SABADO 18 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Katherine Harris, parte de la batalla política


La democracia, en manos de una funcionaria que baila como pollo

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 17 de noviembre Ť Katherine Harris, una talentosa millonaria que gusta de bailar como pollo, acusada de aprovechar su puesto para fines personales, investigada por corrupción en sus comicios y aspirante a ocupar un lugar en el Senado podría tener el destino de la democracia estadunidense en sus manos.

Harris es la secretaria de estado de Florida, máxima autoridad electoral en la entidad. Hasta el último momento, estaba lista para anunciar que el próximo presidente de Estados Unidos sería el candidato de su partido: George W. Bush.

Después de una semana de maniobras políticas de cada bando en esta aún indecisa elección, Harris parecía haber logrado bailar tan bien que estaba por certificar los resultados de Florida, y así definir el resultado nacional. Ahora, su momento de gloria está en suspenso, ya que la Suprema Corte de Florida ordenó hoy a la funcionaria no certificar los resultados hasta después de que la Corte escuche argumentos sobre el recuento, el lunes.

Este sábado, al mediodía, Harris no podrá certificar los resultados como era su intención, pero ha dicho que ella anunciará el resultado de la elección en Florida. Ella esperaba anunciar la decisión final de 100 millones de electores nacionales que participaron en los comicios de hace más de una semana.

Como secretaria de estado, Harris es, por ley, la encargada de certificar el resultado final. Pero ella no es una funcionaria independiente ni desinteresada; ocupa un puesto de elección popular, es republicana, fue copresidenta del comité de campana de Bush en Florida, es íntima amiga de Jeb Bush, gobernador del estado y hermano del candidato republicano a la presidencia, y es heredera de una fortuna de la industria de cítricos.

Esta intérprete de la democracia conoce bien el sistema que defiende. Ha utilizado su puesto como secretaria de Estado como escalón para preparar su campaña electoral para llegar al Senado de Estados Unidos dentro de dos años.

Según un perfil publicado por el diario The Washington Post, Harris ha viajado, a costa del erario, a Barbados, Brasil y, más recientemente, a las Olimpiadas de Australia, todo bajo la justificación de examinar procedimientos electorales.

Las credenciales de Harris como experta en elecciones no son extensas. Pero sí tiene experiencia personal en torno a asuntos fundamentales como el fraude. Cuando ella era candidata al Senado estatal en 1994, cinco personas acabaron declarándose culpables de recaudar contribuciones ilegales a la campana de Harris, y aunque ella no fue culpada, su director de campaña fue nombrado como un ''conspirador no acusado''.

Unos años antes, cuando acababa de divorciarse, Harris trabajó en un antro en Sarasota, Florida, donde la ''artista'' era la encargada de animar a los clientes para que bailaran como pollos, según informó esta semana el periódico Daily News. Con este talento, Harris ahora esta haciendo una danza política para el primo bailarín republicano Bush.

Si al final gana Bush, ella contempla un futuro muy prometedor. Si pierde, señala el analista político Bill Schneider, podrá regresar a bailar como un pollo.