DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Gabriela Rodríguez Ť
La reforma educativa de Fox
En las recientes declaraciones del presidente electo respecto de la necesidad de reformar el sistema de enseñanza básica para promover los valores humanos "de amor a la patria, honestidad, disciplina al trabajo, la verdad (Ƒcuál de todas?), la hermandad, la transparencia, y la solidaridad, así como la práctica deportiva tres veces por semana" (La Jornada, 5/11/00), sorprende la distancia con los llamados valores universales (Ƒpor qué no menciona la libertad y la equidad?), el tipo de ciudadano que se tiene en mente, así como el desconocimiento de los cambios recientes al currículum oficial que se realizaran en la actual administración de la Secretaría de Educación Pública, en conjunto con organismos de la sociedad civil.
Efectivamente, el paso que significó para el sistema educativo mexicano agregar en 1999 una materia de Formación Cívica y Etica en la formación secundaria, la cual abarca desde educación ciudadana, cuidado del medio ambiente, prevención de adicciones, hasta educación sexual y promoción comunitaria, no se valora en estas declaraciones ni se muestra un compromiso para su consolidación.
El nuevo currículum introduce y refuerza los valores universales, tales como libertad, tolerancia, respeto, equidad entre los sexos, solidaridad, afecto, responsabilidad e independencia personal, comenzando en los nuevos libros de quinto y sexto de primaria, y continuando hasta el tercero de secundaria (además de materiales complementarios para maestros y padres de familia). Se trata de cambios que representan un avance inédito en la democratización de la enseñanza. Los valores se introducen ante la necesidad de dar a conocer a niñas, niños y jóvenes los derechos humanos como parte de la formación ciudadana, y de reconocer al estudiante como un sujeto de derecho capaz de decidir, un ser social, histórico, político y sexuado que puede ejercitar actitudes reflexivas con base en el conocimiento (SEP, Ciencias Naturales 5 y 6; Formación Cívica y Etica 1 y 2; Santillana Serie 2000).
Por eso no es admisible que Vicente Fox hable de introducir la enseñanza de valores negando el esfuerzo histórico invertido por tantos mexicanos durante todo el siglo. Como sabemos, los valores universales y la laicidad educativa fueron reconocidos explícitamente en la Constitución de 1917, pese a los esfuerzos de los jerarcas de la Iglesia católica, de la Unión Nacional de Padres de Familia y de Los Caballeros de Colón contra el liberalismo y la libertad de culto. Estos organismos tampoco permitieron introducir en 1934 el proyecto integral de educación sexual de Narciso Bassols que aterrizaba parte de la ideología educativa de la Revolución Mexicana.
Y no fue el ejercicio de las libertades el argumento, sino las presiones económicas frente al pico más alto en la tasa de crecimiento poblacional que alcanzó México en los setenta, lo que permitió incorporar en los libros de texto conocimientos sobre la reproducción humana y la prevención de embarazos en un currículum poco integral, pero pionero para la época, al menos en la región latinoamericana. Más de 25 años tuvieron que pasar para reconocer el derecho a la información sexual y reproductiva como parte de los derechos humanos, e introducir la formación de valores tal como hoy se presenta en los materiales escolares.
La pluralidad de la sociedad mexicana de fin de siglo presenta configuraciones culturales complejas en donde la familia, la escuela, las instituciones de salud, las industrias culturales configuran nuevos sujetos morales que lejos de "perder sus valores" propician un refinamiento y enriquecimiento de ideales que no pueden ser revertidos con clases de deportes ni con el impulso de valores particulares de nadie, incluyendo los líderes más legítimamente elegidos.
En términos de la formación de valores, más que cambiar el currículum, urge impulsar a los maestros, mejorar sus condiciones laborales y su capital cultural para elevar la calidad educativa en correspondencia con los actuales libros y planes de estudios. Pese a los compromisos del nuevo gobierno con los sectores eclesiales y más conservadores, que parecen estar atrás de las declaraciones de Fox (no olvidamos el famoso decálogo al que se comprometió en plena campaña electoral), no permitiremos ni un paso atrás en la formación ciudadana ni en la educación sexual.
Como afirma Amartya Sen (premio Nobel de Economía 1998): el desarrollo de un país se mide por los grados de libertad que se pueden ejercer, y en este rubro, aún no hemos superado nuestra condición de país cocacolero.