VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Es un parazo, aseguró Víctor de Genaro, líder de la CTA
Argentina, paralizada por huelga contra la política de De la Rúa
Ť A partir de la medianoche se sumó al paro nacional la Confederación General del Trabajo oficial
Ť La adhesión a la medida de fuerza es de más de 80 por ciento, coinciden medios de comunicación
Ť En algunas provincias hubo cortes de rutas; pese a ataques a transportes, no ha habido lesionados
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 23 de noviembre Ť Miles de trabajadores marcharon en toda Argentina cuando al mediodía de hoy comenzó el paro general de 36 horas contra la política económica, convocado por la línea rebelde de la Confederación General del Trabajo (CGT-peronista) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), a las cuales se sumó, a partir de esta medianoche, la CGT oficial.
"Es un parazo", dijo Víctor de Genaro, dirigente de la centroizquierdista CTA, quien lamentó la "una enorme soberbia del gobierno", el cual intentó minimizar la medida de fuerza, que tuvo una adhesión de más de 80 por ciento, según coincidentes estimaciones de la prensa.
El paro, el primero convocado por las tres centrales sindicales y el tercero en sólo 11 meses de gestión del gobierno de Fernando de la Rúa, se registró en momentos en que un temporal de lluvia y vientos que azotó la parte central del país dejó en unas pocas horas al menos dos muertos, varios desaparecidos y 5 mil evacuados.
A pesar de la soledad de las calles y de la evidente fuerza de la protesta sindical, el ministro del Interior, Federico Storani, consideró que la mayoría de la gente "no está de acuerdo con el paro", y atribuyó además la falta de incidentes a un "cronograma de prevención" establecido por el gobierno socialdemócrata.
Las principales ciudades del país lucieron vacías, al igual que las oficinas públicas, y aunque no hubo grandes demostraciones callejeras, en importantes ciudades se registraron manifestaciones, cacerolazos y se realizaron ollas populares, como la instalada frente al Congreso Nacional.
En algunas provincias hubo cortes de rutas, pero no se reportaron incidentes.
La víspera, luego que se informó sobre unos 150 ataques a transportes colectivos, el gobierno había advertido de castigos para la dirigencia gremial, y había amenazado con declarar ilegal la huelga si se cortaban rutas o se registraba algún tipo de violencia, lo que sorprendió a más de un po- lítico y provocó respuestas duras de los trabajadores en huelga.
Hoy, el presidente de la Rúa reconoció que "no ha habido incidentes graves", aunque sí "algunas actitudes de amedrentamiento", y evitó pronunciarse sobre la adhesión al paro general.
La Iglesia católica local podría asumir un papel mediador en las próximas horas, después de las severas advertencias de los obispos sobre la gravedad de la situación social en el país sudamericano.
La Conferencia Argentina de Religiosos y Religiosas (Confar) expresó su "dolor e impotencia antes las injusticias sociales que crecen día a día", y reclamó a las autoridades que cumplan con "coherencia" las promesas electorales.
La protesta contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), los ajustes dispuestos por el gobierno y la muerte de un trabajador en un corte de ruta en la provincia de Salta, comenzó en medio de una fuerte tensión, a la que habían colaborado algunos medios de comunicación que hablaban sobre posibles violencias.
Una cuarta parte de esta capital quedó aislada por los cortes de calles y también de varias vías de entrada y salida hacia el interior del país. Entre los sindicatos que se plegaron al paro están los de camiones de transporte público, ferroviarios, maestros, bancarios, médicos.
En la tarde, miembros del sindicato de aeronavegantes y mecánicos cortaron la llamada autopista Richieri, lo que dificultó la llegada y salida hacia y desde el aeropuerto internacional de Ezeiza, mientras los vuelos de cabotaje fueron suspendidos.
En la mañana, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, había hecho responsables a los dirigentes sindicales de cualquier episodio violento que se registrara.
Hugo Moyano, líder de la CGT disidente, respondió que la presencia de los trabajadores organizados era precisamente lo que mejor impedía cualquier violencia, y que la mayoría de las veces ésta se ha originado por la represión policial.
"Intentan provocarnos para crear violencia pero no lo van a lograr. Ellos quieren que se produzca un incidente para tapar la fuerza de ese paro. Nos sorprende cuando el presidente dice que no sabe por qué paramos. Nos preguntamos: ƑDónde vive el presidente? ƑQuién le informa, quién le da los mensajes, o acaso no mira televisión?", dijo Moyano.
Añadió que "violencia no es cortar calles o rutas o reclamar. Violencia es dejar a hombres y mujeres sin trabajo, recortar los salarios a los empleados públicos, ham-brear a la sociedad. Violencia son los niños muertos por hambre en un país rico. Violencia es matar a los que reclaman un plato de comida, y también violencia es el modelo económico impuesto", añadió.
Los sindicalistas protestan contra las nuevas medidas de ajuste exigidas por el FMI, que incluyen la eliminación del sistema de jubilación estatal, la reducción de futuras pensiones, el aumento de la edad de retiro de la mujer y una congelación de gastos.
Víctor de Genaro, a su vez, se mostró sorprendido cuando la ministra de Trabajo habló de "amenazas a los niños en los colegios", y dijo que los gremios de docentes no habían denunciado esto.
"Si existe una amenaza, el gobierno, que escucha los llamados, debe poder ubicar desde dónde vienen y no acusar a los trabajadores argentinos creando un clima que nos asombra. No aceptamos que intenten acusarnos, sin prueba alguna, de hechos que no protagonizamos".
Lamentó que los funcionarios gubernamentales no hayan entendido las características de la protesta.
"Lo que ellos tienen que hacer es hablar con los protagonistas, los millones de trabajadores que no están de acuerdo con las políticas que ellos hacen, ya que tienen que convencerlos de que las privatizaciones de la jubilación son buenas, que es bueno rebajar salarios, que es bueno el desempleo, que es bueno que 55 niños mueran por día por desnutrición y hambre", afirmó.
También habló de "tergiversaciones" oficiales: "Donde están los trabajadores organizados no dejamos lugar a los provocadores y eso debería tranquilizarlos", señaló al advertir sobre un operativo gubernamental para sembrar el miedo, y preguntó: "ƑEs democrático que callemos frente a una situación evidentemente dramática?
El gobierno de De la Rúa recibió una pesada herencia de los 10 años de gestión del neoperonista Carlos Menem, que durante su gobierno disparó las cifras de desocupación y desempleo a hitos históricos.
Pero el actual mandatario es acusado ahora de continuar en estos 11 meses de gobierno con las mismas políticas económicas que su antecesor.
Sin embargo, el ministro de Economía, José Luis Machinea, dijo que el paro por 36 horas tiene motivaciones políticas, ya que "vienen haciéndole paros al gobierno desde que se instaló", mientras que la CGT dialoguista "no le hace paros a los gobiernos peronistas", en alusión que la administración de Carlos Menem sólo tuvo nueve protestas en una década.
Pero la motivación política se puso en duda cuando 12 diputados del oficialismo reiteraron este jueves su apoyo al paro general, al aducir que De la Rúa desconoce sus promesas electorales.
La Alianza gobernante --conformada por la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y el centroizquierdista Frente País Solidario (Frepaso)-- está así resintiendo las políticas económica y social de De la Rúa, que la víspera llevó al Partido Demócrata Cristiano a retirarse de la coalición, siguiendo así el ejemplo de tres diputados socialistas del Frepaso y de la diputada radical Elisa Carrió.
La reforma previsional con la que el gobierno sorprendió a las castigadas filas de los actuales y futuros jubilados es el tema que divide con fuerza las filas no sólo de la coalición oficial, sino también las de la UCR y las del Frepaso, mientras se escucha hablar del posible lanzamiento de un Frente Nacional y Popular.