DOMINGO 19 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Ataques de gobierno y CTM, parte de su historia


Cumple el FAT 40 años de lucha por la libertad sindical

Ť La central obrera confía en ganar espacios tras la caída del PRI

Ť Los trabajadores deben tener una representación auténtica: Luján

Fabiola Martínez Ť El Frente Auténtico del Trabajo (FAT), central obrera independiente, cumplió 40 años. Cuatro décadas con un objetivo declarado: luchar por la democracia y la libertad sindical, aunque en la mayoría de los casos esta aspiración ha sido sinónimo de enfrentamientos con patrones, gobierno y sindicatos "charros".

Los actuales dirigentes del FAT explican que "formar gente para la democracia y la justicia" no es tarea fácil, pues los gobiernos priístas vieron en el control de los trabajadores un asunto de "seguridad de Estado", es decir, permitir que los obreros eligieran libremente a sus representantes significaba perder no sólo el control sobre ellos, sino el control político en el país.

El FAT, que en el transcurso de su historia ha sido calificado de "comunista" y "vende patrias", por defender a los trabajadores en un proyecto de lucha clasista, nació en octubre de 1960, impulsado por un grupo de obreros inspirados en los valores y principios del humanismo cristiano.

También llamado socialcristianismo, esta filosofía recoge los conceptos de la encíclica papal de 1958, la cual plantea como objetivo primordial la dignidad del trabajo y que aquellos que viven de su mano de obra puedan organizarse para defender sus derechos de una manera libre y autónoma.

El proyecto del FAT va tomando forma a partir de ese año con el abierto apoyo de la Confederación Mundial de Trabajo y su regional en Latinoamérica (CLAT), pero también al calor de importantes movimientos nacionales como los de ferrocarrileros, maestros, petroleros transitorios y médicos.

Con el control casi absoluto que ejercía la Confederación de Trabajadores de México (CTM), particularmente en las ramas de industria, miles de obreros vieron en el FAT una forma más conveniente de negociar sus contratos colectivos y de elegir libremente a sus representantes.

Ganando terreno

El FAT fue dirigido en su primera etapa por Pablo Marín, Nicolás Medina, Alfredo Domínguez, Antonio Velázquez, Víctor Quiroga, Filiberto Sánchez y José Merced González, entre otros obreros de base de fábricas asentadas en el corredor industrial del Bajío y en entidades norteñas.

En ese lapso, el frente registra un crecimiento "espectacular" al arrebatarle a la CTM y a la CROM importantes contratos colectivos de las ramas del calzado, refresquera, confección, automotriz, textil y metalmecánica. Además, logró la rápida afiliación de trabajadores no asalariados, uniones de campesinos y cooperativas de ahorro y crédito.

La única explicación que encuentran los actuales coordinadores del FAT respecto a su avance en terrenos dominados por los "sindicatos charros" es sencilla: "Los agarramos desprevenidos a ellos y al gobierno, porque creían que era inofensivo aquel grupo de trabajadores pacifistas e inspirados en el humanismo cristiano".

Sin embargo, en la década de los 70, cuando los empresarios se dan cuenta que resulta más fácil y barato negociar un contrato colectivo con una central oficialista o con un sindicato "fantasma" (firmantes de los contratos de protección), el sector patronal, el gobierno y la propia CTM inician el embate frontal contra el FAT.

El principal ataque, como hasta ahora, ha sido el despido de aquellos trabajadores que manifestan una opinión distinta y que tratan de organizar a sus compañeros para la defensa de sus derechos. La ofensiva del gobierno, patrones y sindicatos oficiales se fundó también en una campaña de ataques en el sentido de que esta central estaba "controlada por intereses extranjeros".

Fue entonces cuando se registraron los primeros casos de represión contra el FAT, pues en corto plazo esta central era ya una referencia ideológica y organizativa en aras de un sindicalismo auténtico, democrático y honesto.

"Esta central fue colocada en la mira de la represión por parte del gobierno y de un cierto sector patronal, pues veían en este tipo de organizaciones el peligro para la continuación del contubernio y el charrismo sindical", explica José Patrocinio Caudillo, del Centro de Promoción Social, asociación dirigida por uno de los fundadores del FAT, José Merced González.

En los 40 años de historia del FAT destaca la huelga que encabezaron los 800 obreros de Spicer en 1975. Aquí, los trabajadores enfrentaron a una poderosa empresa trasnacional, a las autoridades del trabajo y a los sindicatos oficiales.

Bertha Luján, coordinadora actual del FAT, señala en entrevista que el común denominador de las luchas del organismo es enfrentarse con aparatos de control y con un sistema político que plantea la democracia sindical como un tema de seguridad de Estado. En tanto, agrega, nos topamos con empresarios que consideran que la mejor organización de los trabajadores es la que no existe o la que está controlada.

Esta central obrera confía en recuperar espacios para la promoción de la democracia y la educación sindical, tras la derrota del PRI y el eventual desmantelamiento del corporativismo.

-Carlos Abascal, encargado de asuntos laborales en el equipo de transición de Vicente Fox, afirma que es necesario dejar a un lado la lucha de clases porque sólo lleva al enfrentamiento, Ƒcuál es su opinión?

-Es necesario regresar a los trabajadores la posibilidad de la defensa legítima de sus intereses. El equilibrio de capital y trabajo sólo puede lograrse a partir de una representación auténtica. La lucha de clases existe porque hay intereses diferentes entre trabajadores y empresarios. Este conflicto no se debe resolver por la vía armada o violenta sino a través de una negociación legítima, con representantes auténticos.