VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Edomex: irregular 88% de 319 aserraderos
Con cohetones alertan a taladores de la presencia de guardabosques
Ť Este año se han detenido a 740 talamontes y 218 vehículos
Silvia Chávez González, corresponsal, Huixquilucan, Méx., 23 de noviembre Ť El estallido de un cohetón alerta de la presencia de personal militar, de Protectora de Bosques (Probosque) y de Ecología municipal que arriba a la zona de bosques del cerro de El Caballete en donde fue denunciada la práctica de corte clandestino de árboles.
Durante un operativo de detección de talamontes integrado por personal del 25 batallón del Ejército Mexicano -con armas largas y equipo especial para montaña- nadie de la caravana pudo precisar el origen de un estallido que provocó un eco prolongado, "pero que regularmente sucede cuando hay acciones contra taladores", manifestó Fernando Morales Ordóñez, director de Ecología municipal.
De acuerdo con datos de Probosque, la tala clandestina es una actividad común en el Estado de México y fue hasta este año cuando se logró precisar que en la entidad existen 319 aserraderos, de los cuales 88 por ciento labora en condiciones irregulares.
El ascenso fue hacia el cerro de El Caballete y para llegar a este punto primero se tuvo que recorrer más cuatro kilómetros de terracería. El paso de las unidades provoca que lugareños salgan de sus cabañas y observen la caravana que se enfila hacia el monte.
A lo largo de las laterales del camino, se ven leños apilados en patios de las cabañas, construidas con costera, maderas con corteza de árbol que son empleadas para construir viviendas en lugares de la montaña donde las temperaturas llegan a dos grados bajo cero y para calentar la casa se emplean chimeneas donde se queman maderos. La montaña es un lugar donde el árbol es indispensable para sobrevivir.
Luego de recorrer los cuatro kilómetros de terracería, la caminata es hacia arriba, a la zona boscosa. Es de noche y se pide no encender linternas para tratar de sorprender a los posibles taladores que aprovechan la oscuridad para tirar árboles. Después de casi ahora y media de andar, se detecta que sobre una vereda hay ramas de pinos que pretenden ocultar varios troncos cortados con sierra eléctrica.
Los militares ordenan detenerse y avanzan primero. Más adelante el descenso es por una ladera y a diez metros de profundidad se descubren troncos de árboles, algunos de ellos quedan bajo los pies de los integrantes de la caravana. Fueron sepultados con la intención de ocultarlos, "eran oyameles de cerca de 30 metros de altura y que tardaron más de 15 años en crecer", dice el funcionario de ecología.
Los infractores no fueron encontrados, es posible que hayan escuchado la explosión del cohetón y tuvieron cerca de dos horas para arreglar el lugar y huir, dice personal de Probosque. "Ellos conocen la zona y están mejor preparados que nosotros y es posible que después hasta regresen por su carga", agrega Fernando Morales.
En los últimos 70 años el Estado de México perdió más de 50 por ciento de sus terrenos de bosque, de tal forma que si a principios del siglo pasado había una superficie de un millón 180 mil hectáreas actualmente se cuenta con un potencial de 700 mil hectáreas y no se respetan volúmenes autorizados para extraer maderas de los bosques sin que estos sean dañados, indica Probosque.
Este año fueron detenidos 740 taladores, 218 vehículos de carga, 66 motosierras y equipo de tala, como hachas, cadenas y machetes. Sin embargo, la práctica clandestina del corte de árboles continua en una actividad, inclusive protegida por lugareños de zonas arboladas, que tienen en esta actividad un ingreso económico.
Sin la detención de quienes devastan los bosques de Huixquilucan desciende la caravana y ahora la intención es regresar otro día a los cerros de La Palma y San Juan Yautepec, donde también se tiene reportada la tala clandestina en esta región que sería -junto con El Ajusco, el parque de La Marquesa y el Centro Ceremonial Otomí- "la última reserva de oxígeno para el Distrito Federal y área conurbada", dice personal de Probosque.
Sin embargo, el deterioro avanza y los solares en medio de los bosques se amplían, en una situación donde ni siquiera los aserraderos oficiales están controlados, pues de los 303 existentes, este año 98 fueron desmantelados, 120 clausurados y 22 laboran bajo supervisión y podrían ser cerrados, según reportes de Probosque.