Ť Ortiz Pinchetti
De la Madrid bloqueó el cambio democrático; CSG fue un chapucero
Alonso Urrutia Ť Protagonista de uno de los comicios más complejos realizados, quien fuera entonces consejero ciudadano del IFE, José Agustín Ortiz Pinchetti, resume: ''Teníamos el temor de un estallido político que arrastrara el estallido social; entonces no teníamos forma de corroborar si se estaba preparando un derrocamiento del régimen, pues había habido un asalto guerrillero, había muerto Colosio y la ciudadanía había quedado aterrada ante la posibilidad de que las elecciones no fueran reconocidas''.
Así, bajo la incertidumbre de enfrentar una crisis mayor, nosotros iniciamos los trabajos faltando tres meses para los comicios. ''Las elecciones iban a ser el 18 de agosto y a nosotros se nos convoca a incorporarnos hasta el 3 de junio. Sí, entre la tensión social y la fuga de capitales, se decidió renovar el aparato electoral. Las elecciones estaban en puerta y había la tesis de un choque de trenes que iba a colapsar la estructura por la resistencia del PRI a perder y la posibilidad de que el PRD asumiera una posición beligerante''.
Hoy, a la distancia, Ortiz Pinchetti recuerda los sobresaltos derivados de la premura de su llegada al IFE y las enormes presiones políticas. ''Yo sufrí cierta presión, muy discreta, por parte del PRI'', dice.
La tarea inmediata era dar garantías de la confiabilidad del padrón. Esto le acarreó a los consejeros fuertes críticas del PRD, particularmente a partir de las suspicacias derivadas de millones de homonimias, ''pero nos mantuvimos en que el padrón era confiable, aunque perdimos mucho tiempo en la discusión del Registro Federal Electoral''.
En vísperas de iniciar una nueva faceta en su trayectoria política, en su calidad de secretario de Gobierno del Distrito Federal, afirma haber hablado sólo medio minuto con el presidente Carlos Salinas. Empero, considera que él estaba consciente de la necesidad del cambio, ''incluso se sentía orgulloso, pero sabía que no era un verdadero cambio a fondo''. A pesar de ello reivindica la actitud del entonces secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, de quien dice, ''hizo un excelente papel''.
La verdad, añade, es que en esto de las reformas electorales aún no hemos terminado. ''De la Madrid bloqueó el cambio democrático, Salinas fue un chapucero, sus reformas fueron un baldón para quienes las instrumentaron, fueron reformas tramposas''.
A la distancia, se percibe un elemento sustancial que hizo de los comicios de 1994 unos de los más inequitativos, a pesar del nuevo IFE: ''La iniquidad de recursos fue brutal, al punto que llamamos al proceso inícuo y emitimos un durísimo dictamen que sirvió para la reforma política electoral. Aunque nosotros quisimos avanzar, el PRI se opuso; avanzamos en muchos otros aspectos, en la consolidación del órgano ciudadano, pero nunca llegamos a afectar el núcleo duro del sistema, la disparidad que le daba ventaja''. Incluso, de ello se desprendió la elaboración de un informe final muy duro en contra de la iniquidad, que sirvió como base para la posterior reforma electoral que hizo énfasis en el aspecto del financiamiento.
A lo largo del proceso las referencias a la desigualdad implicó que ''fuéramos impugnados duramente por el PRI, porque decía que nos estábamos extralimitando. Estoy de acuerdo en que en condiciones normales adoptar posiciones beligerantes suena impropio de un consejero, pero en un momento en el que el gobierno tenía todavía un enorme poder sobre el IFE, tuvimos que realizar ese activismo''.
La consecuencia, asume Ortiz Pinchetti, fue el cese constitucional. ''Fuimos castigados a través de un artículo constitucional; se nos excluyó del Instituto Federal Electoral prácticamente para siempre. Fue el precio que tuvimos que pagar por dar la batalla por cambios profundos''.