evaporadas -las que más consumen los bebés- han aumentado hasta 600 por ciento.
Un informe sexenal de las alzas de los básicos de la Amedec, indica que el incremento a las leches ha sido tan fuerte que su consumo se ha hecho imposible para 83 por ciento de la población y su venta se ha reducido 20 por ciento. Indica que con un salario mínimo en los 80 se podría adquirir 16.4 litros de leche y hoy sólo se adquieren cinco litros.
Señala que los precios de los quesos incrementaron en estos seis años 516 por ciento; galletas saladas, 483 por ciento; naranjas en 341 por ciento; detergentes, 328 por ciento; huevos, 300 por ciento; pan de caja, 289 por ciento; mantequilla 275 por ciento; jabón de tocador, 272 por ciento; cerveza 258 por ciento; aceites comestibles 250 por ciento; carnes de res 214 por ciento; papel higiénico, 240 por ciento.
El costo del gas doméstico creció 405 por ciento en este gobierno y el costo del servicio telefónico local se mantuvo como el más caro de los 28 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En términos globales, la canasta de básicos pasó de tener una cotización a finales de 1994 de 640.27 pesos a 2 mil 55 pesos. Así, la canasta de casi 90 productos básicos se elevó 370 por ciento en este sexenio y los salarios, 135 por ciento.
Además "los recursos que el gobierno destinó en programas de apoyo a las clases ubicadas en el rango de la pobreza extrema significaron aproximadamente 1.53 pesos diarios para cada mexicano que vive en estas condiciones y ello considerando los 26 millones de pobres extremos reconocidos oficialmente, pero si se toman en cuenta los 51 millones que estima julio Boltvinik, tendríamos que a cada uno de ellos le correspondió 78 centavos diarios", según la Universidad Obrera.
Detalla esta institución que pese a los mayores ingresos que obtuvo el gobierno en este régimen, los programas de subsidio a la producción han sido sistemáticamente desmantelados.
Tortilla sin subsidio
Como colofón de la política comercial de Zedillo, quedó formalmente desintegrado el Fideicomiso Liquidador del Subsidio a la Tortilla (Fidelist), con lo que casi un millón de familias dejarán de beneficiarse con el menor precio de ese básico. Si bien la desaparición del Fidelist se había contemplado desde 1999, la Secretaría de Hacienda redujo gradualmente el presupuesto al subsidio a la tortilla. Se estima que para el año entrante sólo un millón 151 mil familias de las de menores ingresos del país tendrán la posibilidad de adquirir tortilla subsidiada.