VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Comenzó homenaje por el centenario de su muerte
Wilde, escritor marginal que deviene clásico literario: JEP
Ť Ser gay e irlandés, doble estigma del dramaturgo, apuntó
Yanireth Israde Ť Por nombre tuvo el de Oscar y su apellido fue Wilde. Escritor de origen irlandés, conoció el éxito y la fama, pero su vínculo amoroso con Alfred Douglas Bosie lo condenó al escarnio público y a la prisión. Estos componentes de su biografía convirtieron a Wilde en un autor marginal, sin embargo a 100 años de su muerte, el creador de El retrato de Dorian Gray ''gana estatura y se transforma en un clásico de las letras inglesas", aseguró el poeta mexicano José Emilio Pacheco.
La noche de ayer en la concurrida, casi desbordada Casa Refugio Citlaltépetl de la colonia Condesa, Pacheco ofreció una charla, o más exactamente: una conferencia no magistral (bromeó) e inauguró así el ''Homenaje a Oscar Wilde a cien años de su muerte. Un emblema contra la intolerancia" organizado por el suplemento Letra S, publicación mensual de La Jornada. Las actividades conmemorativas proseguirán hasta el próximo 8 de diciembre, con un programa que incluye exhibición de videos y otra conferencia, con Carlos Monsiváis, invitado para el 30 de noviembre (día en que se cumple el centenario) en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Velada de reivindicaciones
La velada inaugural fue de reivindicaciones. Mientras Pacheco hablaba de la talla que afortunadamente alcanzó Wilde en la literatura inglesa y universal, Hernán Bravo Varela -quien lo acompañó en la mesa- hizo un reconocimiento del autor irlandés como poeta, fase que no ha merecido tanta atención como su obra dramática y narrativa, e incluso su preferencia sexual. Novel escritor y traductor de La balada de la cárcel de Reading -poema de Wilde que recién publicó la editorial Acrono, con prólogo de Pacheco- abunda: ''Hay que hacer mucho más para consolidar a Wilde como poeta, pues su obra ha sido reducida a las líneas narrativa, teatral, ensayística o aforística".
Lograr ese rescate, admite el ganador del Premio Nacional del Poesía Elías Nandino 1999, es uno de los propósitos del libro traducido por él y que Acrono presentará al público el próximo 11 de diciembre, a las 19:30 horas, en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, colonia Roma). Algunas partes de La balada... fueron leídas anteanoche por su traductor.
Las traducciones deben renovarse sin tregua
José Emilio Pacheco, a su vez, elogió que ahora se estudie la figura de Wilde, nacido en 1854, desde el punto de vista de su origen nacional. Y es que, apuntó, ''el problema de este escritor no fue sólo el de ser gay, sino también irlandés", condición que le significó una doble marginalidad, pues como tal juzgó de manera satírica a la sociedad inglesa de su tiempo, y también fue castigado por ello, además de que lady Wilde, su madre, escribía encendidos poemas nacionalistas los cuales firmaba con el seudónimo de Speranza.
Estos datos, y la perspectiva para acercarse al autor desde su condición irlandesa, entre otros detalles, serán incorporados por José Emilio a la edición revisada de De profundis (Epístola in Carcele et Vinculus), volumen poético de Wilde que Pacheco tradujo en 1975 y cuya nueva versión, con notas actualizadas, ofrecerá en fecha aún incierta, quizá en unos meses, para colaborar en este centenario.
Rehacer las traducciones no sólo es un afán de actualización para el creador de Morirás lejos, sino un principio literario vital. En el prólogo de La balada de la cárcel de Reading explica:
''Cada época y cada generación lee de manera diferente los mismos libros. Las traducciones deben renovarse sin tregua. Al hacerlo prolongan la vida de sus originales. Los autores vuelven a nacer gracias a las nuevas versiones."
Antes, Pacheco reveló que Wilde fue un hallazgo temprano en la historia de sus preferencias literarias. El primer cuento que leyó cuando niño, a los seis años, fue El príncipe feliz.
Casi al final de la charla, José Emilio aclaró que la frase ''Puse mi genio en mi vida y sólo mi talento en mis obras", atribuida a Wilde, no pertenece en realidad a él, sino que fue una ''invención de André Gide", escritor francés que escribió un libro acerca del poeta irlandés.
Lo cierto, apuntó más tarde Pacheco, es que ''nadie, ni siquiera en éste su centenario, sabe por qué el gran comediógrafo se obstinó en vivir, en vez de escribir, su propia tragedia".