SABADO 25 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Por cada hombre pobre, hay 3.45 del sexo femenino en esa condición: analistas


Mujeres, las más afectadas por la globalización

Ť En México, el deterioro de sus salarios alcanza 80 por ciento Ť En todas partes ganan menos: PNUD

Víctor Zendejas Ť En la víspera del día internacional de la no violencia contra las mujeres, que se celebra hoy, especialistas afirmaron que la globalizacion de la economia genera efectos más perniciosos en las mujeres que en los hombres.

Los especialistas Denise Comanne y Eric Toussaint, quienes encabezan el comité mundial para la abolición de la deuda externa del tercer mundo, afirmaron que las evidencias demuestran que la brutal globalización de la economía tiene efectos nefastos en especial para las mujeres y los niños y niñas.

Las necesidades que las mujeres viven, las obligan a aceptar trabajos y condiciones laborales que resuelven sólo en forma inmediata la subsistencia cotidiana, señalaron. Los problemas de la probreza son los que inciden de manera desigual en los dos géneros, apuntaron. Por cada hombre pobre en el mundo, hay 3.45 mujeres en esa situación, añadieron.

El Programa de Naciones Unidas para al Desarrollo (PNUD) establece que al menos 910 millones mujeres viven en situación de extrema pobreza. Esa cantidad equivale a 70 por ciento de todos los habitantes pobres del planeta, calculados por ese organismo en mil 300 millones de personas.

La desigualdad de género es manifiesta en México, donde en el mercado laboral el deterioro de los salarios que perciben las mujeres alcanza 80 por ciento en la última década, mientras el de los varones ha caído 57 por ciento en promedio, segun los especialistas Comanne y Toussaint.

Afirman que las carreras (profesionales) como salud y enseñanza, ocupadas mayoritariamente por mujeres, están desvalorizadas, además de que se les reservan empleos donde el salario es muy inferior, como el trabajo en zonas francas, o se les glorifica al poder trabajar en el sector informal, fuera de las reglamentaciones p comarca-maquiladora-8-jpg aralizantes de los Estados.

En su análisis La feminización de la pobreza y la opresión de las mujeres precisan que lo cotidiano es hacer malabarismo entre la baja de ingresos y la subida de los precios, y que para pagar los medicamentos, la comida y la escuela están fuera del alcance para una mayoría de las mujeres y de sus hijos.

Comanne y Toussaint califican la opresión contra las mujeres como una oportunidad que se presenta a los capitalistas para cohesionar al conjunto de la fuerza de trabajo y justificar su política desplazando el bienestar social, obligación del Estado y de instituciones colectivas, hacia la "intimidad" de la familia.

El PNUD explica que no existe ningún país del mundo, incluso en los más avanzados, donde los ingresos de las mujeres se igualen al de los hombres; por el contrario, añade, en algunos se registró un retroceso, como en el caso de Canadá, que pasó del puesto 1 al 9; Luxemburgo al 12; Países Bajos 16 y España 26.

Pone en duda que los países que concentran el mayor número de pobres estén organizando una campaña concertada para enfrentarse a ese fenómeno de desigualdad o que puedan determinar el presupuesto que van a destinar a programas contra la pobreza, ya que muchos no cuentan con sistemas de medición de los mismos.

Añade que es improbable que los pobres reciban una porción justa del mayor ingreso que se genera por el crecimiento económico, y que, con "demasiada frecuencia", los fondos que se les asignan nunca llegan a ellos.

Miryam Vander Stichele, politóloga integrante de la red Mujeres y Desarrollo (Wide, por sus siglas en inglés), asevera que los Programas de Ajuste Estructural (Paes) que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (BM) impusieron a muchos países, y que contemplaban recortes en los gastos sociales, revelan que las mujeres fueron afectadas en mayor medida que los hombres.

La politóloga recomienda que se lleve a cabo una investigación que diferencie los impactos por género antes de seguir trabajando en la misma dirección, ya que los reglamentos de la OMC parten de la hipótesis de que el libre comercio genera el mayor provecho económico y social.

"Se puede afirmar, por lo tanto, que la OMC no toma en cuenta aspectos de género, lo cual puede afectar negativamente a las mujeres en términos sociales y económicos, particularmente en situaciones de marginalidad y pobreza", cita Miryam Vander. Pone en duda que indicadores macroecómicos, como el producto per cápita, puedan permitir conclusiones sobre la mejora o no del nivel de vida de la gente.