DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Angeles González Gamio Ť
El otro Tepito
A un lado de una lagunilla, en donde guardaban sus canoas los comerciantes mexicas, se desarrolló uno de los 19 barrios que integraban Tlatelolco, ciudad vecina de Tenochtitlan. En ese lugar habitaban los mecapaleros del mercado y se vendía mercancía que no pasaba la estricta aduana de México-Tenochtitlan, o sea šde fayuca!; fue también casa de artesanos sencillos. Aquí fue atrapado por los españoles el valeroso emperador Cuauhtémoc, según consta en placa que luce la linda y simple fachada de la iglesia de La Conchita, en Tepito.
Del origen del nombre del antiguo barrio hay varias versiones; según algunos cronistas en la época prehispánica se nombraba Tequipehuan, que al paso del tiempo se convirtió en Tepito. Otros sostienen que viene de "tepitón", que significa pequeño, por ser el mercado chico. Algunos cuentan que los gendarmes del siglo pasado, cuando se veían forzados a entrar al barrio, con garrote y silbato en ristre, advertían a los compañeros: "Si la cosa se pone fea, te pito", y además hay la versión que dice que al trasladar el baratillo del "Tepo", al mercado de San Francisquito de Asís, surgió el diminutivo "tepis", que desembocó en Tepito.
Sea cual fuere la historia, el hecho es que el barrio desde su nacimiento ha tenido un carácter comercial y artesanal, que a lo largo de los siglos se fue consolidando, hasta tornarse en uno de los más célebres de la capital, con una población que creció tras la Revolución, con la llegada de inmigrantes de todo el país, entre los que sobresalían los oriundos de Guanajuato y Jalisco, quienes abrieron talleres artesanales de zapatería y reciclaje.
Con la nueva población, los antiguos mesones se fueron adaptando a vecindades, parte esencial de la cultura tepiteña. "En sus patios se fraguó una manera de vivir, de hablar, de bailar, de comerciar, y surgieron muchos de los mejores artesanos y boxeadores del país", según cuenta Alfonso Hernández, oriundo del lugar, fundador del Centro de Estudios Tepiteños y cronista del tradicional barrio. La vida de una familia en una de estas vecindades, la famosa Casa Blanca, fue el tema del polémico libro del antropólogo norteamericano Oscar Lewis: Los hijos de Sánchez.
Así se formó en Tepito una comunidad de gente trabajadora, solidaria, con su lenguaje, tradiciones, reglas propias y un fuerte sentido de identidad, cuya vida gira alrededor del comercio, fundamentalmente. Famosos son desde hace décadas el mercado de ropa y el de zapatos. ƑSabía usted que los miércoles hay venta de ropa usada, en la que todo cuesta un peso? ƑY que ese mismo día y los sábados, desde la medianoche hasta el amanecer hay un tianguis de zapato nuevo y usado?
Este tipo de comercio, aunado a lo que producían los talleres artesanales, constituyó el eje de la vida tepiteña, hasta que en los años setenta se comenzó a vender mercancía de contrabando, mejor conocida como fayuca, entre la que destacaba la electrónica. Esto trajo al barrio a nuevas gentes, cuyo único objetivo era el comercial. A éstas, en los últimos años, se les han sumado gentes de mal vivir, que venden mercancía robada, drogas y artículos piratas de toda índole.
Esto ha afectado seriamente la vida de los auténticos tepiteños, que son víctimas de situaciones como la que se vivió hace unos días que, entre otras, impidió que los 6 mil niños que habitan en el barrio asistieran varios días a la escuela, además de que la imagen negativa afecta gravemente a los comerciantes originarios, que allí viven y hacen su vida.
Un ejemplo es don Benjamín Ayala y su mujer, doña Tea, quienes fundaron hace 40 años "Para tacos: Ramiro", nombre de uno de sus vástagos, que al igual que los padres viven y trabajan en el corazón de Tepito, sirviendo los tacos más sabrosos del rumbo, lo cual es mucho decir, pues allí se encuentran de los mejores de la ciudad; inolvidables, los de "tripita de puntita doradita"; el sitio, impecable de limpio y el servicio que brinda la propia familia, šexcelente!
Hay muchísimo más que decir de este añejo barrio y sus auténticos habitantes, por lo que habrán de tener otras crónicas, entre otras, para hablar de lo que se puede comprar barato, bueno y legítimo. Y hablando de compras, hoy, de 12 a 5 de la tarde, en el edificio art-decó de la antigua Estación de Bomberos, en Revillagigedo e Independencia, en el Centro Histórico, Populart celebra una venta de maravillosas artesanías, para recabar fondos para el Museo Nacional de Arte Popular, que próximamente va a ocupar ese inmueble.