ARGENTINA: TERCA POLITICA ECONOMICA
El paro general de 36 horas iniciado ayer en Argentina, el
tercero que enfrenta el gobierno de Fernando de la Rúa, haría
pensar que nada fundamental ha cambiado en la disputa por las políticas
económicas en América Latina desde los años ochenta,
en los que se iniciaron los ciclos de paquetazos impuestos a los gobiernos
de la región por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,
en el contexto de la crisis de la deuda externa. Hoy, como en ese entonces,
la Casa Rosada aceptó implantar una conocida serie de medidas de
austeridad ?recorte y congelación del presupuesto gubernamental,
privatización de servicios de salud, eliminación del sistema
público de pensiones? a cambio de un paquete de blindaje financiero
por 20 mil millones de dólares.
Como ocurrió regularmente en la década antepasada
en casi todos los países de la región, el plan de ajuste
adoptado por De la Rúa ha generado una vasta reacción social
de rechazo y de protestas. Por fortuna, hasta ahora, las que se realizan
en Argentina no se han traducido en confrontaciones violentas de consideración,
pero resulta inevitable recordar, en la circunstancia presente, las cruentas
olas de enojo popular que sacudieron, a mediados de los años ochenta,
República Dominicana, Venezuela y otras naciones, cuando los gobiernos
respectivos optaron por los programas de choque mencionados.
México no se salvó de las políticas
neoliberales --congelación de salarios, achicamiento del Estado,
privatizaciones generalizadas, incrementos en las tarifas de servicios
públicos, recorte o eliminación de programas sociales, desrregulación
indiscriminada y brutal apertura de las fronteras a las importaciones,
entre otras medidas--, ni de las expresiones de rechazo a tales orientaciones.
Ciertamente, en nuestro país, cuyos movimientos obreros y campesinos
eran mayoritariamente controlados por las corporaciones priístas,
no tuvieron lugar huelgas o paros generales ni bloqueos de carreteras;
en cambio, las reformas neoliberales de De la Madrid y Salinas contribuyeron
a gestar la insurrección indígena de Chiapas, en 1994, y
la conformación de organizaciones armadas en otros estados de la
República.
Esos antecedentes, así como los factores de desestabilización
e ingobernabilidad que se manifiestan hoy en Argentina, debieran estar
presentes en el ánimo de los funcionarios que se aprestan a tomar
en sus manos la conducción de la política económica
del próximo gobierno. |