JUEVES 23 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť En 31 meses subieron $174 mil 947 millones; extranjeros controlan 70% de la banca
Alza de pasivos del IPAB triplica dinero contra la pobreza
Antonio Castellanos /I Ť Los pasivos del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), que en febrero de 1998 sumaban 552 mil 300 millones de pesos, crecieron 31.6 por ciento en 31 meses, al llegar a 727 mil 247 millones en septiembre pasado. El incremento fue de 174 mil 947 millones, suma que triplica el gasto destinado este año a combatir la pobreza, que ascendió a 52 mil 884 millones de pesos.
Se trata de una deuda que las propias autoridades del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) calculan que los contribuyentes podrían pagar en 20 años, pero no es seguro. A pesar de los recursos inyectados para el rescate, la banca comercial ha pasado prácticamente a poder de los inversionistas extranjeros, que detentan ya 70 por ciento de los activos.
Esto incluye el control mayoritario de Banco Bilbao Vizcaya, Santander Mexicano y Serfin. La tendencia es que la participación de la inversión foránea crezca en el futuro inmediato y, de acuerdo con un análisis de Mario Di Costanzo, asesor del Grupo Parlamentario del PRD, ello significa el rotundo fracaso en la estrategia del rescate bancario. Así, el gobierno de Zedillo heredará a Vicente Fox una deuda pública, sin incluir la del IPAB, de 1 billón 300 mil millones de pesos, según indicadores de la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y la Presidencia de la República.
Considerando los pasivos del IPAB que provinieron del Fobaproa y a los que ya se les destinan recursos presupuestales, la suma total de la deuda pública supera los 2 billones de pesos. De ahí la recomendación de consultoras como Standard and Poor's y Bursamétrica, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de que sea reconocida como deuda pública para bajar los costos y las tasas de interés.
En todo este proceso que va del Fobaproa al IPAB se registra una serie de operaciones que no satisfacen a algunos analistas del sector privado y de los partidos de oposición. Entre ellas destaca la que se calificó como el remate del Grupo Financiero Serfin en 14 mil 650 millones de pesos, después de que el gobierno federal le inyectó recursos fiscales por 123 mil millones de pesos para sacarlo de la crisis que enfrentó por operaciones irregulares, que incluyeron autopréstamos de los ejecutivos del grupo.
Sólo de enero a septiembre del presente año, se destinaron más de 36 mil millones de pesos para cubrir el costo del rescate bancario. Para la totalidad del servicio de la deuda interna el gobierno federal erogó recursos por más de 95 mil millones de pesos, y eso es precisamente lo que podría reducirse si los pasivos del IPAB se consideran como deuda pública.
En el balance hay una cosa clara: hay una banca rescatada, sin resultados para la sociedad, porque no hay créditos para la industria y el comercio, y tampoco para los particulares. El resumen, de cara a los indicadores macroeconómicos que festejan las autoridades, es: desempleo, pobreza, ausencia de crédito, alto costo para los contribuyentes de un rescate de la banca que ha sido ineficiente y que ha tenido que abrir sus puertas al capital foráneo para fortalecerse.