SABADO 18 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Las negociaciones se hicieron a espalda de la sociedad civil, dicen activistas
Demandan ONG revisar acuerdo con UE
Ť La redacción y el contenido del documento, idénticos a los del TLCAN; riesgo de que se repita el
saldo negativo de éste Ť La cláusula democrática mereció tres líneas en 6 mil cuartillas
Fabiola Martínez Ť Representantes de organizaciones no gubernamentales solicitaron al gobierno mexicano la revisión de los capítulos de concertación política y cooperación del acuerdo con la Unión Europea.
En un taller de análisis convocado por Causa Ciudadana, Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC), Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, Instituto de Estudios de la Revolución Democrática (IERD) y Equipo Pueblo, entre otras asociaciones, los activistas advirtieron que la redacción y el contenido del acuerdo con la UE son idénticos, en aspectos sustanciales, al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual ha traído ''innumerables saldos negativos para nuestro país''.
Ante Manuel López Blanco, embajador de la delegación de la Comunidad Europea en México, y Gilles Bienvenout, consejero de la embajada de Francia en México, Alberto Arroyo Picard, investigador de la UAM e integrante de la RMALC, dijo que la forma en que se negoció el acuerdo fue de exclusión, es decir, no se realizaron consultas entre la sociedad civil y mucho menos se ''reglamentó'' el aspecto social del mismo.
Preocupa la cláusula democrática
La llamada cláusula democrática es frecuentemente mencionada por las organizaciones no gubernamentales como un elemento imprescindible para cualquier negociación internacional, particularmente entre países con distintos niveles de desarrollo.
Sin embargo, en el caso específico del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación entre el país y la Unión Europea, esta cláusula -que a la letra dice: ''el respeto a los principios democráticos y a los derechos humanos fundamentales inspira las políticas internas e internacionales de las partes y constituye un elemento esencial del presente acuerdo"- sólo mereció tres líneas en 6 mil páginas del pacto.
Los representantes de las organizaciones convocantes subrayaron la necesidad de discutir los mecanismos jurídicos que podrían dar operatividad a la cláusula democrática y, a partir de ahí, buscar en la ''renegociación'' de apartados específicos en materia económica.
Argumentan que no se puede hablar de democracia si desde el proceso de negociación del acuerdo no se tomaron en cuenta las propuestas de la sociedad civil ni mucho menos las necesidades de la población: indígenas, campesinos, pequeños empresarios, trabajadores y, en general, en quienes finalmente recaerá el costo de los compromisos económicos con la UE.
Al respecto, Bienvenout argumentó que la cláusula democrática incluida en el acuerdo en cuestión se aplica como regla en todas las negociaciones de la UE con otros países, y que el objetivo de los firmantes no es dictar normas en materia de derechos humanos.
Manifestó sorpresa por las críticas de ONG al acuerdo comercial con la Unión Europea, aun cuando éste representa apenas ''10 o 12 por ciento del intercambio comercial de su país con el exterior''.
El embajador López Blanco dijo que en el proceso de negociación del acuerdo se realizaron las consultas necesarias con base en la ''decisión de los legisladores de dos partidos (PRI y PAN) que representan, por lo menos, a 70 u 80 por ciento de la población''. Por ello, aseveró, ''el tratado en referencia tiene legitimidad democrática... Además, ni en Europa ni en México el acuerdo ha sido sometido a un referendo''.
En su participación, el ex senador perredista Jorge Calderón, también coordinador del IERD, defendió la crítica de las organizaciones no gubernamentales hacia los tratados comerciales de este tipo. Al igual que otros representantes que participaron en el taller, dejó en claro que no se oponen a la apertura comercial, ''pero creemos que no hubo voluntad política para que la cláusula democrática fuera más importante''.
Arroyo Picard rechazó que se limite la discusión de este tema entre ''buenos y malos, globalifóbicos y globalifílicos"; lo único que queremos es un acuerdo en condiciones más equitativas para nuestro país y por ello exigimos nuevamente a los gobiernos y parlamentos de las partes firmantes que se establezca una verdadera consulta y diálogo con la sociedad civil, porque la forma actual del tratado ''alerta de los mismos efectos negativos del TLC con Estados Unidos y Canadá''.