Ť El presidente reservó el comentario personal a cada uno de los galardonados
Silenciosa entrega de los Premios Nacionales del Deporte
Ť La distinción es un incentivo para trabajar más duro hacia Atenas 2004: Noé Hernández
Rosalía A. Villanueva Ť Al entregar los Premios Nacionales del Deporte 2000 a los cuatro medallistas olímpicos, Soraya Jiménez, Noé Hernández, Joel Sánchez y Cristian Bejarano, y al entrenador Vicente Torres, el presidente Ernesto Zedillo, evitó el discurso tradicional y guardó el comentario personal para cada uno de los galardonados, donde la halterista robó la atención de algunos secretarios de Estado, y la jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles, quienes rompieron con el protocolo e hicieron fila para saludarla y desearle buen éxito rumbo Atenas 2004.
Luego de tomarse la foto oficial con los premiados, quienes felices mostraban sus cheques de 230 mil pesos y una medalla que otorgaba el saliente gobernante priísta, Ernesto Zedillo, acompañado de su esposa Nilda Patricia Velazco, emprendía la partida aprovechando en el camino saludar y despedirse de los deportistas, a los que "les dio su apoyo decidido durante estos seis años de gobierno, y que dieron frutos'', expresaría en su discurso el titular de Conade, Ivar Sisniega Campbell.
Al acercarse a Soraya, Zedillo le preguntó cómo evolucionaba su operación (de la rodilla derecha y el tobillo izquierdo), a lo que la pesista, vestida de chamarra y pants negros ?como el resto de sus compañeros?, respondió que a partir de mañana (hoy) se integraría a los entrenamientos.
?Hazle caso a tu médico, le sugirió Zedillo.
?Estamos cumpliendo con todo al pie de la letra ?devolvió la campeona olímpica.
?¡Qué bueno, Soraya! Eso quiere decir que estás lista para el próximo ciclo (olímpico).
?Sí, señor, para allá vamos.
Frente a ellos, bien formaditos y con sus nombres en un círculo blanco bajo sus pies, los hombres del Presidente charlaban. Unos levantaban las manos como si estuvieran cargando pesas y otros se tocaban el conejo como midiendo su fuerza para despedirse de la musculosa Soraya.
La voz fuerte de Rosario Robles, se distinguió, entre la hilera de secretarios. "Cuídate mucho, Soraya''. La pesista, muda de la impresión, agradecía con sonrisas, el gesto. Luis Téllez, de Energía, y Carlos Ruiz Sacristán, de Comunicaciones, esperaban impacientes, y cuando les tocó su turno, no supieron qué decirle.
A Noé, el marchista subcampeón, Zedillo le pidió que siguiera por el mismo camino y que no flaqueara por alcanzar la medalla de oro en Atenas. "Yo le dije que el Premio es un estímulo para trabajar y que no me voy a echar atrás'', comentó el de Chimalhuacán, quien llevó a sus papás y su novia, pero olvidó invitar a su entrenador Pedro Aroche, quien fue el último en ingresar a Palacio Nacional con la acreditación del presidente de la Federación Mexicana de Atletismo, Antonio Villanueva, para felicitar a su pupilo.
A los medallistas de bronce, Joel (caminata) y Cristian (boxeo), el mandatario les deseó lo mejor en sus carreras deportivas, aunque el segundo, manifestó que todavía no decide si continuará en el amateurismo o se hará profesional, pues ha recibido dos buenas ofertas "con mucho dinero, y eso tienta a cualquiera''.
De los invitados especiales, Zedillo reconoció al ex campeón mundial de caminata, Martín Bermúdez, y le presentó a sus hijos Ernesto y Emiliano. La presencia del responsable del deporte capitalino de Acción Nacional levantó suspicacias y aunque su nombre no suena en la terna deportiva del equipo foxista, nadie lo descarta para ocupar un puesto en el próximo gobierno federal.