VIERNES 24 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť El embajador chileno habla de la lección de México


El PRI no se va del poder tan desmantelado, dice Luis Maira

Ť Vive el país un momento estelar, define el senador Alejandro Foxley

Ť Los gobiernos deben responderle a la gente, no a Wall Street, señala

Blanche Petrich Ť Luis Maira, socialista, embajador de Chile en México, y Alejandro Foxley, demócrata cristiano, senador en su país, miran con entusiasmo el momento mexicano en vísperas de la asunción de Vicente Fox.

Ambos fueron actores en la transición política de Chile, después de los años de la dictadura pinochetista, uno como ministro de Planificación en el gobierno de Eduardo Frei, y el otro como ministro de Hacienda en los años de Patricio Aylwin.

Maira habla de la ''lección de México'' en esta coyuntura: ''Los que llegan no tienen la fuerza para imponer sus puntos de vista, no pueden colocar a la sociedad en el marco de sus concepciones, que suelen ser bastante conservadoras. Y los que se van (el PRI) no se van tan desmantelados y pueden jugar la carta de la democracia, no la de la desestabilización''.

Añade Foxley: ''Es un momento estelar; no hay que desperdiciarlo. De todos los países de América Latina, México es el que tiene mejores condiciones para tener éxito. Es su oportunidad de demostrar que puede tener una alta calidad de la política. Y si la tiene, puede en un plazo sorprendentemente breve formar parte de los países desarrollados, con un efecto de arrastre en todo el continente''.

Pero -interviene Maira- sin un viraje a rajatabla. ''Sin dramatismo''. El embajador, conocedor de México, fundador del Centro de Investigación y Desarrollo (Cide), observa que la nueva clase dirigente tendrá que hacer un equilibrio entre la transición y los procesos que vienen en la agenda tiempo atrás.

''Mi sensación es que en México, a diferencia de Chile, que tuvo una transición que fue un hachazo a partir de 1988, todo muy rápido. Aquí asistimos a una larga transformación de la economía y la política que viene desde hace por lo menos dos décadas, desde las reformas de Jesús Reyes (Heroles) en 1977''.

Ambos hablan a propósito de la presentación del libro Chile-México, dos transiciones frente a frente.

Interrogados sobre los temores que pudieran albergar algunos sectores en México por la integración de un gabinete con fuerte acento en la visión empresarial, Foxley, que fue entre 1990 y 1994 gobernador del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, advierte: ''El sector privado no puede aspirar, ni en México ni en ningún país de América Latina, a que quienes están en el gobierno hagan una ortodoxia económica dictada por operadores externos. Los gobiernos democráticos tienen que responder a la gente, no a los operadores de Wall Street''.

-Podríamos cobijar dudas sobre lo que usted llama ''calidad de la política''. Aquí hay una clase política que fue muy poderosa, que está quedando fuera del poder. ƑCómo fue en Chile esa experiencia con el desplazamiento de la clase política pinochetista?

-Tengo claro qué es lo que no debe hacerse: lo que están haciendo en los condados de Florida: el antagonismo, la descalificación, la ultrapolitización. Eso hace un enorme daño. Al final los países funcionan cuando se tiene un sentido compartido de hacia dónde va como país. La experiencia que tuvimos en Chile, con los del antiguo gobierno de la Unidad Popular y los pinochetistas, fue de no darse ni la sal ni el agua. Eso nos hizo mucho daño.

En el caso de México -toma la palabra Maira- es muy importante darle a los que se van la impresión de que no van a ser pisoteados. En el caso del PRI es importante ver con cuánto respaldo se van. (Julio María) Sanguinetti tiene una frase muy sabia: el ejercicio esencial de la transición es armonizar la impaciencia de los que llegan con el temor de los que se van. Y México no tiene un mal balance. El PRI no está destruido, tiene cerca de 40 por ciento de los votos y en las elecciones locales posteriores, independientemente de si ganó o perdió, no bajó su caudal de sufragios en Chiapas, Tabasco y Jalisco.

''Este es un buen resultado para el equilibrio del país. Si el PRI se hubiera desmoronado hoy llegaríamos a este primero de diciembre en un clima muy desordenado en la política y la economía'', dice.

-Para varios de los que en breve asumirán el nuevo gobierno, el modelo chileno, con sus esquemas de privatización, ha sido un constante punto de referencia.

Foxley responde: ''No hay un modelo chileno, hay un proceso muy prolongado hacia la democracia, que sí culminó con un éxito económico. Si algo se puede rescatar de la experiencia chilena es que la democracia es superior no sólo como sistema político, sino también como desarrollo económico y social. Si se comparan los indicadores económicos y de desarrollo de los años de Pinochet con los resultados de la era de la democracia, no hay uno solo en el que el periodo de democracia no haya sido superior''.

-ƑHasta qué punto no son estos result maira-luis-1-jpg ados parte de una continuidad de los años de pinochetismo? Porque aunque hubo una ruptura en lo político, no la hubo en la economía. ƑNo es cierto?

-Nosotros siempre planteamos buscar un equilibrio entre la continuidad y el cambio. La modernización de la economía estaba mostrando sus frutos hacia finales del gobierno de Pinochet y dijimos que íbamos a mantener ese proceso con una diferencia fundamental, que era restablecer el equilibrio con el desarrollo social, que mostraba un fuerte déficit. Fuimos conservadores en las finanzas públicas y progresistas en materia social.

-ƑCómo ven las posibilidades de México a partir de ahora?

Maira apunta: ''México (es) un país que siempre tuvo inmejorables condiciones económicas, sociales, geográficas, culturales, pero constantes recaídas, zig zag en sus indicadores sociales y económicos. Ahora parece presentarse con una perspectiva menos inquietante. Tiene una plataforma mucho mejor que muchos otros países, no por casualidad ha llegado a ser, de lejos, el líder exportador de América Latina. Pero aunque cuenta con una gran capacidad de modernización tiene un sector muy atrasado. Hay que hacer mucho más para la equidad regional''.

-ƑY cómo está la región frente a Estados Unidos, después de tantas intervenciones y transiciones?

El tema, para Maira, fue caballito de batalla en sus años de académico en México, sus años de refugio. El responde.

-En condiciones menos dramáticas. Entre 1947 y 1989, fue la política de la paranoia, de ver al enemigo de la guerra fría en cualquier propuesta diferente, por moderada que fuera. En la década de los noventa se han ensanchando notablemente los márgenes de acción de las relaciones políticas latinoamericanas, se pueden dar líneas progresistas y no son vistas como amenaza.

-ƑEs el legado de Bill Clinton?

-No, es más el cambio de era. Estados Unidos ha aprendido a ver las cosas como son. Y esto ha traído también una caída en las políticas de cooperación de Estados Unidos hacia la región. La cooperación está en cero y no va a cambiar. Ni Gore ni Bush reflexionaron jamás sobre América Latina.

-ƑEso es bueno o malo?

-Es distinto. Ha habido más cooperación horizontal entre nuestros países. Ahora mismo se van a reunir los presidentes de Argentina, Chile, Brasil y México. Son cuatro países con cierta historia y cierto peso en la vida de América Latina. Vamos a ver si son capaces de dibujar un nuevo mecanismo de cooperación de doble vía, en donde todos demos y recibamos, donde podamos hacer un intercambio de nuestras capacidades técnicas, socialicemos nuestros proyectos más logrados. Podemos asumir en conjunto tareas como la superación de la pobreza a escala continental. Tenemos ahora esta posibilidad, sin tener que ir a tocar otras puertas.