VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Tu nombre en el silencio tiene esa vigencia y esa gravedad de Newton, dijo Mutis 


La literatura no es un examen de conciencia política: Pérez Gay

Ť ''Los personajes latinoamericanos de mi novela son producto de mis recuerdos o de la ficción''

Ť El oficio de escribir es una difícil, obstinada y hermosa tarea universal, afirma

César Güemes Ť Veinticuatro palabras de Adolfo Bioy Casares son la puerta de entrada a la más reciente novela de José María Pérez Gay, Tu nombre en el silencio, editada por Cal y Arena: ''Todo pasado está igualmente lejos. He aquí la congoja de la vida. Tu pasado está igualmente cerca. He aquí la esperanza de la muerte".

La noche de este miércoles, en el sobrio marco de la Casa del Risco, se presentó la novela del también autor de La difícil costumbre de estar lejos y del amplio ensayo El imperio perdido. Su hermano, el también escritor Rafael Pérez Gay, fungió como moderador e hizo algunas apostillas y comentarios al margen de lo dicho por Rolando Cordera y Alvaro Mutis. Invitado también al hecho literario, Juan Villoro envió disculpas por no asistir debido a complicaciones de orden mayor.

Mezcla de recuerdos

Mutis, sin necesidad de leer su ponencia, habló con énfasis y honesto apasionamiento de Tu nombre en el silencio: ''La primera impresión que tuve al terminar el libro fue más bien una certeza. Pensé: un libro como éste, hecho en esta forma, con la mezcla de recuerdos que tiene, con la dosificación de novela que lleva, ¿por qué no se ha escrito en América Latina en todo el presente siglo?" A lo que se respondió el escritor: ''Estos son libros que aparecen cada 50 años en Europa, con esta idea de fundir los recuerdos y el testimonio personal más la corriente narrativa que acompaña a los dos renglones anteriores. Por una parte está la invención, entre comillas, y por otra la experiencia vivida. No es un libro frecuente, que se vea participando en las vitrinas de los best-sellers, sino que aparece muy de vez en cuando. Es profundamente difícil construir una obra así y dar en el blanco, como sucedió ahora con Chema".

perez-gay-presenta-libroEn cuanto a la forma, Mutis puso singular atención en la claridad narrativa de Pérez Gay: ''Admiro su estilo, que es fluido; la palabra impecable no me gusta. Es un estilo fácil, noble, que está todo el tiempo al servicio de la narrativa y del testimonio. Esos dos caminos toman una cierta realidad que nos hacen entrar en una vivencia personal realmente entrañable. Estoy asombrado con este libro".

Y lanzó luego un noble reto al público: ''Quisiera que me citaran un título con las características de Tu nombre... que se haya publicado en América Latina. Seguramente existirá alguno en Argentina, aunque en Colombia no encuentro por más esfuerzo que hago. Pero no nos metamos en Honduras. En todo caso a Tu nombre en el silencio le anuncio y profetizo un futuro magnífico. El volumen tendrá una vida muy particular. Yo quisiera saber cómo van a ver dentro de 10 años esta novela cuando sus lectores tengan 20 de edad. Lo verán como lo leímos nosotros, porque el texto tiene esa vigencia y esa gravedad de Newton".

Luego de una afirmación entre bromas y veras que arrancó la sonrisa propia y las ajenas, las palabras finales de Alvaro Mutis fueron absolutamente en serio: ''Me parece magnífico que la novela haya aparecido ahora en México, aunque en mi condición de extranjero no puedo decir más porque mis experiencias con el artículo 33 han sido bastante duras. No quiero volver al Archivo General de la Nación. Para mí, que el libro aparezca en este momento lo hace y lo convierte en un volumen necesario".

Entre el público se encontraban Hernán Lara Zavala, Carlos Monsiváis, Augusto Monterroso, Bárbara Jacobs, Alejandro Rossi, Sealtiel Alatriste, Juan Soriano, Víctor Flores Olea y Rafael Tovar. Ante ellos y para todos los presentes, tomó la palabra José María Pérez Gay quien develó a medias el misterio de la novela, su realidad y su veracidad: ''Los tres personajes latinoamericanos de Tu nombre en el silencio, Ernesto Cardona, Alonso Vélez y Nuno Abranches no existieron y sí existieron. En ellos se condensan, como en toda novela, muchos amigos y conocidos del pasado y del presente. Sin embargo los mismos personajes históricos de la novela son también, si ustedes quieren, el producto de mis recuerdos o el producto de la ficción".

Historias para curar enfermos

La anécdota escritural en torno de Elias Canetti, hizo más luz aún: ''De acuerdo con uno de los más antiguos mitos, si contamos historias podemos curar a los enfermos o quizá rescatar de la muerte a nuestros seres más queridos. Este mito fue el punto de partida de la autobiografía de Canetti. 'Durante la enfermedad de mi hermano George, el menor de nosotros ?nos cuenta Canetti? decidí escribir para él la historia de nuestra infancia, acaso esa narración pudiera salvarlo de la enfermedad. Así se lo dije meses antes de su muerte. Por desgracia, George ya no la pudo leer. La historia se llama La lengua absuelta y le dediqué el libro a mi hermano porque sin él no existiría'. Siempre me impresionó este texto de Canetti porque también imaginé que era posible, contando historias, rescatar a todos los amigos que se habían quedado en medio del camino, los que cayeron durante esos años agitados y esperanzados, en los que no escasearon, sobre todo frente a la miseria espiritual del siglo XX, razones para el optimismo y la apuesta por la vida".

Distinguido a lo largo de su trayectoria con premios como La Cruz al Mérito y la Medalla Goethe, por el gobierno de Alemania, y la Gran Cruz de las Artes y las Letras, conferida por Austria, Pérez Gay cerró con esta parrafada que con seguridad le ganará una considerable cantidad de lectores a Tu nombre en el silencio: ''La literatura no es un examen de conciencia política. La literatura empieza donde la política toca sus verdaderos límites, donde la diplomacia y el glamur del mundo terminan, donde los nacionalismos combatientes pierden todo derecho. Es posible detenerse y respirar en medio de los mil abusos y las mil estupideces que nos rodean. Parece poca cosa, pero en todas partes hay personas que viven de esa difícil tarea, obstinada y hermosa cuyo nombre es literatura universal".

Canetti lo sabía, Bioy Casares también.