MIERCOLES 22 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Astillero Ť
Ť Julio Hernández López Ť
Fue un velorio desairado, con dolientes más bien interesados en la develación de improbables herencias y en el desahogo de pleitos que tienen pendientes. En el vecindario casi nadie se dio cuenta o se quiso dar por enterado: fue un asunto de pocos, como pocos fueron siempre quienes participaron en los menesteres de esa familia llamada revolucionaria. Quien debería ser el principal damnificado, en cuanto jefe de gobierno y de partido, no mostró mayor agudeza funeraria que el envío de un tradicional ramo de flores al pie de la lápida histórica del cementerio llamado Plaza de la Revolución, cual lo podría hacer cualquier personaje distante (sanamente distante) con ayuda de alguna fría (tecnocrática) oficina de relaciones públicas de cualquier empresa multinacional de medio pelo (gesto floral de cortesía que los deudos, cegados por la ira electoral, por el futuro cancelado, convirtieron, en algunos casos, ya en la casa familiar de Insurgentes Norte, en rechiflas tan envalentonadas como cerca de cerrar está el sexenio, cuando se abre la tradicional caza de la apreciada especie llamada ex presidente culpable). El matador (en el sentido taurino, futbolístico y forense) de ese sistema político ni siquiera guardó piadoso silencio, sino que, a pesar de estar descansando en su hacienda guanajuatense, creyó oportuno hacer leña del árbol priísta caído y dejó caer el hacha de su verbo sobre los restos tricolores.
El triste adiós
Ni siquiera tendrán mucho tiempo los adoloridos para llantos y lamentos, pues ya está encima la urgencia de decidir quién administrara los fondos heredados, por pocos que les parezcan. Los Pinos, que antes les marcaba hasta el ritmo de la respiración, ahora no les deja ni siquiera un albacea o un plan financiero de largo plazo que les permita sobrellevar la época de las vacas (las urnas, pero, sobre todo, la presupuestación del dinero público) flacas. Se habla del oaxaqueño Diódoro Carrasco como un probable administrador de la crisis perdurable. Estarían varios gobernadores en su favor, siendo su voto, como es, el nuevo sucesor (diversificado, descentralizado) del dedo antes unipersonal. Gobernadores que no meterían las manos al fuego por Ernesto Zedillo ni por Francisco Labastida, pero que tampoco desean dejarle el camino abierto a Roberto Madrazo Pintado y su costal de mañas prehistóricas, bananeras. Gobernadores (Los Pinos dividido en 20 cachitos) que estarían, en su mayoría, en favor de que siga como presidenta del partido la yucateca Dulce María Sauri, sobreviviente, en un primer tramo, el de campaña, de madrugadoras vanidades yuppies, y, en el segundo, el reciente, de noches de cuchillos largos. El plan de los nuevos dedos mandantes (en versión reducida, y no necesariamente corregida) es que Sauri siga al frente del Comité Nacional, que convoque a una asamblea nacional (si no se puede más tarde, en marzo) y que entregue el poder a alguien electo de la manera menos peligrosa para los intereses de la cúpula que se ha hecho cargo del negocio a la muerte de El último don.
Cruz de plata contra el pecho del vampiro
No parece haber indicios sensatos de que el difunto pueda resucitar. Al menos no en el mediano plazo, aunque fieles hay que creen en que al tercer día (electoral, es decir, en el 2012) podría volver al mundo de los vivos. Esfuerzos de rehabilitación como los de Jalisco han sido rápidamente apagados en la que, acaso, será la última concertacesión del régimen septuagenario. Jorge Arana Arana, a cambio de aceptar que ha sido derrotado, apenas recibió una modesta designación como orador en la ceremonia priísta de conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, ceremonia ésta histórica, no por otra cosa, sino porque el presidente presuntamente priísta ya no asistió (aunque sí su gabinete tecnocrático, nada priísta, más bien conservador, cuasi Ƒcuasi? foxista, encabezado por Emiliano Gurría y Pancho Téllez), y porque, por primera vez, hubo esa valentía posdatada, de la que ya se habló, de algunos militantes del partido que alguna vez fue aplanadora al gritarle traidor y vendido al ausente presidente Zedillo.
Los "nuevos valores"
De cualquier manera, por si el cadáver osara desafiar las leyes de la vida, el propio presidente electo lanzó paletadas de tierra sobre el ataúd. Fox dice que duerme como santo niño y que está contentísimo con el gabinetazo o equipazo que habrá de designar, de tal manera que tiene ánimo y tiempo para verificar que los clavos del estuche mortuorio estén bien remachados.
Dijo el hombre que envió al PRI a la fosa (cuando menos por un sexenio): "Hay postulados de la Revolución que son valores universales, que estarán siempre presentes y con los cuales siempre trabajaremos. Los falsos postulados y valores que explotó un sistema político por mucho tiempo, esos quedan en la historia, en el pasado, en el siglo XX; nosotros nos vamos a mover al XXI, con valores de hoy, actualizados, de trabajo, disciplina, solidaridad, de amor a la patria, de ética y moralidad, de impulso a la formación de capital humano. Hoy, los valores del siglo XXI van a ser nuestra bandera para que en nuestro país vuelva a haber vigencia real de estos valores". Los falsos valores, explicó, según nota de Juan Manuel Venegas publicada en La Jornada, "los cuentos que nos recetaron a todos los mexicanos durante 71 años".
Valores de hoy, dijo, actualizados, tal vez como Estado financiero que incluya depreciaciones contables y activos revaluados. Valores que contemplan, en especial, "la formación de capital humano", no la justicia social o paparruchas parecidas, como quedó demostrado en la pretensión fallida de Fox de cambiar la Secretaría de Desarrrollo Social por la de "desarrollo humano": las personas valen por sí mismas y en su circunstancia individual, no como grupo, clase o alguna otra categoría, a la que Pro Vida, en simplifación aberrante, calificaría de marxistoide, pro abortista y atea.
Individuos con alto sentido del valor humano individual, y con poca o nula sensibilidad social, serán designados hoy como altos funcionarios del gabinetazo. Resultaría ocioso abundar aquí en los historiales pertenecientes a los individuos más mencionados como posibles acompañantes de Fox en su difícil tarea. Ya que hoy se divulgarán sus nombres, habrá que esperar a conocerlos para comentar en firme.
Apúntese tan sólo el hecho innegable de que la extrema derecha, los grupos conservadores, las influencias de la elite católica más tradicionalista, las filosofías asistenciales, de caridad, dominan en la mayoría de los casos hasta ahora conocidos.
Las nuevas batallas de Andrés Manuel
Otro gabinete, que no gabinetazo, está ya a la vista. Andrés Manuel López Obrador ha diseñado un equipo de trabajo que a los ojos de algunos pareciera menor para los retos que enfrentará. El tabasqueño ha vivido largos meses en litigio con un segmento de izquierda que ahora le critica mucho de cuanto hace. Las causas de esa discordia son varias, sobre todo las relacionadas con la sorda batalla que libra con Cuauhtémoc Cárdenas por el control del aparato partidista (que ya controla López Obrador, por la vía de Amalia García) y por el proyecto futuro del propio PRD, o lo que de él quede. El propio jefe electo del Gobierno capitalino ha contribuido a ensombrecer su entorno con el silencio prolongado, y para algunos inexplicable, que ha sostenido desde las elecciones de julio, y que, según los entendidos, trataría de marcar distancias con la locuacidad de Fox y con las maniobras de Cárdenas para promover una vía "ciudadana" alejada del PRD, acaso con pretensiones de sustitución.
Ayer, sin embargo, Andrés Manuel ha vuelto a empuñar la lanza guerrera, al advertir, en entrevista radiofónica con Ricardo Rocha, en Detrás de la Noticia, que estaría dispuesto a recurrir a la movilización ciudadana si el presidente Fox le recorta el presupuesto de este año o si mantiene políticas que agravien al pueblo, como los polémicos impuestos a las medicinas.
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