VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť El municipio tiene un millón de habitantes
DIF: 800 mil regios viven en la pobreza; 50 mil en la miseria
Ť Monterrey, sexta ciudad en importancia económica en AL: Fortune
Jaime Avilés, enviado, Monterrey, NL, 23 de noviembre Ť En su número de octubre, la revista Fortune dijo que Monterrey es la sexta ciudad de América Latina en importancia económica por el volumen de las operaciones financieras que realiza. Pero de acuerdo con un estudio del DIF, publicado aquí en septiembre, "más de 850 mil regiomontanos viven en la pobreza" y de éstos, agrega, 50 mil están en la miseria.
La población del municipio de Monterrey asciende a poco más de un millón de personas, 85 por ciento de las cuales "subsisten en condiciones precarias", apunta el estudio, hacinadas en 161 colonias donde "un total de 182 mil 644 familias" no percibe los pregonados beneficios de la versión traspatio del sueño americano.
El municipio de Monterrey, sin embargo, no es todo Monterrey: En los ayuntamientos conurbados habitan otros dos y medio millones de regios, cuyos índices de bonanza o penuria no han sido medidos con igual exactitud, aunque en opinión de los expertos "no deben ser muy distintos". Encajan, pues, en los cálculos de Banco Mundial (informe de 1998) cuyos promedios nacionales estiman que de cada 100 mexicanos 85 enfrentan dificultades cotidianas para comer, vestirse, ganarse el pan de cada día y cuidar su salud.
De mendigos y amparos
Aunque Monterrey, a la luz de los números disponibles, es una ciudad eminente y mayoritariamente pobre, en el municipio conurbado de San Pedro Garza García, la muy exclusiva zona residencial de los multimillonarios, un decreto de ley expedido en 1999 prohíbe la mendicidad.
Esto, a Juan García Villarreal, un hombre de 60 años, inválido de ambas piernas, no le quita el sueño ni mucho menos. En una vieja silla de ruedas todas las tardes y noches pide limosna a la puerta de los Cinemas del Valle, protegido por un amparo que extendió a su favor un juzgado de la comarca.
Reacio a la entrevista, afirma: "si no fuera por este papelillo, de gusto me subieran a la granadera" (nombre que designa a las temibles camionetas de la Seguridad Pública).
Al igual que la mendicidad, en Monterrey están prohibidos los juegos de apuesta. A menudo, los diarios locales informan de redadas en las colonias populares, donde agentes policiacos armados con fusiles R-15 y chalecos antibala irrumpen en garitos clandestinos y arrestan a indefensas amas de casa, ancianos, vecinos del barrio en general que se juntan para apostar unos pesos al bingo. Esto, al magnate Carlos Hank Rhon tampoco le quita el sueño.
En un fabuloso casino llamado Caliente, que funciona amparado por varios juzgados federales, día a día, de las dos de la tarde a las dos de la mañana, miles de personas se aglomeran dentro de un salón de espesas alfombras, se acomodan en mesas circulares para ocho sillas, pagan diez, quince y hasta veinte pesos por cada cartón de lotería (impreso con números, no con figuras) y plumón en mano se disponen a tachar los guarismos que van recitando encantadoras señoritas con voz de terciopelo, al tiempo que las cifras aparecen en tres enormes pantallas electrónicas y un ejército de meseros reparte los tragos con frialdad quirúrgica.
En estos días, el premio mayor, cuyo monto se enriquece con una mínima porción de lo que pagan todos los apostadores en cada ronda, está a punto de llegar a 600 mil pesos. Se lo llevará quien llene las 18 casillas de su cartón antes que las voces de terciopelo hayan cantado 40 números. En una sala más pequeña -similar a las que existen en el Hipódromo de las Américas del DF, con un sistema de televisores conectados al galgódromo de Hank Rhon en Tijuana o a los hipódromos de Estados Unidos- se puede jugar en las carreras de perros y caballos, con una apuesta mínima de 20 pesos o dos dólares, que tal es la paridad.
400 toneladas de fe
Hace dos años, en la primera página de El Norte, la multimillonaria Iglesia de los mormones publicó una maqueta del esplendoroso templo que pensaba construir en el muy católico, panista y rico municipio de San Pedro. La nota provocó inmediatas y coléricas reacciones. La aristócrata cristiandad puso el grito en el cielo y el gobierno panista de Canales Clariond echó abajo el proyecto.
Para desagraviar al altísimo por esa inaceptable tentación ecuménica, las más influyentes familias del Grupo Monterrey idearon la contraofensiva. Con el fin de celebrar el segundo milenio de la Iglesia de Roma, decidieron edificar una cruz de 140 metros de altura "que será visible día y noche desde cualquier sitio" de la ciudad.
Datos obtenidos en el curso de una espléndida investigación por el periodista David Carrizales, corresponsal de La Jornada en estas tierras, "el costo de la monumental obra arquitectónica, denominada Cruz y Luz, requerirá por lo menos 400 toneladas de cemento, vidrio y acero, será financiado por los grandes capitanes de empresas, mientras las obras de regeneración y reforestación urbana correrán a cargo de los gobiernos estatal y municipal, que destinarán a ello un total de 50 millones de pesos".
Lo mejor del caso es que el arquitecto encargado de la macroefigie se llama Santiago Calatrava. Conocida ya vulgarmente como La Cruz de Calatrava, nombre que evoca a los nobles españoles de la época de Felipe II (y a la Inquisición que tan píamente los respaldaba con potros de tortura y hogueras de leña verde), la obra, según Canales Clariond -citado por Carrizales-, "tiene mucho más ambición: lograr el desarrollo pleno de esta comunidad, y por otra parte, que sirva de motivación e inspiración dentro del espíritu de que sí se puede crecer en nuestro entorno en calidad y belleza".
Para devorar el medio ambiente
Loma Larga, la zona donde será erigida la nostálgica Cruz de Calatrava, es parte de la notable devastación ecológica de la ciudad. Para Gilberto de la Sota, un acucioso defensor del medio ambiente, "cada vez que los políticos pretenden elogiar el espíritu emprendedor de los regiomontanos, afirman que esta urbe industrial creció a pesar del clima semidesértico y la falta de recursos naturales". Pero eso es falso.
La ciudad de Monterrey fue fundada en el valle de Santa Lucía "precisamente por la abundancia de agua, tierras fértiles y rica vegetación", explica De la Sota en diálogo con Carrizales. "A principios del siglo XX, bosques enteros que se localizaban rumbo a Saltillo fueron consumidos por las calderas de leña de las grandes empresas".
Las tierras fértiles de la zona de Mina, que 50 años atrás eran importantes productoras de caña de azúcar, también murieron de sed porque el agua fue chupada por la mancha urbana. Consciente de este deterioro, el presidente Lázaro Cárdenas creó durante su mandato el Parque Nacional Cumbres, pero éste perdió miles de hectáreas forestales de la Sierra de Chipinque, el Cerro de la Silla y el Cañón del Huajuco debido a la explotación de los fraccionamientos residenciales donde hoy los más ricos entre los ricos prohíben la pobreza por decreto y ahuyentan a los que no comparten su fe.
Para refrendar la opinión de De la Sota, en el recién estrenado Centro de las Artes hay unas imponentes fotografías de Guillermo Kalho -el papá de Frida- que fueron tomadas en 1910. Hoy, estas imágenes se exhiben dentro del área que hasta 1986 ocupaba la Fundidora de Monterrey, cuando la cerró el gobierno de Miguel de la Madrid para darle un golpe letal al combativo sindicato minero y metalúrgico, según el historiador Raúl Angel Rubio.
De la Madrid expropió el terreno y ordenó que fuera reforestado y convertido en el más importante pulmón de la ciudad. Sin embargo, los empresarios que mandan y el gobierno de Canales Clariond que los obedece torció los planes y prefirió construir una pista de coches de carrera que será inaugurada en marzo, cancelando la posibilidad de oxigenar a una ciudad que agoniza porque todas sus montañas siguen siendo saqueadas por Cemex, la impetuosa industria cementera de Lorenzo Zambrano.
Y de noche, Monteguey
Además del autódromo, dentro de los terrenos de Fundidora hay una cineteca, una pinacoteca (con obras de artistas neoleoneses, desde Ceniceros y Gerardo Cantú hasta Geroca y Sergio González), un hotel de lujo, un auditorio de usos múltiples (como todos) y un parque de natación llamado Plaza Sésamo, donde está prohibido meterse a las piscinas con "shorts de bragueta".
Esto, dice el gran cómico Pedro Rodríguez Fufito, expresa "la mojigatería de los empresarios y se ve en toda la ciudad, en los restaurantes, por ejemplo, donde los hombres no son admitidos si van en bermudas, pese a que todo el año hace muchísimo calor".
Pero la mojigatería, que es real y se palpa a cada paso, de noche se transforma en su opuesto, al menos en los abundantes tugurios donde se reúnen los pobres a beber miles y miles y miles de botellas de la Cervecería Cuauhtémoc, que amamanta a Monterrey como la loba a los fundadores de Roma.
Uno de los mayores alicientes para el fomento del futbol, me dicen periodistas amigos, es que en cada juego de los Rayados o de los Tigres, los dos equipos emblemáticos de la ciudad, la cervecería vende un millón y medio de pesos en dos horas, mientras en miles de bares y restaurantes el consumo es similar.
Pero cuando termina el futbol y se desatan las otras pasiones del alma, los pobres atestan los tugurios del centro de la ciudad, donde, asegura una revista especializada en el tema, hay más de 40 establecimientos para homosexuales y lesbianas, entre los cuales destacan El Jardín -una especie de patio carcelario donde los Jorges Negretes bailan de cachetito ostensiblemente con los Pedros Infantes- o El Océano, donde las Madonnas se besan sin temor con las Britneys Spears en un clima de absoluto respeto y tolerancia que hubiera sido imposible imaginar en esta ciudad antes de verlo sin morir o ser violado en el intento.
Toda vez que Monteguey les representa un espléndido negocio, los empresarios lo toleran y lo auspician porque es una válvula de escape de los pobres. Pero jamás permitirían este tipo de centros nocturnos para homosexuales o lesbianas ubicados más arriba en la pirámide social.
Ahora bien, que la Sultana del Norte sea considerada por Fortune la sexta capital financiera de América Latina no entusiasma ni mucho menos a los poderosos capitalistas regios. Hace un año, la misma publicación catalogó a la ciudad como la primera del continente en este aspecto. La caída tal vez pueda explicarse por un dato que ha provocado un escándalo en Wall Street: las acciones de las empresas de Alfonso Romo, que en enero se cotizaban en 18 dólares, hoy valen menos que el papel en que están impresas (Enrique Galván Ochoa dixit).