VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Debe superar su estado de derecho social, sostiene Imanol Ordorika


Demandan que la educación sea prioridad nacional

Juan Antonio Zúñiga M. Ť La educación debe dejar de ser considerada únicamente como un derecho social, y convertirse en el eje programático central de todas las políticas públicas para eliminar la desigualdad que persiste y se agrava en la sociedad mexicana, planteó Imanol Ordorika Sacristán, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM e integrante de la comisión para la reforma del PRD.

En el foro ƑQué reforma educativa necesita México?, el especialista consideró que la estrategia nacional frente a los cambios "dramáticos" que genera la globalización, en la que el problema fundamental es la desigualdad, confluye en el proceso educativo.

Este, sin embargo, presenta una paradoja: "Hoy se exige tanto del proceso educativo y la educación se encuentra en una situación dramática" y, al ser encuadrado sólo como un derecho social, es previsible que las políticas que aplique el próximo gobierno "no permitan transformarlo en el generador de la cultura democrática de la que este país carece".

Aportó algunas cifras sobre la realidad del sistema educativo nacional. Más de 35 por ciento de la población entre 4 y 24 años de edad no participa en proceso educativo alguno; 86 por ciento de los jóvenes entre 20 y 24 años no llega a la educación superior; los recursos totales destinados a la educación equivalen a 4.3 por ciento del PIB, cuando la recomendación internacional establece 8 por ciento; el gasto promedio por estudiante es en primaria de 15 pesos, en secundaria de 20 y en el bachillerato de 40, mientras en Estados Unidos se gasta 100 veces más que en México.

Indicó que en el Distrito Federal las remuneraciones al magisterio son menores en términos reales a las que se tenían al inicio del sexenio que termina.

Aunque la reorganización económica mundial no es un fenómeno nuevo, puntualizó, nunca como ahora el capital había alcanzado una movilidad que le permite al trasladar, "a una velocidad escalofriante", empresas completas de un lugar a otro en lo que en la jerga financiera se denomina "tiempo real"; es decir, casi de un teclazo de computadora.

Esto mismo ha conducido a la necesidad de generar una mano de obra altamente calificada que no depende de grandes instalaciones, y con una alta capacidad de adaptación a horarios flexibles; de tal manera que "la capacidad de un trabajador para mantenerse en un empleo, trasladarse a otro u obtenerlo, se sustenta en la educación".

Otra característica radica en la incorporación masiva de la mujer a la fuerza de trabajo, fenómeno iniciado a partir de la Segunda Guerra Mundial, pero que ha alcanzado dimensiones inéditas. Esto, precisó, ha generado cambios en la estructura familiar, y el sistema educativo debe incorporarlos como elementos básicos de la nueva realidad social.

El proceso globalizador ha impuesto la necesidad de transitar hacia un sistema democrático, pero éste no debe quedar exclusivamente en los ámbitos electorales y de representación, sino, a través de la educación, generar una cultura política en la práctica cotidiana.

Por su parte, Jesús Martín del Campo, ex dirigente magisterial y ex diputado perredista, consideró que la política educativa aplicada en el país durante los gobiernos neoliberales "profundizó las desigualdades y deficiencias del propio sistema educativo". Estimó que la disputa durante el gobierno de Vicente Fox "más que en las reformas al artículo 3o. constitucional, se dará en los contenidos educativos", como no sucedía desde los tiempos de Antonio López de Santa Anna.