DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2000
Un hacendado en Agricultura
Pocos colaboradores de Vicente Fox gozan de tanta
confianza del presidente electo como Javier Usabiaga. Pocos, como
él, tuvieron seguro desde el principio su lugar en el
gabinete.
El "gobernador del campo" -como solía
llamarle Fox al responsable de la política agropecuaria
en su gobierno- es, además de un amigo personal, el maestro
de negocios del presidente electo y guía de los
empresarios agrícolas de Guanajuato
Daniela PASTRANA
Las noticias sobre el Ejército Popular Revolucionario eran motivo de inquietud. En el sur de Guanajuato los rumores iban y venían. En una reunión del programa de reforestación, a finales de 1996, el alcalde de Huanímaro, Everardo Vargas, confió su preocupación a Javier Usabiaga:
-La gente tiene hambre, don Javier, Ƒqué vamos a hacer si aquí se levantan los campesinos?
-šQué se van a levantar -respondió el secretario de Desarrollo Agropecuario y Rural-, si no se levantan ni para trabajar, son unos haraganes!
Es Javier Usabiaga Arroyo, diputado federal, quien el miércoles fue presentado como secretario de Agricultura del gobierno que asumirá el 1o. de diciembre.
Usabiaga será, a partir de ese día, el encargado de atender, entre otras tareas, a más de 20 millones de campesinos y agricultores que viven en condiciones de extrema pobreza.
Polémico, carismático, déspota, práctico, enemigo de los "revoltosos", Usabiaga es un hombre de resultados rápidos y eficaces. No planea, actúa. No pierde el tiempo, trabaja. No acepta fallas, ni holgazanerías, aunque es benévolo con los créditos. No cree en la organización social, pero sí en las sociedades comerciales. Desprecia los subsidios, pero es un patrón "compasivo".
Una palabra define sus empresas: éxito.
Hacendado bondadoso, agrónomo empírico, líder empresarial y ahora político, quien fuera "gobernador del campo" en el Guanajuato de Vicente Fox está listo para emprender una nueva aventura con su amigo y socio de varias décadas.
Su tarea parece titánica: deberá hacer del campo mexicano un "negocio rentable".
Un campo nuevo, pues, como dijo el miércoles en su presentación a la sociedad.
*Compadecido de los pobres
Aguilares, la hacienda que Angel Usabiaga compró en 1932 y donde su hijo Javier inicio su emporio comercial, está ubicada entre Salamanca y Juventino Rosas, a unos kilómetros de San José de la Montaña. Ahí está la empacadora, y la casa donde la familia Usabiaga pasa los fines de semana.
En esta tierra y en los ranchos cercanos, la gente quiere bien al patrón Javier. Tanto que cuando lo secuestraron hace 13 años hubo peregrinaciones a Salamanca para pedirle al patrono de la iglesia que lo regresara con bien.
"Iba un montón de gente de todos lados -recuerda Josefina Ramírez, de La Trinidad, quien de niña trabajó en los campos de los Usabiaga-. Yo también fui con el Señor del Hospital (el Cristo negro de Salamanca) y le pedí mucho por él".
Porque -dicen en Aguilares- "don Javier es bueno como no hay otro. Ojalá Dios nos mandara 100 como él".
Ejemplos de su bondad en estos campos se cuentan por montones: presta sus camiones cuando hay un difunto, nunca cobra réditos por los préstamos que hace, deja pepenar a los jornaleros los sobrantes de los cultivos, y los manda con doctores particulares cuando se enferman. Un alma.
Aunque, eso sí, "tiene su carácter recio". Convive con la gente, pero "no se deja llevar, ni acepta la tomada (emborracharse) con el pueblo".
A los jóvenes más emprendedores les da becas para estudiar. Así terminaron su carrera en la Universidad de Guadalajara dos de los hijos de Valente Alberto, el trabajador más viejo de Aguilares.
Valente tenía ocho años cuando comenzó a trabajar para Angel Usabiaga... y eso fue hace 68. La suya es la última de una serie de casitas de madera, tabique y lámina a un costado de la empacadora. La estampa, típica de la miseria, pone en duda la presumida bondad de los dueños de Aguilares.
ƑDe qué le ha servido a este hombre su fidelidad si después de 60 años no tiene ni para comprarse una camioneta?
"Tenemos un lugar para morir -dice Valente-, ya don Javier dijo que aquí podemos quedarnos mientras vivamos".
Y sí que es bueno el patrón, insiste.
"Un día encontró a un trabajador con una bolsa de abono que se había robado. 'ƑPara qué quieres eso?, -le preguntó-. Francamente ando crudo, don Javier, lo agarré para curármela'. ƑY cree que mandó a la policía? No, sacó un billete de su cartera y le dijo: 'anda, llévame esto para la hacienda y aquí tienes para que te cures'".
"ƑQuién hace eso? -ataja Eufrosina Zúñiga, la mujer de Valente-. Si ya le digo que don Javier es muy caritativo con los enfermos y compadecido de los pobres".
*La cabra que tira al monte
-Oye, Manuel -le dijo Angel Usabiaga al regador de la hacienda-, Ƒqué no te dijo Pedro (el administrador) que había que echar el agua en un canal sí y en otro no? ƑQuién te dijo que lo regaras así?
-Me dijo Javier -contestó Manuel.
La cosecha se echó a perder. Todavía recuerda Valente Alberto cómo "le temblaban los tobillos al difunto Angel de los zapatazos que le daba a don Javier, y decía: 'pendejo, que se enseñe a echarle agua como se debe'".
La historia, claro, fue muchos años antes de que
Javier Usabiaga se convirtiera en El Rey del Ajo y de que su
imperio -de cuatro décadas- se extendiera por 10 mil
hectáreas de cultivo de hortalizas, que exporta a Estados
Unidos y Asia.
Fue también antes de que fuera director y presidente del consejo de administración de Holstein Friesan de México, Covemex y de Empacadora General Agrícola del Bajío, Equipos y Tractores del Bajío, y Alimentos Deshidratados del Bajío (dejó sus empresas a cargo de sus hijos desde 1995, cuando se incorporó al gobierno de Fox).
Del origen de su imperio hay distintas versiones. Algunos cuentan que fue en los campos de Canadá donde aprendió los secretos de la agroindustria. Otros dicen que su estancia en el norte sólo fue para perfeccionar su inglés, pues los conocimientos del campo los obtuvo de su padre.
En lo que muchos coinciden es que Javier Usabiaga, quien dejó inconclusos sus estudios de contaduría pública en la Escuela Bancaria y Comercial, en el Distrito Federal, "sabe más del campo que cualquier ingeniero".
Actualmente, sus cultivos se extienden sobre 10 mil hectáreas, donde laboran 5 mil personas. Paga poco, lo mínimo que se cotiza en la temporada, y suele rentar ejidos completos por años.
Además de la hacienda de Aguilares, tiene otros ranchos: La Mina, para el rumbo de San Luis Potosí; El Pilar, cerca de Abasolo, y Siete Hermanos, por San José Iturbide.
Sólo en Aguilares -cuentan los trabajadores- llega a pagar de raya 9 millones de pesos en una semana.
ƑDe dónde sale su suerte?
"La cabra tira hacia el monte -dice Arturo Hidalgo, de la Fundación Desarrollo Rural de León-. Javier Usabiaga tiene el estigma del éxito, anda como si nada le diera miedo".
*Gobernador del campo
Como mandatario de Guanajuato, Vicente Fox solía decir que Usabiaga era "el gobernador del campo".
La Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Rural que encabezó Usabiaga cinco años fue una de las creaciones de Fox al inicio de su gobierno.
Y Usabiaga tuvo "manos libres".
Algunos recuerdan que cuando tenían problemas con el secretario, era común que respondiera: "Tú no me pusiste en este puesto, me puso el gobernador; si te molesta, arréglate con él".
Pero cuando iban con Fox, éste los regresaba. "Velo con Usabiaga".
Y es que la relación del presidente electo y el empresario celayense se extiende a la última mitad del siglo, en una sociedad que iniciaron sus padres. Juntas, las familias Fox y Usabiaga llegaron a controlar 90% del mercado de ajonjolí del país y fundaron una empacadora de papa.
Cuando Vicente Fox salió de la Coca Cola, Javier Usabiaga, quien "era más amigo" de José Fox, sembró las hectáreas del presidente electo con brócoli y espárragos. Los trabajadores de Aguilares recuerdan muy bien cómo iba a sembrar al rancho de Fox, "que más bien tenía ahí unas vacas".
También, por breve tiempo, el presidente electo fue "promotor" de la renta de tierras para Usabiaga.
Luego, cuando Fox se retiró de la política, Usabiaga lo financió para producir vegetales congelados... Y más adelante, cuando regresó a la política, se lo trajo con él.
*"No te pago para que me hagas numeritos"
"Mi secretaría es más horizontal que tu organización", se ufanó un buen día Usabiaga ante Luis Fernández Godard, director de la Fundación para el Desarrollo Rural de León.
De formación jesuita, Fernández Godard no pudo evitar la sonrisa.
"Qué horizontal va a ser", replicó.
"Sí -insistió Usabiaga- te voy a enseñar".
Entonces tomó papel y lápiz y dibujó una línea horizontal.
"Esta es mi secretaría -explicó-, y éste (puso el punto arriba de la línea)... éste soy yo".
Así es Usabiaga.
La historia de cómo desmanteló la organización consentida de Carlos Medina Plascencia es conocida en Guanajuato:
Medina entró en contacto con Fernández Godard cuando era presidente municipal de León. Confió en él y en 1989 firmó un primer convenio para encargarle el desarrollo del programa gubernamental de atención comunitaria.
El ejercicio se repitió cuando Medina llegó al gobierno estatal, con una asignación inicial de 20 millones de pesos, directos del presupuesto del gobernador.
Las críticas fueron ignoradas por Medina y el
proyecto de Fernández Godard creció al cobijo de su
administración, con un esquema basado en el modelo de
planeación participativa (el gobierno programa gasto y la
comunidad planea desarrollo) que ha tenido éxito en
países de América Latina.
Para el desarrollo de proyectos de inversión se formó un fideicomiso (Finder) y para la organización de la gente se crearon consejos comunitarios y consejos regionales, que por esos días competían con la estructura federal de Solidaridad (de broma les decían que Carlos Salinas tenía su Pronasol y Carlos Medina su Pronazul).
Pero su suerte se acabó con la salida de su protector.
Al principio, no hubo problemas. Fox les renovó el contrato con un argumento simple: "No entiendo esto del tejido social, pero tu proyecto me hace economizar dinero".
El choque vendría con Usabiaga, quien traía en la cabeza un proyecto de inversión y en eso concentró sus esfuerzos.
"Su esquema era de jalar dinero de Banrural y meterlo a la banca privada -explica Arturo Hidalgo-. Así, el gobierno ya no pone su dinero, sino que lo mete al banco contra garantías del particular".
Usabiaga también cambió la asignación del dinero del fideicomiso, que terminaría por convertirse en una partida con recursos al municipio. El choque era anunciado.
"Era como ponernos con Sansón a las patadas, él jugaba a que tenía detrás al gobernador y nosotros a la gente".
A finales de 1998 los agricultores organizados decidieron crear un consejo estatal. A la segunda reunión invitaron al gobernador, pero éste ya andaba en campaña presidencial y mandó un representante: Javier Usabiaga. Ahí les advirtió: "Ustedes no son un consejo, eso es lo que yo tengo en mi empresa, no aquí. Puede ser que me vengan a decir los problemas, eso está bien, pero las decisiones de lo que se hace en el campo las tomo yo".
A Fernández Godard le reclamó: "Me andas moviendo a la gente por atrás. No me la juntes. No te pago para que me andes haciendo numeritos".
Era el final. En enero de este año -ya sin Fox-, Usabiaga citó a Fernández Godard para anunciarle que ya no sería contratado.
"Los agricultores -le dijo- ya aprendieron muchos años con tu programa. Los declaro mayores de edad".
*El Guanajuato de Usabiaga
En materia agropecuaria, dicen los estudiosos, hay dos Guanajuatos: el de unos cuantos productores ricos, con tecnología y recursos de primer mundo, y el del resto de los campesinos, con pequeñas extensiones de tierra y recursos escasos.
El caso extremo es el de los municipios de Sierra Gorda -ubicados en la lista de los 100 más pobres del país-, donde se mantiene la agricultura de subsistencia. Pero aun en el Bajío los pequeños productores han optado por rentar sus tierras.
El fenómeno tiene que ver con las reformas de 1992, que desaparecieron los precios de garantía (precio mínimo para ofrecer los productos, regulado por el Estado) y los sustituyeron por los precios de referencia, que marcan los mercados internacionales de las grandes bolsas agropecuarias, principalmente de Chicago.
El fracaso de ese esquema -explica Luis Miguel Rionda, investigador del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Guanajuato- ha orillado a los campesinos a incorporarse a la agroindustria, como obreros y jornaleros, o emigrar al norte.
A eso se agrega un fenómeno más viejo -que viene de los setenta, cuando se instalaron en la región empresas como Del Monte y Campbells- y que es la sustitución de los cultivos tradicionales de granos por los de hortalizas.
Rionda reconoce que la política de "descampesinar" no es privativa de Guanajuato, sino que obedece a una política federal de los últimos tres sexenios.
Sin embargo, sostiene, Usabiaga acentuó este proceso con "una política muy evidente de desprecio hacia los pequeños campesinos".
Coincide el economista Jesús Batta, quien ha realizado un seguimiento puntual de la gestión de Fox. Batta concluye que durante la gestión de Fox se privilegió al sector con potencial productivo, y los campesinos de bajo rendimiento -que son 80% de los productores- tuvieron programas de menor inversión.
El criterio para otorgar créditos era con un mínimo de 20 hectáreas y se establecieron requisitos inaccesibles para los pequeños productores: justificar el proyecto, formular una proyección financiera y de ventas del negocio, garantizar el pago del crédito.
ƑY las mejoras en la calidad de vida de los campesinos de Guanajuato que tanto presume el presidente electo?
"Claro que están mejor, pero no por la política agropecuaria, sino por el ingreso de recursos de los inmigrantes", dice Héctor Ruiz Rueda, maestro de la unidad Salvatierra, quien en 1998 participó en un estudio del mercado de tierras, elaborado en conjunto por la Universidad de Guanajuato y la UAM-Xochimilco.
"La pregunta que habría que hacerse -dice Ruiz Rueda- es Ƒcuánta gente se arraigó y creó una cultura agroindustrial en el estado?"
*"Que teman los que quieren subsidios"
ƑQuiénes deben temer al nuevo secretario de Agricultura?
Piero Zarattini se contesta: los vividores y cuentacuentos que tienen como meta tener subsidios.
Usabiaga y Zarattini son considerados "el uno-dos" de los agroindustriales en Guanajuato. Entre 1982 y 1986 fueron socios en la exportación de espárragos.
A propuesta de Usabiaga, Zarattini fue durante cinco años presidente del Patronato para el Desarrollo Rural de Guanajuato, responsable de la organización de la Expo Agro Alimentaria -el proyecto estelar de Fox para el campo-, que hace un par de semanas llegó a su quinta edición con buenas cuentas: 400 expositores y más de 80 mil asistentes.
"Javier es muy exigente -dice Zarattini-, una especie de guía, que sabe diversificarse, darle un valor agregado a sus productos".
Vaya que lo cree. En la pasada campaña, Zarattini fue asesor del candidato del PRI al gobierno estatal, Juan Ignacio Torres Landa, y su recomendación fue dar continuidad a todos los programas actuales.
Y antes de dejar la presidencia del patronato -porque "se me acabaron las ideas y las innovaciones"- envió una carta al presidente electo con la propuesta de que Javier Usabiaga ocupe la Secretaría de Agricultura.
"Es un hombre capaz, con un conocimiento profundo de la agricultura. Estoy seguro de que lo que anima a Javier es el deseo de servir y hacer que el campo vuelva a ser un negocio. ƑQuién debe temer eso? Los vividores, los cuentacuentos. El trabajador honesto, que no tenga como meta tener subsidios, no debe tener ningún temor".
Para Zarattini, son "voces no muy bien intencionadas" las que critican que sólo unos cuantos pueden tener acceso a la tecnología de punta para el campo.
"Negarse a la tecnología es no querer mirar los esquemas que ya se usan en otros lados. Imagínese, si nadie se preocupara por eso el hombre no hubiera ido a la luna".
El patronato impulsado por Fox y Usabiaga tuvo, originalmente, la misión de apoyar a la Escuela de Agricultura de la Universidad de Guanajuato, "como una especie de faro, un poco copiando la idea de los agricultores del Valle de Texas".
No funcionó así, pero el patronato ha impulsado grandes proyectos, además de la Expo Agro Alimentaria.
Entre otros, el programa de asistencia en riegos de la Fundación Guanajuato Produce (el campesino paga una cuota por usar la máquina "eficientadora de agua"), la creación de un Centro de Negocios (gestionado con el Cinvestav, del IPN), y más recientemente adquirió casi una hectárea de invernadero hidropónico -la estrella de la Expo-, con un costo de 4.5 millones de pesos, cuya característica principal es que toma sus propias decisiones.
"Es el futuro", concluye el empresario.
*Los verdaderos reyes
En las discusiones de la mesa del agro en el equipo de transición Fox, que coordinó Usabiaga, el celayense planteó que la propiedad social de la tierra es un obstáculo para el desarrollo y la consolidación de proyectos productivos. Defendió la distribución de productos transgénicos, a los que considera una fuente de riqueza importante, y sobre todo, dejó claro que no piensa renegociar el Tratado de Libre Comercio en lo referente al campo.
"Nos estamos equivocando de enemigo -dijo en una entrevista el pasado 18 de octubre-, el enemigo está aquí en el país y necesitamos prepararnos para hacerle frente a la competencia... Hemos querido resolver muchas cosas con base en decretos o negociaciones políticas, pero con muy poca inteligencia comercial".
ƑLa inteligencia comercial a la que se refería El Rey del Ajo sería la de Gigante Verde, Del Monte, Bird's Eye o Campbells, que controlan la producción de hortalizas en el Bajío?
"La horticultura es una maquila en donde las grandes empresas trasnacionales, que tienen sus propios canales de comercialización, son las verdaderas beneficiadas", sostiene Héctor Ruiz.
El propio Zarattini, puesto frente al argumento, admite que el reinado del ajo termina siendo una villa en el mundo globalizado.
"Usabiaga, en lo individual, es un productor importante, pero frente a una trasnacional no hay punto de competencia. Son monstruos".
ƑLa proporción?
"No sé, probablemente de uno a 100".
*ƑNuevos hacendados?
La hacienda de Angel Usabiaga no fue afectada por la reforma agraria. El único intento que se recuerda en estas tierras de que los campesinos se organizaran para promover la creación de ejidos fue allá por 1940, en un movimiento que encabezaron Anastasio Tovar y Armando Alberto, ya fallecidos.
Ya nadie tiene claro cómo fue, pero en la zona se sabe que "hubo una traición" de Armando Alberto (hermano de Valente), quien luego se hizo chofer de la hacienda.
"Quien sabe cómo estuvo eso de que los convenciera -dice un viejo de La Trinidad-, pero lo que más adelante se oía, cada que don Javier se quejaba de él, es que el difunto Angel le decía: 'déjalo, que por él tenemos lo que tenemos'".
Ahora, Usabiaga insiste en que la Secretaría de la Reforma Agraria debe desaparecer, pues "ha dejado de cumplir un papel estratégico".
Para el sociólogo Héctor Ruiz, el reciente interés de los empresarios agrícolas en la política es un signo de "la recuperación del espacio de poder que tuvieron las elites fracasadas con las revueltas agrarias".
Detrás de la visión empresarial -dice el investigador- hay una arraigada cultura del viejo hacendado.
Usabiaga, cuyos antecedentes familiares siempre estuvieron ligados al PRI, es un buen ejemplo. Pero hay más. Como Eduardo Nieto Almeida, el actual secretario de Agricultura en Guanajuato, quien pertenece a otra de las familias importantes en Celaya: los Nieto, dueños de empresas transportistas, fabricantes de refrigeradores y otros enseres.
Como quiera que sea, si algo se le reconoce en el Bajío a Javier Usabiaga es su capacidad de trabajo. El solo -dicen-, trabajando de sol a sol, creó su reino del ajo.