SABADO 25 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť EL TONTO DEL PUEBLO
Espejos
Ť Jaime Avilés Ť
1
Una idea redonda. A las ocho de la mañana del viernes 27 de octubre, el tonto del pueblo y este su escribano, tomamos un avión en Villahermosa con el propósito de cambiar el curso de la historia. Desde las alturas, después de contemplar los ríos, los pantanos, las techumbres miserables de las casitas del trópico, nos acercamos a Monterrey, y sobrevolando el fraccionamiento de Chipinque, donde viven los más ricos entre los ricos del noreste mexicano, nos sentimos repentinamente en Europa.
Al salir a la intemperie del aeropuerto Mariano Escobedo y ver los coloridos anuncios bilingües, admirar los lujosos automóviles, reconocer las buenas marcas de los trajes y portafolios de tantos hombres jóvenes y muchachas guapas que iban y venían por los pasillos hablando por celular, nuestra falsa impresión quedó gratamente ratificada. Al deslizarnos en un taxi por las arterias de la red vial más ágil del país y contemplar las torres posmodernas de los pujantes corporativos del Grupo Monterrey, alucinamos que la meta primera y última de nuestra ambiciosa misión -cambiar la historia-- sería coronada por el éxito.
Modestias aparte, el tonto del pueblo y yo soñábamos que, sólo unos días más tarde, La Jornada publicaría la siguiente cabeza en primera plana: "Fueron injustas y vergonzosas las elecciones en Tabasco, opina Alfonso Romo, el magnate consentido de Fox".
-Si don Poncho nos declara algo así -le dije al tonto por enésima vez, mientras nos registrábamos en el hotel-, ya la hicimos, compadre.
Era un razonamiento simple: Romo Garza, presidente del Grupo Pulsar Internacional, que tiene importantes inversiones en Tabasco, y también en Chiapas, no puede apoyar con su silencio a un cacique tan rudimentario y deshonesto como Roberto Madrazo.
-ƑCuánto a que sí nos recibe? -le aposté al héroe de esta plana, horas más tarde, mientras almorzábamos.
Harto de mi optimismo, Serapio Bedoya me advirtió esa noche, cuando lo llamé por teléfono a su habitación para asegurarle que nos iría de perlas:
-Deja de grillarme, por favor, maestro. Ya estaba dormido: no chingues.
2
Una buena y una mala. No me sentía solamente en Europa sino también en Buenos Aires, porque a partir de las 5 de la mañana, todas las minitiendas de autoservicio de Monterrey empiezan a vender El Norte. Al amanecer del sábado 28 de octubre, mientras paseaba por los alrededores de la Macroplaza esperando la primera luz solar para ver la silueta del Cerro de la Silla, entré en uno de esos estanquillos posmodernos a comprar un chocolate y tomé el periódico de marras. Eché un ojo a la cabeza de ocho columnas (por suerte, como en seguida se verá) y me encajé el fardo bajo el brazo.
A mediodía, cuando desperté, mientras tomaba un café en la cama y saltaba por los cuarenta o cincuenta canales de la televisión, extendí la sábana informativa y en la parte inferior me llevé un chasco. Fernando Ojesto Martínez Porcayo, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, "avala los comicios de Tabasco", decía.
Leí palideciendo: "Fueron unas elecciones muy vigiladas y muy observadas, a nadie se le forzó para votar, hubo observadores nacionales y extranjeros..." šNo es cierto!, me dije: el Instituto Electoral de Tabasco rechazó la asistencia de los observadores extranjeros, y los nacionales, básicamente Alianza Cívica y Ojos por la Democracia, no contaron con ningún reconocimiento oficial.
No voy a repetir, como hice aquella mañana, la nutrida gama de irregularidades, plenamente documentadas por la prensa, que Madrazo puso en práctica para "vencer" a Raúl Ojeda e imponer a Manuel Andrade. Prefiero contar, nada más, que el resto de ese día fue desde todo punto de vista amargo.
Ojesto Martínez Porcayo había ido a Monterrey para dictar una conferencia a los estudiantes de derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). A lo largo de su charla nunca habló de Tabasco, pero al dirigirse al coche que ya lo esperaba con el motor rugiente, aceptó que una reportera de El Norte le formulara dos preguntas:
-ƑCómo ve la situación electoral del país? ƑHay avances o retrocesos?
La colega jamás pronunció la palabra Tabasco.
Ojesto Martínez Porcayo, no obstante, prorrumpió en elogios absurdos para exaltar lo que desde luego no había sucedido, pero ni de lejos, en la tierra de Carlos Pellicer. Habló por iniciativa propia. Actuó como si lo hubieran mandado a tirar línea, a tranquilizar a los empresarios regiomontanos diciéndoles: no se preocupen, señores, si Fox no ha reconocido el triunfo del PRI en Tabasco es por mera formalidad, pero cuando el asunto nos llegue a las manos cumpliremos con lo pactado.
Entonces ocurrieron varias cosas. A) En el café Nuevo Brasil de Monterrey, desayunando a las cinco de la tarde, el tonto del pueblo recordó que días atrás, mientras hablaba por un teléfono público en Villahermosa, a la puerta del hotel Miraflores, vio pasar a un pescador viejo, vestido con una vieja camiseta blanca, que a la altura del corazón pregonaba: "El agua crece, habla, participa: C. Pellicer". B) En Villahermosa, Raúl Ojeda supo de las declaraciones de Ojesto Martínez Porcayo, convocó a rueda de prensa y anunció que lo emplazaría a juicio político. C) El domingo 29 de octubre, al conocer las declaraciones de Ojeda, Ojesto se sintió molesto, cogió pluma y papel, y redactó una carta al director de El Norte para desmentir sus propias palabras y justificarse explicando, mañosamente, que la reportera había sacado el caso Tabasco a colación. D) Una vez más en Monterrey, el director de El Norte ordenó que la carta de Ojesto apareciera en primera plana, junto con la transcripción textual de sus desacertados comentarios, y que hubiera además una nota aclaratoria precisando que la reportera "nunca introdujo el tema Tabasco".
-šHay que hablar con Poncho Romo! -le dije, con renovados bríos, al tonto, más tonto yo, más que nunca...
3
Disciplina y sacrificio. Ha transcurrido casi un mes. Todos los intentos por hablar con Poncho Romo han sido inútiles. Periodistas locales inventaron maravillas acerca de mí para ablandar a los jefes de relaciones públicas del magnate. Fue en vano. Panistas amigos, aledaños al primer círculo de Fox, me prometieron que llamarían por teléfono personalmente a don Poncho; si lo hicieron, que no lo sé, el efecto fue nulo. Un domingo fui a los toros porque me soplaron que Romo estaría en la plaza: compré un boleto de sol, pero él estaba en sombra. Y me fui en blanco. Un lunes acudí al auditorio Raúl Rangel Frías de la UANL, donde el presidente de Pulsar Internacional daba una charla sobre la responsabilidad social del empresario, en la que había reiterado más de una vez: "La fórmula secreta del éxito es disciplina y sacrificio, sacrificio y disciplina".
Inspirado en sus palabras, cuando bajó del podio me le acerqué y le dije: "Don Poncho, vengo a pedirle un premio." "ƑUn premio?", sonrió cordialmente. "Un premio a la tenacidad: llevo dos semanas en Monterrey tratando de entrevistarlo". "Hombre, pídele una tarjeta a mi secretaria". Y me dio la mano. Pero nunca me contestaron.
4
Identidades perversas. Ha valido la pena vivir cuatro semanas en Monterrey, esperando a Alfonso Romo. Ahora sé, por ejemplo, que el epíteto oficial de regiolandia no es aquel de la Sultana del Norte sino la Ciudad de las Montañas, debido a Reyes, quizá, aunque tal vez lo dudo. He perdido el tiempo de la manera más grata, descubriendo un microsistema político dominado por una oligarquía autoritaria, es decir, un microcosmos semejante al de Tabasco.
Veamos. En Tabasco, la clase trabajadora produce enormes riquezas; en Monterrey también. En Tabasco, la mayoría de los habitantes son pobres; en Monterrey también (lo asegura un estudio del DIF, del que La Jornada dio cuenta ayer en su página 14). En Tabasco se emplea la tecnología más desarrollada del mundo para extraer las riquezas del medio ambiente, pero el transporte público es incómodo, insuficiente y obsoleto; en Monterrey también: los estudiantes del ITESM pueden conversar por Internet desde el pupitre del salón de clases y enlazarse a la vez con personas que vivan en París, Manila y Yakarta, pero si no tienen coche o dinero para un taxi deberán regresar a sus domicilios a bordo de autobuses que recuerdan a los Juárez-Loreto del DF allá por los años cincuenta. En Tabasco, por último, el cacique vigila y resguarda centímetro a centímetro el poder, y utiliza en este delirio buena parte de su imaginación y de sus recursos; en Monterrey, el gobernador panista, que no es cacique ni mucho menos, actúa con la misma acuciosidad.
Si en Villahermosa el cacique manda poner un anuncio espectacular en la calle para tapar o estorbar la contemplación de alguna vistosa propaganda de Raúl Ojeda, en Monterrey se las gastan igual y entendamos cómo. En febrero, 60 enfermeras del Hospital Universitario plantaron una tienda de campaña frente al palacio de gobierno; el 3 de julio a las 2 de la mañana, sólo unas horas después de la declaración de triunfo de Fox, la policía desalojó brutalmente a las mujeres en lucha; en algún momento de septiembre, cinco enfermeras del grupo, las últimas que quedaban en pie al cabo de negociaciones y fatigas que habían desmovilizado a las demás, decidieron regresar a la Macroplaza y reinstalar su campamento. Eran, repito, cinco (tal como lo reportó la periodista Guadalupe Elósegui). Al llegar al lugar de los hechos se fueron de espaldas porque una muralla de granaderos en forma de rectángulo estaba dispuesta a impedirles el paso.
En Tabasco, los pujantes inversionistas regiomontanos comparten el territorio de la entidad con los negocios de la familia de Hank González; en Monterrey también: a salvo de la censura nacional contra los casinos, la Ciudad de las Montañas cuenta con una fastuosa casa de apuestas llamada Caliente, administrada por el magnate de las carreras de caballos, Carlos Hank Rhon, hijo de Hank González.
O sea...
5
Aclaración pertinente. A ninguna de las personas que trataron de ayudarme a conseguir la entrevista con don Poncho, me parece indispensable subrayarlo, a ninguna le dije o le insinué que yo sólo quería preguntarle qué opinaba sobre las elecciones del 15 de octubre en Tabasco.
-Imbécil, por eso no te recibió -me dice el tonto.
6
Fatalismo. El próximo viernes, con un gabinete donde hay una preponderante influencia de los empresarios de Monterrey, Vicente Fox inaugurará en México una nueva etapa histórica del neoliberalismo: el ciclo de los gobiernos gerenciales, que en otros países ha sido breve y ha dado paso a gobiernos como el que, cinco días más tarde, pondrá en marcha López Obrador. Así lo marca la tendencia mundial, según los especialistas.