VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Magdalena Gómez Ť

Retos de la Cocopa

La instalación de la nueva Cocopa es un eslabón positivo para el proceso de diálogo cuya reanudación esperamos una vez que se construyan las condiciones para ello. Sin embargo, habría que observar su composición para dar cuenta de que algunos de sus nuevos miembros pueden no ser las mejores vías para lograr la eficacia de esta instancia.

Es el caso del ex secretario de Desarrollo Social, el hoy senador Carlos Rojas, y de Areli Madrid Tovilla, ex secretaria de gobierno en Chiapas, que han participado de políticas y acciones en la entidad, cada uno a su nivel y cuyo balance no parece ser positivo.

En el primer caso, no ha quedado claro para la opinión pública si los programas de Sedeso contribuyeron a la paz o propiciaron la división en las comunidades beneficiarias de los mismos. No olvidemos los aportes económicos a grupos paramilitares, en especial a Paz y Justicia, cuyos convenios tuvieron como testigo de honor al general Mario Renán Castillo. En el caso de la ex funcionaria chiapaneca es evidente que participó en un gobierno empeñado en hacer la guerra al EZLN y a sus bases de apoyo.

Al lado del senador Rojas destaca la presencia de miembros de la primera Cocopa: Jaime Martínez Veloz y José Narro Céspedes, quienes han sido muy cercanos al área de influencia del ex titular de Sedeso y deberán mostrar su autonomía respecto al mismo. Llamó la atención que en su intervención en el programa radial de Ricardo Rocha del pasado 22 de noviembre, ambos manifestaron su crítica a la desaparición del programa de Las Cañadas con un énfasis tal que hace suponer una valoración positiva a su impacto.

Pero no todos los integrantes representan riesgo para la interlocución con las partes, hay casos relevantes por su voluntad negociadora y capacidad de unificar, como el del panista Felipe de Jesús Vicencio Alvarez y el de Demetrio Sodi, que representa al PRD. Vienen al caso estas observaciones si consideramos que hasta ahora la instancia de coadyuvancia ha mantenido el criterio de que todas sus decisiones deberán ser tomadas por consenso, lo que llevó a la segunda Cocopa a la parálisis, pues se concedió con ello derecho a veto a cualquiera de sus miembros. Cabe señalar que por ese mecanismo no lograron siquiera realizar un seminario sobre procesos de pacificación que algunos estuvieron promoviendo durante meses. De seguir vigente este principio, se corre el riesgo de que la Cocopa tenga una vida interna muy plena en discusiones y proyectos, y con pocos resultados.

Por otra parte, al igual que se ha señalado para el equipo político del próximo gobierno, se requiere compartir una visión integral de todo el conflicto y una estrategia que corresponda a tal valoración. Bien valdría la pena un análisis crítico de los alcances y limitaciones de esta instancia; ignoro si tiene ese enfoque la memoria que han elaborado. Entre otras cuestiones a considerar está la relativa al papel que se debe jugar en relación a las partes. En este caso, es una regla de oro no olvidar el principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal. Por ello, habría que evitar la tentación de hablar en nombre de cualquiera de las partes.

Si uno analiza las declaraciones iniciales en torno a las entrevistas que ya la instancia concertará con la PGR o con la CNDH y el equipo de transición (me resisto a creer la versión de la radio de que también buscarán a Emilio Rabasa), la pregunta que surge es sobre el contenido de las mismas y la posición que se llevará, por ejemplo, respecto a paramilitares frente a la PGR.

No es suficiente con reconocer la complejidad del proceso, hay que tener una posición sobre el mismo. Ya se cumplieron cuatro años de la suspensión del diálogo, no son los tiempos en los que ir a Chiapas a buscar al EZLN les garantizaba la entrevista con su dirigencia para sondear criterios y plantearlos luego al Presidente de la República.

Una tarea inmediata tiene que ver con el Poder Legislativo. Se ha dicho que Vicente Fox puede enviar al Congreso la iniciativa de esa instancia como un acto "propagandístico". Pues bien, ahí está otro reto: hacerse cargo de que sus partidos aprueben dicha iniciativa, porque hasta ahora una debilidad de la Cocopa ha sido su representación partidaria formal y el escaso vínculo con los diputados y senadores que integran el Congreso de la Unión.

Las otras posiciones inaplazables son las relativas al regreso del Ejército a las posiciones que tenía en enero de 1994, así como la que se refiere a evitar que se hable de amnistía general antes de que el diálogo alcance su concreción y entre en fase final de distensión, donde se tendrían que fijar las condiciones de una amnistía, los sujetos de las mismas y los mecanismos para evitar que sea sinónimo de impunidad. La Cocopa tiene el peligro de reproducir los errores de Fox al hacer planteamientos de banqueta y fuera de una estrategia integral, también tiene la gran oportunidad de contribuir a la paz con justicia y dignidad en Chiapas y en todo México.