Ť Recibió el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo
Gelman: ninguna catástrofe ha podido cortar el hilo de la poesía
Ť En el Cono Sur, ese arte atravesó discursos mortíferos, dijo; no salió indemne, pero sí más rico
Ť "A pesar de los genocidas, la lengua permanece"; estuvo acompañado por García Márquez
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 25 de noviembre Ť No estuvo el presidente de la República ni el gobernador de Jalisco. Estuvieron, sí, uno al lado del otro, Juan Gelman y Gabriel García Márquez. Y ellos cosecharon todos los aplausos y todas las laicas bendiciones de los cientos de lectores que asistieron a la inauguración de la Feria Internacional del Libro en su versión 14.
Y si bien no se refería a ese asunto concreto, el hecho es explicable porque, como dijo Víctor Manuel González, rector de la Universidad de Guadalajara al tomar la palabra, este es el único acto de su tipo y de su alcance en donde reciben más aplausos los escritores que los políticos.
García Márquez esbozó una sonrisa, en silencio.
Margo Glantz, encargada de la semblanza de Juan Gelman, ganador del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, recordó varios textos del poeta, de quien dijo que "había creado un lenguaje personal, trabajado duramente, libro tras libro, un lenguaje poético e inequívocamente suyo. Un lenguaje que técnica y superficialmente consistiría en una ausencia de puntuación, en la proliferación de barras diagonales que cercenan lo que ya de por sí está escindido, en la profusión de interrogantes que nunca logran colmar el vacío, en la aparición de neologismos que intentan expresar lo que de otra forma no podría ser dicho, en la mismísima repetición de ciertas palabras relacionadas con el cuerpo y sus excrecencias, sus huesos, su sangre, sus jugos; palabras que muchas veces traen ecos de Vallejo; en la desaparición de mayúsculas, que deshacen cualquier intento de epicidad: ya no hay héroes, hay desaparecidos; la palabra política nunca politizada; la femeneización de los vocablos y los actos; el uso del diminutivo, introduciendo en el discurso poético la ternura, la compasión, la infancia, la felicidad, la belleza".
García Márquez aplaudió, en silencio.
Reconocimiento a lacreatividad de la región
En la mesa inaugural de la feria se encontraban ?además de Gelman, García Márquez y Glantz? Raúl Padilla López, presidente de la FIL; Margarita Sierra y Maricarmen Canales directoras de la feria; Josep Lluis Monreal, presidente de la Federación del Gremio de Editores de España; Rafael Tovar y de Teresa, titular del CNCA; Felipe de Jesús Preciado, secretario de Gobierno de Jalisco; Luis Alberto de Cuenca, ministro de Cultura de España; Miguel de la Madrid, director del Fondo de Cultura Económica, y José Ignacio Carbajal, embajador de España en México.
Gelman saludó de palabra a uno por uno de los presentes en la mesa, y, luego de agradecer al jurado por la designación del premio, dijo sentir que "el de hoy es sobre todo un reconocimiento a la poesía que surge de las entrañas de la región, un reconocimiento a quienes, muy famosos o muy desconocidos, insisten en este duro oficio, intentan expresar el centro de sus obsesiones aun sabiendo que no hay centro y todo es intemperie. En su nombre lo recibo y con esto quiero, como Juan Rulfo dijo en parecida circunstancia, 'aclarar a mis semejantes, a los que deberían estar en mi lugar'. Y agradezco profundamente al país que cobija y sostiene a este premio, México, tierra bastante a dos océanos y un mar". Aclaró el poeta su condición ciudadana en el país: "No estoy exiliado aquí: esta es la tierra que elegí para vivir y para morir, la tierra que abrió sus puertas generosas a los perseguidos por las dictaduras del Sur".
García Márquez escuchaba, como todos y todos como él, en silencio.
El lento ondular de la voz de Juan Gelman paseó por la memoria de Theodor Adorno, quien alguna vez dijo que después de Auschwitz ya no era posible escribir poesía. En total desacuerdo con la afirmación del ensayista, Gelman fue desgranando argumentos que la desmentían: "Ninguna catástrofe, natural o provocada por el hombre, ha podido jamás cortar el hilo de la poesía, esa sombra sin cuerpo que nace de las huellas del límite para borrarlo de la faz de la sangre. A pesar de los genocidas, la lengua permanece, sortea agujeros, el horror que no puede nombrar. El ser humano está dentro y fuera de la lengua. La poesía, la lengua calcinada, tuvo que padecer en nuestro Sur discursos mortíferos, tuvo que atravesarlos y no salió idemne, pero sí más rica".
El corazón de Olga Orozco era libro de escritura
Olga Orozco, recientemente fallecida, también Premio Rulfo, estuvo presente en la escalera pausada de la voz de Gelman, y con su mención cerró el discurso de agradecimiento. "Hace dos años tuve la dicha de presentarte aquí con ocasión de la entrega de este premio que honra y que tu nombre honra. Querías hacer lo mismo por mí, bromeaste medio en serio. Olga, mitad sombra y mitad astro, no esperaste. Ahora sos únicamente compañía de la sombra, bella como eres, bella como tu poesía, bella como los rastros que dejás en la gente y ella se perfecciona. Nezahualcóyotl ya sabía que libro de escritura era tu corazón".
En seguida, de manos de Tovar y de Teresa recibió el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. De pie lo aplaudieron la totalidad de los presentes.
A continuación, el funcionarior declaró inaugurada la FIL. Eran las 13 horas con 20 minutos.
Juan Gelman y Gabriel García Márquez se abrazaron, aplaudieron juntos y juntos sonrieron como todos y todos como ellos: de pie, en silencio.